Nada en la vida de Kubala fue normal. Ahora que est¨¢n de moda las series de televisi¨®n sobre deportistas, la que se podr¨ªa hacer sobre las peripecias de Ladislao Kubala Stecz (Budapest, 10 de junio de 1927) arrasar¨ªa con diversas temporadas. En una temporada se podr¨ªa ahondar en su faceta de futbolista legendario, capaz de cambiar la forma de jugar a este deporte, de cuando salv¨® la vida a ¨²ltima hora por no subirse al avi¨®n del Torino que se estrell¨® en Superga o relatando cuando estuvo a diez minutos de firmar por el Real Madrid o apuntarse a la Liga pirata de Colombia para acabar siendo el emblema del Barcelona¡­ que acab¨® jugando en el Espanyol¡­ Se podr¨ªa a?adir la de una serie de aventuras por su incre¨ªble hu¨ªda de la Hungr¨ªa comunista, su periplo por Italia con un equipo, el Hungaria, de ap¨¢tridas en el que adem¨¢s de h¨²ngaros jugaban croatas, albaneses, rumanos y serbios que se buscaban la vida como buenamente pod¨ªan. Tambi¨¦n se podr¨ªa a?adir la faceta de fen¨®meno social que deslumbr¨® a un pa¨ªs en los oscuros a?os del franquismo convirti¨¦ndose en una estrella pop y acabar¨ªa con otra versi¨®n referente a las leyendas, reales, inventadas o simplemente exageradas, de sus andanzas en los cabarets de Barcelona. 

Nacido en Budapest hijo de h¨²ngaro y eslovaca, ¨¦l siempre se consider¨® tan h¨²ngaro como eslovaco, incluso cuando esta rep¨²blica formaba parte de la ya extinta Checoslovaquia.

Cumplidos los 20 a?os Kubala era una estrella futbol¨ªstica reconocida por sus actuaciones en el Slovan de Bratislava y en el Vasas de Budapest. De hecho, ya hab¨ªa sido internacional por las selecciones de Checoslovaquia y de Hungr¨ªa. M¨¢s tarde lo ser¨ªa con Espa?a siendo a¨²n a d¨ªa de hoy el ¨²nico jugador que ha sido internacional por tres pa¨ªses.

Harto del sistema que le imped¨ªa desarrollar su carrera futbol¨ªstica profesional, emprendi¨® una huida de pel¨ªcula para pasarse a occidente. Contact¨® con una organizaci¨®n dedicada al tr¨¢fico de personas, una mafia que a cambio de una gran cantidad de dinero facilitaba una huida a medias. Tal y como pasa ahora con los delincuentes que juegan con la vida de la gente que quiere cruzar el Mediterr¨¢neo de ?frica a Europa o pasar a Estados Unidos por la frontera sur, los contrabandistas no aseguraban nada. La ¨²ltima parte del viaje depend¨ªa de la suerte y de la pericia de los fugados y en muchas ocasiones acababa tr¨¢gicamente.

¡°Recuerdo que cuando escap¨¦ de Hungr¨ªa era un cr¨ªo. Los traficantes nos dejaron en medio de un monte para hacer el ¨²ltimo tramo a pie. ?ramos un grupo numeroso. Los mayores reunieron a los ni?os y nos dieron palinka. Un licor parecido al orujo para emborracharnos y que nos durmi¨¦ramos. El lloro de un ni?o pod¨ªa alertar a los centinelas de la frontera que patrullaban por la monta?a. Y ten¨ªan ¨®rdenes de disparar a matar. El grupo se dividi¨® en dos. Mi grupo tuvo suerte y pudimos ganar la frontera austriaca. Ya a salvo, supimos que el otro grupo que hab¨ªa viajado con nosotros y tomo otro camino fue descubierto y mataron a sus integrantes¡±. El relato espeluznante es de Zoltan Czibor, hijo del que ser¨ªa jugador del Bar?a que narra como tuvo que huir de Hungr¨ªa con su familia para reunirse con su padre en Italia. La odisea de Kubala, seis a?os antes, fue calcada.

Los traficantes disfrazaron a Kubala de militar ruso y le subieron a un cami¨®n que dejar¨ªa a la partida de fugados en un punto indeterminado del monte para que ellos cruzaran la frontera a Austria por su propio pie. Kubala recordaba que ese trayecto lo hizo muerto de miedo porque a diferencia de sus compa?eros, ¨¦l era una celebridad nacional y cualquier soldado que revisase el cami¨®n militar de pega se dar¨ªa cuenta le reconocer¨ªa. Estaba poniendo en peligro su vida y la de los que le acompa?aban.

Cuando les dejaron en la monta?a el 27 de enero de 1949, Kubala caminando, y cruzando un r¨ªo a nado ayudado de un neum¨¢tico que le hizo de soporte, logr¨® llegar a Innsbuck, Austria, sin ninguna documentaci¨®n. Era un ap¨¢trida que empezaba de cero.

