Antes de Sud¨¢frica, Casillas levant¨® en 1996 su primer Mundial y fue con el Cadete del Madrid. En Bolivia, ante 30.000 espectadores. Mientras Iker se convert¨ªa en leyenda, algunos de sus compa?eros se dedicaron al taxi, los seguros y hasta a regentar un estanco. A¨²n hoy son amigos y mantienen un grupo de Whatsapp... Esta es su historia y la de aquella aventura.
Iker Casillas estaba bicheando a mediados de mayo entre sus fotos vintage y se le ocurri¨® subir una en concreto a Twitter. Lo avis¨® en un grupo de Whatsapp muy especial, el que mantiene con los canteranos madridistas de su quinta, Los del 81. "?Lo pasamos en grande esas dos semanas!", tuite¨® el portero, posteando una imagen en la que se puede ver a diecis¨¦is ni?os vestidos del Madrid, entre ellos, el propio Iker, con 14 a?os y esa seguridad en la mirada que despu¨¦s casi patentar¨ªa. Casillas hab¨ªa levantado la liebre para contar una historia apenas contada y de la que apenas queda rastro, tampoco en lo m¨¢s profundo de las hemerotecas. Su primer Mundial, antes que Sud¨¢frica, antes que aquel Sub-20 en Nigeria... fue el Mundialito de Cadetes de Bolivia. O su nombre oficial, el 'Mundialito de la Paz y la Unidad' organizado por la prestigiosa Academia Tahuichi en Santa Cruz de la Sierra, a 852 kil¨®metros de La Paz y con rivales como el Flamengo brasile?o, el Colo Colo chileno y el Brondby dan¨¦s. All¨ª, en el altiplano, empez¨® a edificarse parte de lo que ser¨ªa despu¨¦s el fen¨®meno Casillas y se establec¨ªa un v¨ªnculo de camarader¨ªa entre ni?os que a¨²n perdura casi un cuarto de siglo despu¨¦s. Los del 81.
Era enero de 1996, la organizaci¨®n hab¨ªa mandado meses antes una carta de invitaci¨®n al Real Madrid para un torneo que ten¨ªa el cariz de Mundial de Clubes no oficial. El club blanco decidi¨® ir con todo y seleccion¨® a sus mejores futbolistas Sub-15. Iker, Aganzo, Corona, Mi?ambres... Nombres conocidos para el aficionado porque terminar¨ªan desplegando su f¨²tbol bajo los focos de la ¨¦lite, tan seductora como resbaladiza. Otros se quedar¨ªan luego por el camino pedregoso de las categor¨ªas no profesionales y unos pocos m¨¢s ni siquiera se pudieron dar ese gustazo. Estrellas en la Selecci¨®n y en Primera, obreros del sacrificado f¨²tbol de Tercera, taxistas, aspirantes a entrenadores, empleados de notar¨ªas, profesores de actividades l¨²dicas y empresarios de la noche en Miami; glamour, retiradas prematuras y una amistad que a¨²n perdura tantos a?os despu¨¦s. Todas las caras, buenas, malas y regulares, de este bendito deporte. Un v¨ªnculo com¨²n, aquellas dos semanas bolivianas que dec¨ªa Casillas. "?ramos un equipazo, con may¨²sculas", coinciden los protagonistas. Una camada para reivindicar. "Estaba yo jugando con el Valladolid en Primera y me pidieron ir a hablar a la residencia de las Promesas", recuerda para AS uno de ellos, Capdevila. "Me tocaba darles una charla despu¨¦s de que les proyectaran el famoso documental Generaci¨®n Casillas de 'Informe Robinson', pero mientras lo ve¨ªa, todo el rato pensaba para m¨ª que aquella no fue su generaci¨®n, se basaba en el equipo con el que Iker estaba en el Real Madrid C, pero antes que eso estuvimos nosotros...". Todo empez¨® en la Generaci¨®n Bolivia, en aquel Mundialito. Esta es su historia...
