Hace 20 a?os, cuando la rebeli¨®n de los m¨¢s peque?os todav¨ªa era posible, el Deportivo logr¨® una haza?a que hoy en d¨ªa parece algo inimaginable: ganar la Liga. Lo hizo en el ¨²ltimo partido de la temporada, en un Riazor totalmente abarrotado y pasando una pesada p¨¢gina que se hab¨ªa abierto en 1994 con el t¨ªtulo que vol¨® despu¨¦s del famoso penalti de Djukic. Aquel equipo dirigido por Javier Irureta se proclam¨® campe¨®n con 69 puntos. Muchos la definen como la Liga m¨¢s pobre por la puntuaci¨®n, realmente alejada de las recientes ligas de los 100 puntos. Pero tambi¨¦n es muy posible que fuese la m¨¢s competida, la m¨¢s igualada, en la que m¨¢s equipos so?aron con conquistar el preciado galard¨®n. Y varios datos lo avalan. El Espanyol gan¨® la Copa, el Valencia la Supercopa, Salva (Racing) fue el pichichi y Herrera (Alav¨¦s) el Zamora. El Real Madrid acab¨® en la quinta posici¨®n y jug¨® la Champions porque esa temporada conquist¨® la octava. M¨¢s all¨¢ de lo extra?o que pueda parecer todo eso hoy en d¨ªa, el Deportivo fue un m¨¢s que justo campe¨®n. Tras ser l¨ªder de forma circunstancial en la primera jornada, se puso al frente de la tabla en la jornada 12? arrebat¨¢ndole el primer puesto al Rayo Vallecano y ya no se baj¨® del pedestal hasta el final.

El Deportivo de la temporada 1999-2000 fue el equipo que m¨¢s victorias logr¨® (21) y el segundo m¨¢s goleador (66), s¨®lo por detr¨¢s del subcampe¨®n Barcelona. Durante aquella temporada tan igualada hubo un momento clave entre las jornadas 10? y 16?, en el que los blanquiazules encadenaron siete victorias consecutivas, r¨¦cord del club herculino en Primera. En el ¨²ltimo triunfo de ese ciclo victorios derrot¨® al Celta en Riazor (1-0), que entonces era segundo clasificado, en el derbi de m¨¢s altos vuelos de la historia. Como suele ocurrir, los partidos claves tuvieron lugar en el tramo final de la temporada. En la jornada 36?, despu¨¦s de caer en el partido anterior en la revancha de Bala¨ªdos (2-1), los coru?eses recib¨ªan al Zaragoza (tercero), con el Barcelona acechando a s¨®lo dos puntos. El Depor empat¨® en Riazor con los ma?os (2-2) evitando que se acercase un rival directo y viendo como el Bar?a ca¨ªa en en el Camp Nou ante el Rayo (0-2). Una semana despu¨¦s, en una jornada de transistores, los de Jabo manten¨ªan distancias al empatar en El Sardinero (0-0), resultado calcado al del Bar?a en Anoeta y que dejaba todo pendiente para el ¨²ltimo y decisivo partido.

El t¨ªtulo se decidi¨® el viernes 19 de mayo de 2000, pero todo el mundo en A Coru?a ten¨ªa grabado en su memoria otra fecha: el 14 de mayo de 1994. Aquella noche el Deportivo vio como el t¨ªtulo volaba hacia Barcelona despu¨¦s del error de Djukic desde los once metros en el ¨²ltimo minuto del partido ante el Valencia (0-0). El peso del pasado era enorme y las meigas, o las casualidades, aumentaban el p¨¢nico de poder sufrir una segunda bofetada. El Deportivo, como seis a?os antes, llegaba al encuentro decisivo con ventaja en la clasificaci¨®n y dependiendo de s¨ª mismo. El escenario, como la fat¨ªdica noche del Valencia, era de nuevo el templo de Riazor. El perseguidor que acechaba a la espera del error tambi¨¦n repet¨ªa: el Barcelona. El rival (Espanyol), como anta?o, no se jugaba mucho. De hecho, los pericos ten¨ªan su mente en el fin de semana posterior, en el que jugaban la final de Copa ante el Alt¨¦tico de Madrid que finalmente acabar¨ªan conquistando (2-1). Muchas coincidencias, pero que para alivio de la afici¨®n tuvieron un desenlace muy diferente.

Lo cierto es que Riazor sufri¨® bastante poco en el d¨ªa decisivo porque aquella noche Donato abr¨ªa el marcador al cabecear un c¨®rner botado por V¨ªctor cuando s¨®lo hab¨ªan transcurrido tres minutos de juego. Como no, en la misma porter¨ªa en la que se hab¨ªa volatilizado la Liga en el 94. El h¨¦roe dedic¨® aquel tanto a su amigo Orejuela y al pasado. ¡°Le di de lleno, con decisi¨®n, por el Superdepor y Arsenio¡±, asegur¨® el hispano brasile?o despu¨¦s del encuentro. Y es que la historia, las meigas, hac¨ªan su aparici¨®n de nuevo para reescribir la historia. Djukic tuvo que tirar aquel fat¨ªdico penalti a?os antes porque el lanzador elegido por el Zorro de Arteixo, un tal Donato, hab¨ªa sido sustituido minutos antes. ?l, Fran y Mauro Silva ser¨ªan los ¨²nicos supervivientes de aquel m¨ªtico Superdepor que pudieron saborear esta segunda oportunidad en una abarrotada fuente de Cuatro Caminos.