En Austria logr¨® fichar por el Pro Patria, equipo de Mil¨¢n, pero ¨²nicamente pod¨ªa jugar amistosos. Su huida provoc¨® la ira del r¨¦gimen h¨²ngaro que le denunci¨® y bloque¨® su ficha federativa. Kubala, se hab¨ªa casado dos a?os antes con Anna Daucik, hermana de Fernando Daucik, un veterano jugador de la ¨¦poca que ser¨ªa luego un afamado entrenador. Cuando Kubala huy¨® dej¨® atr¨¢s a su familia, con la que no pudo reunirse hasta seis meses despu¨¦s, cuando Anna pudo cruzar la frontera y se encontr¨® con Ladislao en Udine. Llegaba con un miembro m¨¢s de la familia. Un beb¨¦, su primog¨¦nito, al que Kubala a¨²n no conoc¨ªa.

Mientras est¨¢ enrolado de manera irregular en el Pro Patria, le llega la posibilidad de fichar por el Torino, equipo dominador de Italia en aquella ¨¦poca. Le ofrecen jugar un partido de prueba. Nada mejor que un amistoso que Il Grande Torino ten¨ªa en Lisboa como homenaje a Xico Ferreira. No obstante cuando el avi¨®n del equipo turin¨¦s est¨¢ a punto de despegar el presidente del Torino le impide a Kubala embarcar porque teme la sanci¨®n federativa.

En el vuelo de regreso, el 4 de mayo de 1949, la nave Fiat G 212 de Avio Linee Italiana se estrella contra el muro de contenci¨®n de la Bas¨ªlica de Superga a causa del viento, la poca visibilidad y de un error en el alt¨ªmetro del aparato. A 180 kil¨®metros por hora y con una visibilidad de 40 metros, el piloto vio demasiado tarde el muro de piedra de la bas¨ªlica cuando cre¨ªa que el avi¨®n estaba a 2.000 metros y en realidad estaba a 690 metros de altura . Murieron las 31 personas que viajaban en ese aparato. Kubala hab¨ªa vuelto a salvar la vida.

Sin posibilidad de poder jugar en Italia porque el entonces muy poderoso Partido Comunista Italiano presionaba para que los huidos de pa¨ªses de la ¨®rbita de la URSS no se refugiaran en Italia, a Kubala no le qued¨® otra que formar un equipo de ap¨¢tridas que contrataba sus servicios por Europa para enfrentarse en amistosos a quien les contratara.

El equipo se llamaba Hungaria, lo dirig¨ªa su cu?ado Fernando Daucik y estaba formado fundamentalmente por h¨²ngaros, aunque tambi¨¦n hab¨ªa futbolistas de otras nacionalidades. Estaba formado por: Kis, Marik, Torok, Mogoy, Lami, R¨¢kosi, Hrotko, Majteny, Nagy, Kubala, Otto, Licker, Turbeky, Monsider (croata), De Lorenzi (alban¨¦s), Szegedi (rumano) y Arangelovic (serbio).

Su primer partido lo disputaron ante la selecci¨®n B de Italia, pero de nuevo las presiones del PCI les obligaron a jugar fuera de Italia. Y as¨ª es como llegaron a Espa?a, contratados por Santiago Bernab¨¦u. El cinco de junio de 1950 se enfrentaron en Chamart¨ªn al Real Madrid perdiendo por 4-2, pero con una actuaci¨®n estelar de Kubala, autor de los dos goles de su equipo. Tres d¨ªas despu¨¦s, vencieron a la selecci¨®n espa?ola que preparaba el Mundial de Brasil, donde qued¨® cuarta, por 1-2 de nuevo con gran actuaci¨®n de Kubala, que recibe la oferta del Real Madrid para ser fichado.

Kubala exige que para fichar, el Madrid tiene que contratar tambi¨¦n a Daucik como entrenador, cosa a lo que Bernab¨¦u no accede. El t¨¦cnico del Madrid por aquel entonces era el ingl¨¦s Keeping, gran conocedor de la t¨¢ctica de la WM. A Daucik le ofrecen entrenar el Plus Ultra, filial del Madrid que juega en Tercera. le parece poco. Esa negativa y los problemas federativos que arrastra Kubala hacen que el Madrid se desinterese en su fichaje, que estaba ya pactado a falta de unos flecos que resultaron ser determinantes.

El Hungaria se traslada dos d¨ªas despu¨¦s a Barcelona, donde el 10 de junio juega contra el Espa?ol perdiendo por 6-4 y en la grada est¨¢ Pepe Samitier, el secretario t¨¦cnico del Bar?a. Hay que rese?ar que el Hungaria llevaba tres partidos en cinco d¨ªas por parte de una plantilla muy corta y sin poder hacer sustituciones. A¨²n as¨ª, Kubala deslumbra y Samitier no se anda con chiquitas. Seis d¨ªas despu¨¦s de ese partido, el 16 de junio de 1950, a las seis y media de la tarde se firma en la sede del Bar?a del Pasaje M¨¦ndez Vigo el contrato de Kubala con el Bar?a por tres a?os. Obviamente, con Fernando Daucik como entrenador.  El presidente Montal, padre, para evitar en lo posible los l¨ªos federativos le firma en calidad de ¡°jugador aficionado¡±.