15 de enero de 1996. Aparecen en Barajas vestidos del Madrid y con su maleta Iker Casillas, Javier Escudero, Juanjo Mu?oz, V¨ªctor Fernando Miguel, Jorge Portillo, ?scar Mi?ambres, Miguel ?ngel Garc¨ªa 'Corona', Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Capdevila, Alberto Garc¨ªa Valera, Javi L¨®pez, Gerardo Berodia, David Aganzo, Edu Benito, Manu Herrera, ?scar Solana y Alejandro G¨®mez. Un equipo que hab¨ªa ganado, en su mayor¨ªa, la Nike Cup infantil. En todo el a?o no hab¨ªa perdido ni un solo partido. Comandando la expedici¨®n iba todo un Dream Team de maestros de La F¨¢brica blanca. Antonio Mezquita y su mano derecha para la log¨ªstica, Vicente Ru¨ªz Calder¨®n, el delegado de delegados. Dos instituciones. En el banquillo, otra, Rafa L¨®pez, durante treinta a?os jefe de las pruebas de acceso al Madrid. Completaban el staff el doctor Manuel Benedicto y el utilero Juan Carlos L¨®pez-Escribano. Casi segundos padres, porque ten¨ªan que hacerse cargo de un grupo de adolescentes sobreexcitados por la primera gran aventura de sus carreras. El f¨²tbol a¨²n filtrado por los ojos de la inocencia. "No ten¨ªamos agentes, ni tel¨¦fonos m¨®viles, la mayor¨ªa nunca hab¨ªa estado tanto tiempo sin nuestros padres y nos salt¨¢bamos el instituto durante quince d¨ªas ?ten¨ªamos claro que nos lo ¨ªbamos a pasar de puta madre!", dice ri¨¦ndose Escudero. Alguno, caso de Capdevila, era un reci¨¦n fichado. Como Casillas, al que sacaron literalmente del instituto para ir a un partido de la Champions en Noruega, a Capdevila le fueron a buscar a Zaragoza para que preparase el pasaporte y el petate: fichaba por el Madrid y se iba al Mundialito. "Llegu¨¦ el 2 de enero a Madrid, casi como Paco Mart¨ªnez Soria cuando descubr¨ª el Metro, y diez d¨ªas despu¨¦s me march¨¦ a Bolivia con mi nuevo equipo... Imag¨ªnate c¨®mo estaba".
"En el aeropuerto de Bolivia nos recibieron como diplom¨¢ticos, con el ej¨¦rcito y todo, ten¨ªamos 14 a?os... pero parec¨ªa que ¨¦ramos estrellas del rock"
Manu Herrera
Ni ¨¦l ni el resto de sus nuevos compa?eros estaban preparados para lo que les esperaba all¨ª. Diez horas despu¨¦s, a 8.900 kil¨®metros de distancia de su pa¨ªs, que en la mente de un ni?o de entonces era casi otro planeta, descubrieron por primera vez la dimensi¨®n mundial del Real Madrid. "En el aeropuerto nos recibieron como si fu¨¦ramos diplom¨¢ticos, ?nos escolt¨® hasta el ej¨¦rcito!", rememora Manu Herrera, el ¨²nico junto a Capdevila a¨²n en las trincheras del f¨²tbol en activo. "Fue alucinante la cantidad de gente que acudi¨® a recibirnos al hotel para pedirnos aut¨®grafos. Ten¨ªamos 14 a?os... pero parec¨ªamos estrellas del rock". ?dolos reci¨¦n salidos de la pubertad. La cosa se sali¨® de madre en aquel House Inn Apart Hotel donde los chicos se alojaban de tres en tres. Como si hubieran llegado los Backstreet Boys, por entonces la boyband de moda, las chicas bolivianas se les intentaban colar en las habitaciones...
Con tantos d¨ªas libres y aunque alguno como Manu Herrera fue aplicado y se llev¨® los deberes del instituto al viaje sin mucho ¨¦xito ("Iker no me dejaba estudiar, hac¨ªa de todo para desconcentrarme"), hab¨ªa que entretener a la muchachada. Se planearon excursiones y alguna termin¨® convirti¨¦ndose en algo memorable. Una ma?ana todos al autocar, con Mezquita haciendo estiramientos en cada parada en una gasolinera, y el equipo que llega a un rancho en el que se encuentra una especie de zoo. "Estaba Aganzo haciendo la gracia, mira como sube el mono, jiji, jaja, y de repente un grito... el mono le hab¨ªa pegado un mordisco", rememora Mi?ambres. "?Un bocado que flipas!", certifica, medio ri¨¦ndose, Manu Herrera. El arisco mico le provoc¨® tal aver¨ªa al actual presidente del sindicato de futbolistas que hubo que trasladarlo a un hospital. "Le pusieron la antirr¨¢bica, la del t¨¦tanos, todas...". Ir a un restaurante era otra odisea digna de contarse. "Una vez fuimos a uno y cuando nos trajeron la comida estaba llena de bichos ?enormes!", jura Mi?ambres. Tuvieron que refugiarse en el buffet del hotel. Lo anotar¨ªa religiosamente Mezquita en su cuaderno de bit¨¢cora. "Baj¨¦ de peso sin necesidad de hacer dieta". An¨¦cdotas que no enterraban una realidad que no se le escapaba a aquellos chicos. "Ve¨ªamos la pobreza, al salir del hotel, en las calles, a los ni?os pidiendo... fue muy impactante", coinciden varios de aquellos jugadores. "Cosas que te abren los ojos".
