S車lo Benzema quiere la Liga
Otros dos goles del franc谷s salvan al Madrid en un partido tost車n en el que estuvo a punto de tirar la toalla. Volvieron Ramos y Hazard. El Elche se hundi車 al final.
Qued車 claro el mensaje: el Madrid vio la Liga en Marte. Hasta el Perseverance puede aportar pruebas irrebatibles de ello. Pareci車 que la Liga pasaba a ser esa molestia que hay entre un partido y otro de Champions. El reloj biol車gico del Madrid marca horario europeo y parece imposible luchar contra ello. Empezando por Zidane, que volvi車 a una rotaci車n moderada y estuvo a punto de encontrarse un pinchazo extremo. Sin Kroos ni Modric no puede salir ni a comprar el pan. Y menos a迆n sin Benzema, que con dos goles en los postres hizo una declaraci車n jurada de que 谷l a迆n cree en esto. El empate del Atl谷tico, unas horas despu谷s, le dio la raz車n.
El partido no ten赤a una venta inseparable de la Champions, la casa cuartel del Madrid en las buenas y en las regulares tirando a malas como la que nos ocupa. La inminente llegada del Atalanta y los retrasos acumulados en la Liga, con pinta de irrecuperables, explicaron bien el once de Zidane. Nacho, de tercer central, y Lucas V芍zquez, de extremo-lateral, para restablecer el orden natural de las cosas. Quiz芍 veamos lo mismo el martes. Asensio, en el banquillo, despu谷s de haber dejado escapar hasta los cercan赤as, y Vinicius, en el campo, dando cabezazos en su techo de cristal. Kroos y Modric, en conserva, por veteranos y por valiosos. En un equipo sin herederos, siguen siendo los peces gordos. Y Ramos, en el campo desde el minuto 1 para que la final de la semana le pille sobre aviso. Hay jugadores que no admiten ni un chupito de mimos赤n. En cualquier caso, Zidane nada ahora en la abundancia tras semanas en que, por las lesiones, se vio tentado de sentar en el banquillo hasta al conductor del autocar.
Escrib芍, que afronta tres partidos en poco m芍s de una semana, tampoco hizo cuentas. Puso a los once de su cuerda, los que le hab赤an dado dos victorias en cuatro partidos, incluida su pareja argentina en punta. A estas alturas no hay partidos de tu liga y de la de otros. Es obligado dispararle a todo. Su fuerte es juntar l赤neas, reducir mucho la superficie 迆til, negar espacios.
Un error repetido
El Madrid se lo tom車 como partido puente y no como partido trampa, frontera a veces dif赤cil de apreciar. El plan de Zidane, escaldado en fracasos en partidos as赤, era abrir ventanas en los costados con Lucas y Mendy, desinhibidos por una zaga con tres centrales. Pero todo se qued車 en el casi. A las revoluciones a las que circula el Madrid en partidos de poco calado apenas crea alboroto. Juega al pie, conduce mucho, marea poco al rival y tampoco recupera pronto, virtud que despeja mucho el camino en encuentros herm谷ticos. As赤 quema minutos sin resultar una amenaza, va perdiendo inter谷s por el partido y levanta a un adversario al que el tiempo le crea la convicci車n de que lo imposible al principio se vuelve muy posible al final. Pregunten al C芍diz, al Alav谷s...
S車lo Vinicius le puso cierto color a la primera mitad, pese a que sus posibilidades son directamente proporcionales al espacio que le dan los partidos. Pero, puestos a elegir, siempre es mejor tener un jugador r芍pido, porque la velocidad es la 迆nica capacidad del f迆tbol que no se estrena. De un esprint suyo lleg車 la mejor oportunidad del Madrid en la primera mitad. Puso a Benzema frente a Bad赤a, pero el franc谷s remat車 mal sobre la marcha con la izquierda. A Vinicius le persiguen su mala definici車n y algunos goles para el club de la comedia, pero es m芍s de lo que Zidane ha querido hacer ver con sus alineaciones.
Siempre Benzema
El resto no pareci車 tener la cabeza en el partido durante muchos minutos. Confundi車 la capacidad con la determinaci車n y una no funciona sin la otra. Y el Elche se fue al descanso sin un rasgu?o. Sin duda esperaba una atm車sfera m芍s agobiante.
La segunda mitad traer赤a enredos y sorpresas. En cinco minutos, Figueroa V芍zquez le quit車 un penalti a cada equipo: disfraz車 un agarr車n a Ramos de falta del central y se invent車 un fuera de juego para obviar una entrada por detr芍s del propio Ramos a Carrillo. La bronca qued車 ahogada por el gol de Dani Calvo, en cabezazo a la salida de un c車rner. Hasta en eso, que es uno de sus fuertes, anduvo dormido el Madrid.
La entrada de urgencia de Modric y Kroos prob車 el vac赤o que existe tras ellos. Lo suyo es un desmentido al himno del club: veteranos sin noveles. El primer centro templado del croata lo mand車 Benzema a la red con un cabezazo en el segundo palo. Tambi谷n trajo un nuevo impulso Rodrygo cuando en el Wanda fue una amenaza fantasma. A esa carga de la verg邦enza torera se sum車 Hazard, la megaestrella cuyos d赤as de baja se cuentan por cientos y cuyos goles caben en los dedos de una mano.
El final, como tantos, describi車 a un Madrid con m芍s prisas que ideas, con Casemiro metiendo su cabeza en esa lluvia desesperada de centros, con Modric intentando pasar a limpio el juego de un equipo rendido. Pero el partido no se resolvi車 a la brava, sino por la v赤a de la ciencia, con un zurdazo de alta precisi車n de Benzema. Siempre Benzema. S車lo Benzema. La gloria del franc谷s es el drama del Madrid.