Si Jabo fue el estratega de aquel ¨¦xito, Djalminha fue el l¨ªder en el campo firmando su mejor temporada como blanquiazul. El brasile?o anot¨® diez goles y se ech¨® el equipo a sus espaldas en los momentos m¨¢s complicados y dif¨ªciles. Su compromiso no fue ¨®bice para deleitar a los espectadores con su m¨¢gica zurda. Ca?os, faltas milim¨¦tricas, penaltis a lo Panenka, bicicletas y el inolvidable invento de la lambretta ante un Real Madrid que sali¨® vapuleado de Riazor (5-2). Al t¨¦rmino de aquel partido ante los blancos Djalma explic¨® su genialidad: ¡°Me he inspirado en Jason Willians (jugador de los Sacramento Kings). Le vi pasarse el bal¨®n por detr¨¢s para dar un pase de espaldas e intent¨¦ hacer lo mismo con los pies. Me ha salido bastante bien, pero no del todo¡±. Extraordinaria calidad de un jugador con alma de ¨¢ngel y demonio, porque la pol¨¦mica tambi¨¦n estaba dentro de sus registros. En esa temporada vivi¨® su c¨¦lebre enfrentamiento con Mostovoi y vio una imprudente roja en el partido del Zaragoza. Despu¨¦s de marcar en el minuto 78 el 2-1 desde fuera del ¨¢rea que pr¨¢cticamente daba la Liga al Deportivo, explot¨® y se sac¨® la camiseta para celebrarlo con la grada. Ten¨ªa una amarilla, Iturralde le mostr¨® la segunda y lo expuls¨®. Seis minutos despu¨¦s, ya con diez en el campo, Aguado logr¨® el empate del conjunt oma?o y el Depor tuvo que esperar a la ¨²ltima jornada para celebrar el t¨ªtulo.

Otro jugador que brill¨® con luz propia fue Roy Makkay, autor del 2-0 definitvo en el decisivo partido ante el Espanyol. Su tanto, marcado en el minuto 34, llev¨® la tranquilidad a una grada que vivi¨® una fiesta sin sustos ni percances hasta el pitido final. El holand¨¦s fue uno de los fichajes de esa temporada. Llegado del Tenerife, que acababa de descender, encaj¨® como anillo al dedo en los planes de Irureta y termin¨® la Liga como m¨¢ximo realizador coru?¨¦s con 22 goles, un tercio del total del equipo. Todo un ¨¦xito personal que culminar¨ªa en 2003 conquistando la Bota de Oro gracias a sus 29 tantos. Roy y un joven V¨ªctor S¨¢nchez del Amo fueron los refuerzos de verano que se hicieron intocables en aquel conjunto campe¨®n de Liga. El madrile?o, que acabar¨ªa entrenando al Deportivo en 2015, se apoder¨® de la banda derecha y fue adem¨¢s el asistente de Donato en el 1-0. Ellos fueron dos de los diez fichajes que realiz¨® el Deportivo en un a?o con importantes salidas como las de Manjar¨ªn, Armando, Radchenko, Ziani, Bonnissel o Hadji.

Lo cierto es que no todo fueron coincidencias con el 94 porque el Depor del 2000 ten¨ªa bastante m¨¢s plantilla que el Superdepor. Makaay ten¨ªa otros dos artilleros de repuesto, Turu Flores y Pauleta, que cumplieron con creces desde un rol m¨¢s secundario. Ocho goles firmaron cada uno de ellos. Jokanovic y Jaime fueron piezas clave en el mediocentro para dar aire a Mauro Silva y Flavio Concien?ao. Songo¡¯o ten¨ªa un portero suplente como Kouba. Por la derecha Manuel Pablo y V¨ªctor recib¨ªan el relevo del polivalente Scaloni, hoy seleccionador de Argentina. En la izquierda el titular¨ªsmo Romero contaba con el oficio de Manel para cuando hiciese falta. Naybet, Donato, Sch¨¹rrer y C¨¦sar Mart¨ªn eran un cuarteto de garant¨ªas para el eje de la zaga. El protagonismo fue repartido. Tanto, que el imprescindible Fran, con problemas de lesiones en la primera mitad de Liga e indiscutible en cuanto estuvo recuperado, fue el jugador n¨²mero 14 en minutos.