Pero los chavales, al fin y al cabo, hab¨ªan ido a jugar y Santa Cruz se prepar¨® a conciencia para estar a la altura. El Mundialito, adem¨¢s de un tener un trofeo parecido al del Mundialito de la FIFA, se inaugur¨® con todo tipo de detalles m¨¢s o menos peculiares. Bailes regionales, una miss, discurso de la leyenda local Marco Antonio El Diablo Etcheverry y hasta himno oficial, a cargo del cantante evang¨¦lico Yury Antequera. Antes de que la pelota pisase el c¨¦sped, alt¨ªsimo, estilo pradera, el sorteo depar¨® que el Madrid estar¨ªa en el grupo del Olimpia de Paraguay, el Blooming boliviano y el Colo Colo. Dos triunfos, un empate y a la final triangular mientras los cadetes madridistas se ve¨ªan en los informativos y en las portadas de los peri¨®dicos bolivianos. "?Solano dribla, se gira y Benito remata a gol!". As¨ª relataba un periodista de la ESPN estadounidense uno de los goles al Blooming, de nuevo v¨ªctima, esta vez por 1-5. Los cadetes del Madrid volaban. Iker paraba, Corona mov¨ªa el ataque y Edu Benito, sobrino del m¨ªtico Goyo, apuntalaba con goles (termin¨® siendo el segundo m¨¢ximo goleador, con cinco). Ni el sofocante calor ni la altitud eran un freno. Tambi¨¦n cay¨® la academia estadounidense Saint Benedict (0-2). S¨®lo quedaba el ¨²ltimo partido, contra el equipo local, la Academia Tahuichi. El goalaverage hac¨ªa que Iker y sus compa?eros s¨®lo necesitasen un empate para ser campeones. Y esta historia bien pudo terminar aqu¨ª. "Cay¨® una tromba de agua, se suspendi¨® el partido y ten¨ªamos los billetes de avi¨®n listos para volver a Espa?a de inmediato", cuenta Escudero. Capdevila a?ade que lo pasaron mal. "Est¨¢bamos de los nervios, pero Vicente D¨ªaz agarr¨® el tel¨¦fono, hizo su magia y logr¨® que sigui¨¦ramos all¨ª dos d¨ªas m¨¢s para poder jugar".
"En la final jugamos contra chicos dos a?os mayores que nosotros, ?ten¨ªan barba!"
Mi?ambres
Una tormenta primero y un clima hostil despu¨¦s. Era el 29 de enero de 1996 y 30.000 hinchas locales poblaron las gradas del estadio Ram¨®n Aguilera Costas, la casa del Tahuichi. El equipo boliviano levantaba suspicacias entre la expedici¨®n blanca. "Eran chicos por lo menos dos a?os mayores que nosotros, ?ten¨ªan barba!", asegura Mi?ambres. A Capdevila le anularon un golazo ("Lo marqu¨¦ saliendo desde mi propio campo y se la piqu¨¦ al portero, sigo buscando el VHS de aquel partido para saber por qu¨¦ me lo quitaron", bromea) pero la diferencia, como tantas veces acostumbrar¨ªa al madridismo durante quince a?os, la marc¨® Casillas. Manu Herrera era su suplente y sigue rendido todav¨ªa hoy: "Iker lo par¨® todo, era como un hombre jugando contra ni?os". En el Tahuichi aceleraba el sobrino de Etcheverry, pero no hab¨ªa manera de doblegar al mostole?o. Edu Benito lo ratifica con memor¨ªa v¨ªvida. "Tengo la final en mi cabeza como si fuera ayer, Iker estuvo colosal, no hay otra manera de definirlo". No s¨®lo lo ve¨ªan sus compa?eros, agrandados por esa superioridad bajo palos, tambi¨¦n lo percib¨ªa el resto. La emoci¨®n del narrador de la televisi¨®n boliviana, que se puede encontrar en YouTube, traspasa la pantalla: "?Ese arquero es un mago!". Casillas y el resto se las apa?aron para arramblar un 2-2 que era suficiente para campeonar mientras aprend¨ªan bien pronto lo que era la presi¨®n ambiental. "Se lo tomaron como si fuera un partido de Primera", trae al presente Mi?ambres. "Fue acabar la final y nos cost¨® salir del vestuario porque nos estaban esperando para increparnos, ahora te r¨ªes pero entonces...".