El Madrid monta en c¨®lera y se siente indignado. Pablo Hern¨¢ndez, secretario general de la entidad blanca y mano derecha de Santiago Bernab¨¦u, asegura que el Bar?a hab¨ªa roto un pacto de no agresi¨®n entre ambos equipos y que hab¨ªa contratado a un jugador con el que estaban en conversaciones. Samitier, que era imbatible en la prensa, declara que ¨¦l hac¨ªa meses que segu¨ªa a Kubala y que no se hab¨ªa roto el pacto porque ese hacia referencia ¨²nicamente a los jugadores que militaban en equipos espa?oles. Y el Hungaria no era espa?ol. De hecho, no era de ninguna parte.

Pero los problemas de Kubala no acababan ah¨ª. Segu¨ªa sin tener ficha federativa ni transfer internacional. El Vasas de Budapest y la Federaci¨®n H¨²ngara le ten¨ªan denunciado a la FIFA. El Bar?a se acoge al d¨¦bil argumento de que como en Hungr¨ªa se hab¨ªa abolido el profesionalismo, cualquier jugador amateur pod¨ªa elegir su destino. Pero no iba a ser tan f¨¢cil la lucha.

El Bar?a, justo es decirlo, contaba con el apoyo total del r¨¦gimen y de la Federacion para acometer el fichaje. A nivel de propaganda anticomunista, Kubala era perfecto. Un joven y extraordinario deportista que hu¨ªa del infierno rojo para refugiarse en la Espa?a franquista era un caramelo demasiado goloso como para dejarlo pasar. Mu?oz Calero, presidente de la Federaci¨®n, rem¨® a favor del Bar?a al igual que Ricardo Cabot, secretario del organismo, que adem¨¢s de afecto al r¨¦gimen era reconocido barcelonista.

Pero los tr¨¢mites iban muy despacio y Kubala solamente pod¨ªa jugar amistosos. Debuta ante Osasuna el 12 de octubre marcando dos goles el d¨ªa que la afici¨®n del Bar?a supo al instante que acababan de fichar a una estrella. Luego, jug¨® ante el Zaragoza, el Franfurter por dos veces, el Girona y el Badalona. En seis amistosos anot¨® 11 goles. La afici¨®n y el propio jugador estaban ansiosos por encontrarse en partido oficial. A todo esto, la Federaci¨®n para hacer el papel con la FIFA multaba al Bar?a cada vez que alineaba a Kubala con la cifra simb¨®lica de 50 pesetas.

Es en esa ¨¦poca cuando Kubala est¨¢ a punto de dejarlo todo e irse del Bar?a. Necesitaba el dinero y quer¨ªa jugar al m¨¢s alto nivel y en Colombia le ofrecen la posibilidad de hacerlo. En el pa¨ªs sudamericano se hab¨ªa organizado la llamada Liga Pirata al margen de FIFA y muchas de las grandes estrellas mundiales se alistaron ah¨ª, entre ellas Alfredo Di St¨¦fano que se fue al Millonarios de Bogot¨¢. Kubala ten¨ªa una oferta tentadora del Atl¨¦tico Bucaramanga. Ante la opci¨®n de que Kubala se vaya se aceleran los acontecimientos. De entrada, el Bar?a le arregla su situaci¨®n econ¨®mica mediante un peculiar contrato amateur en el que le paga 1.200 pesetas por ¡°compensaci¨®n¡± y 3.800 en concepto de ¡°est¨ªmulo y sobrealimentaci¨®n¡±.

El 2 de abril de 1951 le conceden el estatuto de refugiado pol¨ªtico como ap¨¢trida, paso previo a otorgarle la nacionalidad espa?ola. Pero para este paso, primero hab¨ªa que convertir a Kubala al catolicismo mediante el sacramento del bautismo. Todo espa?ol ten¨ªa que ser cat¨®lico. Kubala recibe el bautismo en ?guilas, Murcia, localidad natal de Mu?oz Calero, presidente de la Federaci¨®n.

Es entonces cuando el Bar?a, para evitarse problemas arregla econ¨®micamente sus diferencias con el Vasas, que a pesar de estar en contra del capitalismo, acepta un pago de 300.000 pesetas para facilitar el pase mientras que el Pro patria, que tambi¨¦n reclamaba, se conforma con 12 millones de liras.

La era Kubala pod¨ªa empezar ya en serio.

Kubala debut¨® oficialmente con el Barcelona en Sevilla en partido de Copa. Los sevillistas por aquel entonces eran uno de los mejores equipos. Sevilla y Bar?a hab¨ªan desarrollado en esa ¨¦poca una gran rivalidad en los puestos altos de la tabla. En 1946 el Sevilla le hab¨ªa birlado al Bar?a la posibilidad de ganar el campeonato empatando en Les Corts en la ultima jornada, en 1948 el Bar?a gan¨® a los sevillistas en la final de la Copa Eva Per¨®n (lo que ser¨ªa la Supercopa actual) y en esa campa?a un Bar?a sin Kubala hab¨ªa perdido todas sus opciones a ganar la Liga tras perder por 4-0 en Nervi¨®n a tres jornadas para el final del curso.