La gesta del Deportivo es imposible de imaginar sin la figura de Augusto C¨¦sar Lendoiro. El presidente blanquiazul cogi¨® un equipo en Segunda en 1988, lo ascendi¨® tras 20 a?os en el infierno, roz¨® el t¨ªtulo liguero en 1994 y gan¨® la Copa en 1995. Aquel milagro se llam¨® Superdepor y tras la conquista de su primer t¨ªtulo y la marcha de Arsenio se comenz¨® a diluir. La sensaci¨®n de que desde el punto de penalti de Djukic se hab¨ªa evaporado la ¨²nica oportunidad de ganar una Liga era absoluta entre el deportivismo. Bueno, en todo no, porque Lendoiro sigui¨® creyendo. Intent¨® reinventar al equipo con una ¡¯invasi¨®n¡¯ de extranjeros a lomos de la Ley Bosman, pero no funcion¨®. Apost¨® por entrenadores como Toshack o Carlos Alberto Silva, pero no funcion¨®. Fich¨® a un futuro Bal¨®n de Oro como Rivaldo, pero el Bar?a se lo rob¨® con el primer gran ¡®clausulazo¡¯ de la historia. Tres a?os sin un rumbo fijo hasta que dio con el hombre id¨®neo para la idiosincrasia blanquiazul en 1998: Jabo Irureta. A la par fue nacionalizando el vestuario, renov¨¢ndose con acertados fichajes y manteniendo a piezas claves como Fran, Mauro Silva o Donato. Y de nuevo lleg¨® la oportunidad, s¨®lo que est¨¢ vez s¨ª se aprovech¨®.

El director de aquella orquesta se llamaba Javier Irureta. Su contrataci¨®n un a?o antes del t¨ªtulo hab¨ªa levantado gran polvareda porque no llegaba de cualquier equipo, lo hac¨ªa del eterno rival, del Celta. En teor¨ªa cambi¨® el sur de Galicia por el norte por la confianza, por los dos a?os que le ofrec¨ªa Lendoiro frente a una s¨®lo temporada de Horacio G¨®mez. Sea como fuere, Jabo hizo historia en el Deportivo y el Deportivo hizo historia con Jabo. Siete temporadas consecutivas en el banquillo junto a su inseparable Paco Melo con la mencionada Liga, el Centenariazo de Copa en el Santiago Bernab¨¦u, dos Supercopas y cinco a?os de Champions con una semifinal ante el Oporto incluida. As¨ª lo recuerda: ¡°Fue fant¨¢stico, una gozada para A Coru?a, una reivindicaci¨®n y poder cobrar lo del 94. Leo a Zidane y a otros decir que la Liga es la competici¨®n m¨¢s importante y eso es algo que hemos dicho muchos entrenadores. Es la regularidad. Lo que yo destaco fueron esos cinco a?os en Champions. No es s¨®lo ganar, es mantenerte ah¨ª arriba luchando por la Liga¡±.

La cuarta pata de aquel ¨¦xito que cumple veinte a?os estuvo en las gradas. En la completa identificaci¨®n de los aficionados con su equipo. En sus fieles y constantes viajes para apoyar al conjunto blanquiazul lejos de A Coru?a. En abarrotar Riazor fuese el rival que fuese, fuese la jornada que fuese. Y es que el rendimiento del Deportivo en su estadio fue absolutamente vital para conquistar aquella Liga, sumando en casa 49 de los 69 puntos con los que se proclam¨® campe¨®n. Especialmente decisiva fue la gran en la segunda vuelta, justo cuando la presi¨®n crec¨ªa. Los blanquiazules disputaron diez encuentros en casa logrando nueve victorias (Betis, Real Madrid, Athletic, Mallorca, Valencia, Oviedo, Atl¨¦tico de Madrid, Real Sociedad y Espanyol) y cediendo un solo empate, el mencionado del Zaragoza. Con estos registros y compromiso la Liga no pod¨ªa acabar en otro sitio que no fuese Riazor, tal y como ocurri¨® aquel recordado 19 de mayo de 2000.

Aquella no fue la ¨²ltima alegr¨ªa del deportivismo, que vivir¨ªa en el inico del siglo XXI el ciclo m¨¢s exitoso de su historia. Al t¨ªtulo de Liga le sucedieron dos subcampeonatos, dos terceros puestos y tres t¨ªtulos m¨¢s: la Copa del Rey del Centenariazo y dos Supercopas (2000 y 2002). Todo, adornado con cinco temporadas consecutivas en Champions con la semifinal de 2004 ante el Oporto como techo. Para entender lo que consigui¨® el Depor, basta con decir que es el ¨²ltimo club que ha logrado inscribir su nombre en el selecto grupo de campeones de Liga al que s¨®lo pertenec¨ªan ocho equipos (Real Madrid, Barcelona, Atl¨¦tico, Athletic, Valencia, Real Sociedad, Betis y Sevilla) hasta que hace dos d¨¦cadas se produjo el ¨²ltimo milagro.