Al regresar como campeones, en Madrid les esperaba Lorenzo Sanz, un cheque-regalo por 25.000 pesetas y el aplauso del Bernab¨¦u.
Al volver a Madrid, con el enorme trofeo bajo el brazo y Corona como MVP del Mundialito, les esperaban Lorenzo Sanz, "un cheque-regalo por 25.000 pesetas en El Corte Ingl¨¦s y una vuelta de honor en el Bernab¨¦u en un Real Madrid-Betis" como premio. Para chicos de 14 a?os en la era anterior a las redes sociales, tocar el cielo. Aquella generaci¨®n no se disolvi¨® del todo y sigui¨® casi junta hasta el Juvenil pero las canteras, y m¨¢s la del Madrid, siempre viven cambios. Se desintegran unos vestuarios y nacen otros. ?Pero qu¨¦ fue aquel equipo de Bolivia? De Casillas est¨¢ todo dicho, es el mejor portero de la historia de nuestro f¨²tbol. Los avatares de la pelota tambi¨¦n fueron bastante ben¨¦volos para talentos como Corona, flamante adjunto en la direcci¨®n deportiva del Valencia (tras 332 partidos en Primera y Segunda) y Aganzo, presidente de AFE y antes que eso futbolista del primer equipo blanco y una buena legi¨®n de clubes m¨¢s. No le ocurri¨® a todos. Alberto Garc¨ªa Valera debut¨® en el Trofeo Bernab¨¦u de 2001 contra el Inter antes de desvanecerse futbol¨ªsticamente hablando mientras que Berodia, que super¨® un tumor en un tobillo, compatibiliz¨® el bal¨®n con el volante de un taxi. Ahora ha iniciado un proyecto como agente de futbolistas.
Alguno lleg¨® a la ¨¦lite por una puerta alternativa. Le sucedi¨® a V¨ªctor Fernando Miguel, que la encontr¨® en la fisioterapia y hoy se le puede encontrar cuidando de la Selecci¨®n femenina. Jorge Portillo (no confundir con el otro Portillo, Portigol, el killer de Aranjuez) trabaja actualmente en una notar¨ªa. Una corredur¨ªa familiar de seguros es el ¨¢mbito laboral de Escudero, que tambi¨¦n es el entrenador del Fuenlabrada B. Otros han emprendido vidas tan distintas que el n¨²cleo del grupo ha perdido el contacto con ellos. Juanjo Mu?oz hizo el trayecto de vuelta a Motilla del Palancar tras un largo periplo por el f¨²tbol de Tercera, Javi L¨®pez trabaja como profesor de actividades l¨²dicas en Legan¨¦s y de G¨®mez, del que todos recuerdan su calidad, nada se sabe.
A dos de los titulares aquella noche de enero en Santa Cruz, Mi?ambres y Edu Benito, se les atraves¨® el fantasma de las lesiones y ese partido s¨ª lo perdieron. Mi?ambres gan¨® la Novena al lado de Iker hasta que una rodilla le traicion¨® y con 26 a?os dijo basta. El dolor f¨ªsico pas¨® pero qued¨® el mental. "Estuve seis a?os sin ver f¨²tbol, ni siquiera los Madrid-Bar?a, me reconcom¨ªa por dentro", confiesa. Hoy en d¨ªa regenta un estanco en M¨®stoles. Otra rodilla pu?etera forz¨® a Edu Benito a dejarlo con 24 a?os antes de devenir en exitoso empresario de la noche madrile?a (y de Miami, donde organiza organiza las vacaciones de futbolistas muy conocidos). "Llegu¨¦ hasta el Real Madrid C y tras pasar por varios clubes donde me romp¨ª tres veces el cruzado, me cans¨¦ de jugar con los ligamentos jodidos y decid¨ª que hasta ah¨ª hab¨ªamos llegado, le compr¨¦ el bar a mi tio Goyo ('El Cinco Blanco') y ah¨ª empez¨® mi otra vida". El infortunio es a veces travieso en su crueldad. "?Sabes lo m¨¢s curioso?", cuenta Mi?ambres, "a Benito le oper¨® de la rodilla el mismo cirujano que a m¨ª, hasta en eso coincidimos...".