La Copa, por aquel entonces se jugaba una vez acabada la competici¨®n regular y en esas circunstancias se produjo el debut oficial de Kubala. El 29 de abril en Nervi¨®n llegaba el Bar?a para enfrentarse al Sevilla en medio de un ambiente enrarecido. Los andaluces hab¨ªan perdido la Liga en un desenlace dram¨¢tico del campeonato al empatar en casa en el ¨²ltimo partido ante el Atl¨¦tico de Madrid con una actuaci¨®n arbitral que los locales juzgaron escandalosa. Para m¨¢s inri, de cara a la primera eliminatoria de Copa la Federaci¨®n permit¨ªa a Kubala alinearse con el Bar?a, lo que en Sevilla se tom¨® como un recochineo.

Con el estadio lleno hasta la bandera el Barcelona derrot¨® al Sevilla en una exhibici¨®n de Kubala. El barcelonista no s¨®lo fue el mejor del partido sino que mostr¨® a Espa?a una manera de jugar al f¨²tbol impensable hasta la ¨¦poca haciendo cosas sobre el campo que jam¨¢s se hab¨ªan visto sobre un campo: controles con el pecho, lanzamiento de faltas con efecto, cambios de juego milim¨¦tricos de 40 metros, protecci¨®n del bal¨®n de espaldas a los rivales, utilizaci¨®n del cuerpo en el remate y golpeos de tac¨®n.

Dom¨¦nech, atacante del Sevilla que fue protagonista directo de ese partido le explicaba a Alfredo Rela?o a?os despu¨¦s como recordaba ese d¨ªa.

¡°Fue lo nunca visto. Sacaba Ramallets y la mataba con el pecho, o con cualquiera de las dos piernas. Si le entrabas te regateaba en una baldosa. Lo mismo arrancaba que daba la vuelta, para que sus compa?eros se colocaran. La pon¨ªa donde quer¨ªa. Tir¨® una falta que no se hab¨ªa visto aqu¨ª. Adem¨¢s, de cuando en cuando cambiaba con C¨¦sar, se pon¨ªa de delantero centro y C¨¦sar de interior. Nos volvieron locos. El enfado de la gente se fue cambiando por clamores. Est¨¢bamos asistiendo a algo extraordinario. Fue como pasar del cine en blanco y negro al color¡±, explicaba el ex jugador sevillista. El p¨²blico de Sevilla que hab¨ªa recibido de u?as al Bar?a y a su nueva estrella acab¨® en pie ovacionando cada acci¨®n de Kubala como si asistiera a una gloriosa faena taurina.

Las acciones de Kubala en el terreno de juego cambian el f¨²tbol para siempre. Como no hab¨ªa televisi¨®n, se tiene noticia de sus gestas por v¨ªa oral. No hay otra manera de verlo que ir al campo de Les Corts, que est¨¢ a reventar en cada partido que el Bar?a juega como local. Es un argumento muy corriente decir que Kubala oblig¨® a que el Bar?a construyera el Camp Nou porque el viejo Les Corts no daba abasto para dar cabida a toda la gente que quer¨ªa admirarle. Puede que influyera, pero como explica el periodista Frederic Porta, autor de una interesante biograf¨ªa de Kubala (Kubala, l¡¯heroi que va canviar la hist¨°ria del Bar?a. Ed. Saldonar), ¡°lo cierto es que el Bar?a ya hab¨ªa comprado los terrenos para construir el Camp Nou dos a?os antes y la idea de hacer un campo m¨¢s grande ya exist¨ªa, pero Kubala lo avanz¨® todo y justific¨® el cambio¡±.

Dotado de una t¨¦cnica brutal, de un golpeo de bal¨®n sensacional y de una fuerza f¨ªsica fuera de lo com¨²n, Kubala cambi¨® el f¨²tbol. Lanzaba las faltas por encima de la barrera con efecto o haciendo que la pelota botara delante del portero, lanzaba los penaltis (era pr¨¢cticamente infalible) con lo que luego se llam¨® paradinha y se atribuy¨® a los brasile?os aunque el primero que lo hizo en Europa fue ¨¦l. F¨ªsicamente era un toro. En su juventud hab¨ªa practicado el boxeo y si no lleg¨® a p¨²gil reconocido y de trayectoria fue porque ten¨ªa los brazos cortos. Su tren inferior era sensacional. Cul¨®n y con una piernas que le permit¨ªan proteger a pelota como nadie. Frederic Porta relata que ¡°en su ¨¦poca de esplendor le midieron los muslos y ten¨ªa cada uno una circunferencia de 69 cent¨ªmetros, lo que ser¨ªa la cintura de alguno de sus compa?eros¡±. Adem¨¢s, era capaz de correr los 100 metros en menos de 11 segundos. Un atleta total y con una t¨¦cnica depurad¨ªsima.

No obstante, esa fuerza f¨ªsica y la confianza que ¨¦l ten¨ªa en ella, pues jam¨¢s rehu¨ªa el choque, fueron su cruz. Kubala se convirti¨® en el objetivo de una cacer¨ªa por parte de los defensas rivales. ?l jam¨¢s se escondi¨® y por eso en once a?os en el Barcelona sufri¨® hasta once lesiones de cierta gravedad. Con los partidos sin televisi¨®n, la dureza que rayaba la violencia estaba al orden del d¨ªa. Le cos¨ªan a patadas.