Para algunos de aquellos cadetes blancos, Bolivia ha pasado a ser algo m¨¢s. "All¨ª viv¨ª mi primera experiencia fuera de Espa?a y all¨ª acab¨¦ mi carrera, es un c¨ªrculo". Habla Capdevila como si su destino hubiera estado predeterminada, sin ¨¦l saberlo, por las coordenadas del pa¨ªs andino. Un reconocido madridista, Miguel ?ngel Portugal, le llam¨® en 2013 para enrolarlo en el Bol¨ªvar. En aquella segunda visita ni la prensa boliviana se percat¨® de que era uno de los chavales de ese Mundialito del 96. "Lo jugu¨¦ siendo Jos¨¦ S¨¢nchez y cuando llegu¨¦ all¨ª de adulto era conocido futbol¨ªsticamente como Capdevila, me mostraban la alineaci¨®n para decirme que yo no estaba ah¨ª", bromea. Y eso que ten¨ªa testigos de primera mano, porque puede decir que los dos porteros titulares de la final han sido compa?eros suyos. "Adem¨¢s de Iker, en mi etapa boliviana coincid¨ª con el guardameta del Tahuichi, Carlos El Pollo Arias. Qui¨¦n me lo iba a decir a m¨ª...". Cosas de este deporte, Berodia tambi¨¦n acabar¨ªa en Bolivia, a la vez, en el Wilstermann.
El viaje a Bolivia dej¨® tambi¨¦n una huella profunda en Mezquita, que plasm¨® la vivencia, regada con sus reflexiones, en un cuaderno de viaje. Al regresar a Madrid, lo encuadern¨® y encarg¨® diecis¨¦is copias, una para cada futbolista. Mezquita, ¨¢guila del f¨²tbol base capitalino, le abri¨® el Real Madrid a talentos como Casillas, Guti, Granero, Miguel Torres y De la Red cuando eran a¨²n alevines. Era el maestro del extinto Torneo Social madridista, vivero de talentos cuando no exist¨ªan scouts casi en cada campo ni la ayuda de YouTube. Con Iker la amistad fue profunda. Estando ya muy enfermo el veterano t¨¦cnico, poco antes de fallecer, recibi¨® la visita del portero. Mucho antes, Bolivia le impact¨® en lo m¨¢s profundo. "Escribo este diario para que un d¨ªa, cuando vuelva a ese mundo de estr¨¦s, prisas y ego¨ªsmos donde vivo, hacerle llegar a mis amigos que viven como yo (que digo, mucho mejor que yo) que no tuvieron la suerte de venir a Bolivia y comprender as¨ª que adem¨¢s, del f¨²tbol, hay otra vida". As¨ª se iniciaba el diario del viaje que le regal¨® a sus pupilos. "Es Mezquita en estado puro", dicen los que le conocieron. "Como Vicente D¨ªaz y Rafa L¨®pez, eran de otra pasta, comprometidos, cari?osos y exigentes, entend¨ªan al joven futbolista y lo que significaba el Madrid, ese tipo de gente ya no la ves hoy en d¨ªa".
El f¨²tbol forja tanto alianzas como enemistades profundas que sobreviven a la distancia y el tiempo. Los del 81 est¨¢n entre los que mantienen un v¨ªnculo especial. "De Bolivia salimos como una pi?a y algo de aquello permanece", dicen. Hace tres a?os hubo una miniquedada (sin Iker, entre otros, porque estaba en Oporto) y antes del coronavirus en el grupo de Whatsapp se estaba hablando de organizar un fin de semana juntos para celebrar que todos, el a?o que viene, llegan a una edad simb¨®lica. Con crisis o sin ella, entran en los cuarenta. Tambi¨¦n ser¨¢ el 25 aniversario de su Mundialito. "Apetece darse un abrazo", insisten. Tendr¨¢n que echarle imaginaci¨®n, m¨¢s que nada porque los ni?os ahora son padres y las obligaciones familiares aprietan. Pero el germen de la idea est¨¢ ah¨ª, madurando. "Me dicen que tengo que montarlo yo, que para algo soy el experto", bromea al otro lado del tel¨¦fono Edu Benito. As¨ª es la vida. El goleador de aquel equipo de Cadetes blancos tendr¨¢ que reconvertirse en mediocentro organizador para que la Generaci¨®n Bolivia vuelva a verse. El esfuerzo, seguro, merecer¨¢ la pena.