Pero el Bar?a viv¨ªa su ¨¦poca m¨¢s dorada hasta la fecha. Adem¨¢s, el club giraba en torno a Kubala. Frederic Porta lo compara con la ¨¦poca actual: ¡°Ahora dicen que Messi manda en el club y seguro que manda, pero nada que ver con la influencia que ten¨ªa Kubala. Este s¨ª que mandaba e incluso decid¨ªa los fichajes. Y a nadie le extra?aba. Que el Bar?a adoptara las medias con las rayas horizontales blaugrana es imposici¨®n suya. Las vio al equipo de rugby, le gustaron y las incorpor¨® al equipo de f¨²tbol por decreto. De hecho, es ¨¦l quien se empe?a a fichar a Luis Su¨¢rez cuando le deslumbra en un partido contra el Deportivo. Kubala era el primer fan de Su¨¢rez, otra cosa es lo que pas¨® en la grada, que se dividi¨® entre suaristas y kubalistas¡±.

Su¨¢rez era ocho a?os m¨¢s joven que Kubala. Lleg¨® al Barcelona con 19 a?os, Kubala ten¨ªa 27 y un f¨ªsico muy castigado por las lesiones y por la vida que llevaba, pues no se privaba de nada. Si aguantaba, era por una gen¨¦tica privilegiada.

Por tanto, jam¨¢s hubo entre ellos una competencia real, pero ah¨ª influy¨® mucho la figura de Helenio Herrera, el entrenador del Bar?a, que ve¨ªa a Kubala ya mayor y lento y ansiaba un cambio r¨¢pido por el joven gallego como l¨ªder del equipo. El debate lleg¨® a las gradas y a los medios de comunicaci¨®n. Debate absurdo, porque no jugaban en la misma posici¨®n, con quien de verdad manten¨ªa cierta rivalidad Kubala era con Eulogio Mart¨ªnez, que era con quien alternaba el puesto.

Los problemas f¨ªsicos de Kubala no eran solo por las lesiones. Tuvo a toda Espa?a en vilo cuando sufri¨® una tuberculosis que pudo haberle costado la vida. Existen versiones ap¨®crifas que explican que esa tuberculosis en realidad fue una pu?alada que sufri¨® en una pelea en un bar de mala nota del distrito quinto (el barrio chino de Barcelona) y tiene que retirarse al Montseny, concretamente al pueblo de Monistrol de Calders, a recuperarse. Nadie apuesta por su vuelta a los terrenos de juego si es que sobrevive a un ¡°agujero en el pulm¨®n del tama?o de un duro de plata¡± seg¨²n las cr¨®nicas de la ¨¦poca. Pero una vez m¨¢s, la capacidad de supervivencia de Kubala se impone. Regresa a los terrenos de juego, pero ya muy castigado y m¨¢s lento.

En ese contexto llega la final de la Copa de Europa de 1961, a la que Kubala llega con 34 a?os y una hernia discal que apenas le permite caminar, pero quiere jugar. Sabe que el club pasa por una situaci¨®n cr¨ªtica a pesar de haber alcanzado por primera vez la final del m¨¢ximo trofeo: el club est¨¢ en bancarrota por la construcci¨®n del Camp Nou, las luchas en la directiva son cainitas, Luis Su¨¢rez ha fichado por el Inter (el de Berna ser¨¢ su ¨²ltimo partido con el Bar?a), donde se hab¨ªa ido Helenio Herrera dejando el equipo en manos de Enrique Orizaola.

Kubala le dice a Orizaola que le alinee, que como todos los portugueses ir¨¢n a por ¨¦l y el apenas puede moverse por el dolor de espalda y jugar¨¢ infiltrado, eso dar¨¢ m¨¢s oportunidades a sus compa?eros. pero el partido es un c¨²mulo de desdichas para el Barcelona. Ramallets se marca un gol en propia puerta, el Bar?a dispara tres veces a los malditos palos cuadrados de las porter¨ªas (a partir de entonces se les cambiar¨ªa la forma) llegando incluso Kubala a chutar un bal¨®n que dio en un poste, recorri¨® la linea de gol hasta dar en el otro poste y salir repelido. El Bar?a pierde y se acaba la ¨¦poca de Kubala en el Bar?a.

La trascendencia de Kubala sobrepasa el terreno de juego. Seg¨²n una votaci¨®n que hizo para Radio Barcelona el periodista Joaqu¨ªn Soler Serrano a mediados de los a?os 50, los catalanes m¨¢s queridos para sus conciudadanos eran el Doctor Barraquer y Ladislao Kubala.

¡°Literalmente era el personaje m¨¢s famoso de la ciudad, la gente le profesaba verdadera veneraci¨®n, ni la influencia de Messi ahora es comparable con la que ejerc¨ªa Kubala en aquellos a?os¡±, explica Porta.

Su vida fuera del campo de juego era notoria. Noct¨¢mbulo impenitente, era habitual verle en los caf¨¦s y cabarets de moda en Barcelona. Era un hombre que destacaba. Alfredo Rela?o le define en algunos de sus art¨ªculos como ¡°un semidi¨®s. Alto, fuerte, rubio con ojos azules y una personalidad desbordante. Concitaba la admiraci¨®n de hombres y mujeres por igual. Un ¨ªdolo¡±. Frederic Porta lo resume con el argumento de que ¡°seria la suma de Messi y Beckham y encima saliendo de noche¡±.

Ante esta vida digamos desordenada que llevaba Kubala, la directiva del Barcelona opt¨® por ponerle una agencia de detectives para que le siguiera por la noche. Los informes de los detectives se encuentran a¨²n en el Centre de Documentaci¨® del FC Barcelona y Frederic Porta los public¨® en la revista de historia ¡®S¨¤piens¡¯. En ellos se da cuenta con todo detalle de las andanzas nocturnas del ¡°Se?or K.¡±, nombre en clave de la estrella blaugrana en un ejercicio de absurda discreci¨®n. Tambi¨¦n se encuentra en los archivos del club una carta de un empresario de Sabadell, que expresa al club su preocupaci¨®n por haberse encontrado a Kubala y a Czibor ¡°en un local de Sabadell pasadas las 2,30 de la madrugada acompa?ados de unas se?oras de esas que antes fueron se?ores, no s¨¦ si me entiende¡±. Lo que no explica el empresario en la carta es que hacia ¨¦l en el mismo local.

La afici¨®n de Kubala por la bebida no era ning¨²n secreto. Helenio Herrera explica en una entrevista de televisi¨®n que ¡°un d¨ªa en un aeropuerto en la aduana le preguntaron a Kubala si ten¨ªa algo que declarar y dijo que dos botellas de whisky. El funcionario le pidi¨® que se las ense?ara y ¨¦l, ri¨¦ndose se toc¨® la barriga y dijo: radiograf¨ªa, las llevo dentro¡±. En otra ocasi¨®n, en la misma situaci¨®n, pero llevando la botella en la bolsa, le conminaron a que la dejara en el aeropuerto porque no estaba permitido embarcar bebidas alcoh¨®licas. Ni corto ni perezoso se la bebi¨® delante del at¨®nito funcionario.

Las leyendas sobre las ocasiones en las que se le alarg¨® la noche y no llegaba a los entrenamientos o a los partidos era recurrente. En ese caso, se apelaba a los servicios de ¨¢ngel Mur padre, el masajista del equipo que sab¨ªa donde encontrarle. Empezaba una romer¨ªa por locales o pisos habituales hasta que daba con ¨¦l, lo llevaba al vestuario, le daba una ducha de agua fr¨ªa, un caf¨¦ con sal, un masaje y a jugar. La afici¨®n se lo perdonaba todo y era consciente de que su estrella era un hombre de vida alegre. pero nunca fallaba en el campo. Entre el p¨²blico de aquella ¨¦poca exist¨ªa el comentario sobre el ritual de Kubala en esos partidos que segu¨ªan a una noche agitada. ¡°Empezaba mal, e impreciso, pero la se?al era cuando a los diez minutos de partido se arremangaba las mangas de la camiseta como diciendo ¡®ya estoy aqu¨ª, vamos a empezar que ya me he despejado¡¯ era entonces cuando la m¨¢quina se pon¨ªa a funcionar¡±.

No se puede encontrar a nadie en el mundo que hable mal de Kubala. Absolutamente nadie. Todos destacan su enorme coraz¨®n y que a pesar de ser con diferencia el jugador mejor pagado de la ¨¦poca (cobraba seis veces m¨¢s que sus compa?eros) no ten¨ªa un no para nadie. Su desapego por el dinero era legendario.

Como prueba, la an¨¦cdota que explica su bi¨®grafo Porta: ¡°un d¨ªa lleg¨® al vestuario y coment¨® que le hab¨ªan robado el coche y que en la guantera llevaba un sobre con 200.000 pesetas, lo que era un fortun¨®n para a ¨¦poca (un buen piso pod¨ªa costar 130.000 pesetas). Cuando sus compa?eros le intentaron animar ¨¦l se limit¨® a decir: lo habr¨¢ cogido alguien que lo necesita m¨¢s que yo¡±.

Tambi¨¦n era habitual que se quitara su abrigo y se lo regalara a un pobre que ped¨ªa limosna en el invierno barcelon¨¦s o que acogiera en su casa de la calle Duquesa de Orleans a cualquier h¨²ngaro que llegara a Barcelona pidiendo ayuda. Kubala, recordando sus tiempos de refugiado ap¨¢trida sin papeles no preguntaba nada. Se los llevaba a su casa y les pagaba un billete de barco hacia Am¨¦rica. La consigna entre los refugiados que hu¨ªan del Tel¨®n de Acero era que ¡°si llegas a Barcelona, busca a Kubala, ¨¦l te ayudar¨¢¡±. Nunca fallaba.

Posteriormente, ya retirado no pod¨ªa ser de otra manera, mont¨® un bar junto a Czibor en la calle Capit¨¢n Arenas, el m¨ªtico Kep Duna (Danubio azul en h¨²ngaro) que se convirti¨® en un centro extraoficial de acogida a refugiados que era vigilado por los servicios secretos de los Estados Unidos, de la URSS y por la polic¨ªa espa?ola. Algo as¨ª como el Rick¡¯s Caf¨¦ de la pel¨ªcula Casablanca, pero en la zona alta de Barcelona.

Era el gran personaje de Barcelona querido por todos, pero hubo un momento en el que esto estuvo a punto de romperse por extra?o que parezca. Coincidi¨® con la derrota en Berna, cuando una parte de la prensa lleg¨® a escribir que ¡°hay que deskubalizar el Bar?a como hay que desestalinizar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡± y, especialmente, cuando fich¨® por el Espanyol. El terremoto fue de a¨²pa.

Tras la derrota en la final de Berna, Kubala anuncia su retirada de los terrenos de juego. Hab¨ªa hecho el curso de entrenador y hab¨ªa quedado como el n¨²mero uno de su promoci¨®n. Pacta con el presidente Llaudet, todo un personaje tambi¨¦n como veremos, que en principio se har¨¢ cargo de la escuela de futbolistas del club y que en un par de a?os pasar¨ªa a hacerse cargo del primer equipo.

Mientras tanto, el Barcelona lo dirige Llu¨ªs Mir¨® que afronta una plantilla en descomposici¨®n. Su¨¢rez ha sido traspasado al Inter en la peor decisi¨®n de la historia del club y mitos como Ramallets, Tejada o Czibor estaban en el declive de sus carreras. La temporada empieza fatal y tras perder en Mestalla ante el Valencia por un humillante 6-2 que fuerza la dimisi¨®n de Miro. Llegaba la hora de Kubala, que asciende al primer equipo ante la alegr¨ªa de la afici¨®n. Y el proyecto resulta de entrada. El Bar?a de la segunda parte de la temporada 61-62 remonta en la Liga y acaba segundo (la distancia con los blancos cuando lleg¨® Kubala era casi insalvable) y venga el 6-2 de Mestalla goleando al Valencia en el Camp Nou por 4-0.

De cara a la siguiente temporada, la 62-63, Kubala puede hacer su equipo dando bajas dolorosa de algunos de los que hab¨ªan sido sus ex compa?eros como es el caso de Eulogio Mart¨ªnez o Evaristo. Una de las reticencias de Llaudet para dar el cargo de entrenador a Kubala era que tendr¨ªa que dirigir a algunos de los que hab¨ªan sido sus compa?eros.

Las expectativas positivas sobre el primer proyecto completo de Kubala se frustran a las primeras de cambio cuando a principio de curso el equipo blaugrana debe de jugar la final de la Copa de Ferias ante el Valencia, el equipo que provoc¨® la ca¨ªda de Mir¨® y el ascenso de Kubala. Y la historia, por raro que parezca, se repite: el Valencia le vuelve a meter 6-2 al Bar?a. La afici¨®n estalla contra el equipo. En el partido de vuelta, obviamente, no hay nada que hacer, pero la capacidad de Llaudet para autoflagelarse no tiene l¨ªmites. Tal como escribe Alfredo Rela?o, el presidente blaugrana convoca el d¨ªa antes del partido una cena con la prensa y realiza esta declaraci¨®n que si pasara hoy en d¨ªa abrir¨ªa todos los noticiarios.

Llaudet, ante la prensa y acompa?ado del t¨¦cnico Kubala y de Gr¨¤cia como capit¨¢n, pide perd¨®n a la afici¨®n y anuncia cambios en el protocolo del inicio del partido de vuelta.

¡°Saldr¨¢ primero el Valencia para recibir los aplausos; despu¨¦s el Barcelona, para que reciba los silbidos. Despu¨¦s saldr¨¢ Kubala, para que arrecien. Y finalmente yo, para que caigan todos los silbidos sobre mi persona, porque soy el barcelonista que m¨¢s quiere al club y que est¨¢ destinado a morir en el campo, si es preciso¡­¡±. Termina entre sollozos. Como vemos, Gaspart no invent¨® nada.

El partido acabo en empate a uno y el proyecto Kubala como t¨¦cnico del Bar?a estaba sentenciado. El t¨¦cnico es despedido a mitad de temporada y entonces estalla la bomba en Barcelona. Kubala, despechado acepta la oferta para volver a los terrenos de juego, pero no como t¨¦cnico, ser¨¢ como jugador y nada m¨¢s y nada menos que en el Espanyol, el eterno rival del Bar?a.

El 3 de septiembre de 1963 el Espanyol, entonces Espa?ol, anuncia la contrataci¨®n e Kubala como jugador, con 36 a?os se ve¨ªa capaz de ser competitivo.

Su decisi¨®n divide a la opini¨®n p¨²blica. Por un lado, Federico Gallo y Juan Jos¨¦ Castillo apoyan su decisi¨®n, por contra, Carlos Pardo o Manuel Ib¨¢?ez Escofet tiran con bala contra ¨¦l. Le tildan de ¡°judas que se vende por un plato de lentejas¡±, de ¡°traidor¡± y ven intereses pol¨ªticos en su decisi¨®n.

Kubala explica que quer¨ªa seguir jugando y que se ve¨ªa capaz de hacerlo, aunque aceptaba que no estaba al nivel del Barcelona. Hab¨ªa recibido ofertas de clubes importantes, entre ellas de River Plate y la Juventus, pero no quiere irse de Barcelona, donde se siente un barcelon¨¦s m¨¢s. El Espa?ol colma sus expectativas.

Su inicio de temporada no es malo, al contrario, marca en sus dos primeros partidos, pero el equipo no acaba de funcionar. La cohabitaci¨®n entre la veterana estrella reci¨¦n llegada, Kubala, y el s¨ªmbolo del equipo, Argil¨¦s, no es f¨¢cil. Scopelli es destituido como entrenador y se da el mando de hecho del equipo a los dos l¨ªderes del equipo a pesar de sus diferencias. La crisis estalla cuando el Espa?ol visita el Camp Nou. Los periquitos pierden por 5-0 en un partido en el que la grada barcelonista abuchea a Kubala a quien tienen muchas ganas de humillar con su nuevo equipo. A¨²n as¨ª, al final del partido, Kubala tiene un gesto ante su ex equipo que demuestra que no guarda ning¨²n rencor ante lo que ha o¨ªdo desde la grada. Al finalizar el partido, organiza a sus compa?eros para que le hagan el pasillo al Bar?a aplaudiendo al rival en reconocimiento a la exhibici¨®n realizada. Ese gesto sienta mal entre los aficionados espa?olistas y entre algunos compa?eros. Argil¨¦s no hace el pasillo y se marcha directo a los vestuarios.

Al a?o siguiente, Kubala pasa a ser entrenador-jugador y entre las bajas que da, est¨¢ la de Argil¨¦s, pero por contra, llega Di St¨¦fano, tambi¨¦n rebotado por su mala salida del Madrid enfrentado a Bernab¨¦u.

Di St¨¦fano y Kubala son como hermanos. A pesar de no haber jugado oficialmente juntos, mantienen una qu¨ªmica especial. Una amistad que se fragua cuando el argentino a punto est¨¢ de fichar por el Barcelona.

Cuando Di St¨¦fano llega a Barcelona para fichar por el Espa?ol se aloja primero en el hotel Avenida Palace, pero al mes est¨¢ viviendo en casa de Kubala como uno m¨¢s de la familia. Los hijos de ambos siempre mantuvieron una relaci¨®n como si fueran de la familia.

Uno de los jugadores que estuvo a las ¨®rdenes de Kubala fue Jos¨¦ Mar¨ªa Rodilla, uno de los que poco despu¨¦s formar¨ªan la famosa delantera de los ¡®Delfines¡¯. Con 80 a?os, Rodilla recuerda a Kubala.

¡°De Kubala tengo un recuerdo maravilloso, siempre le profes¨¦ un cari?o especial. No en vano, fue ¨¦l el que me fich¨® para el Espanyol¡±, recuerda al atender la llamada de este peri¨®dico al que confiesa que ¡°normalmente no hago declaraciones, pero para hablar de Kubala lo que sea¡±.

Rodilla, ex compa?ero del Espa?ol, lo tiene claro ¡°era el mejor jugador a nivel de t¨¦cnica del mundo. Di St¨¦fano era mejor futbolista, pero no tenia su t¨¦cnica. Alfredo era m¨¢s intenso y mas jugador de todo el campo, pero no pod¨ªa hacer cosas que Kubala hac¨ªa¡±

Quien tuvo el privilegio de jugar con los dos recuerda que ¡°por ejemplo, Di St¨¦fano no te dejaba tranquilo ni un minuto, estaba todo el rato encima tuyo y las broncas eran de ¨®rdago, pero siempre daba ejemplo, nunca te ped¨ªa algo que ¨¦l no hiciese menos al final que despu¨¦s de dos carreras me dec¨ªa, ¡®Rodi, ve a por ese que ya no puedo, luego lo tapo yo¡¯. Se dejaba el alma. Kubala era m¨¢s paternalista y tolerante. Nos ped¨ªa por ejemplo que hici¨¦semos como ¨¦l en los entrenamientos, que estando sentado era capaz de dar 3.000 toques a la pelota sin que se le cayera. S¨®lo lo pod¨ªa hacer ¨¦l¡±.

Rodilla a?ade una an¨¦cdota que explica la calidad de Kubala ejerciendo de entrenador jugador ya con 38 a?os: ¡°fuimos a jugar un amistoso a Amposta y se?alaron una falta al borde del ¨¢rea. Coge Kubala la pelota y zas, a la escuadra. El ¨¢rbitro la hace repetir porque alguien se ha movido o por no s¨¦ qu¨¦. Kubala la vuelve a goger y zas, a la escuadra otra vez. Y el ¨¢rbitro le dice que se tiene que volver a repetir. Ese d¨ªa Kubala se enfad¨® y se fue del campo¡±.

Rodilla recuerda que el pase de Kubala del Bar?a al Espanyol cre¨® pol¨¦mica en la ciudad, pero que ¨¦l estuvo ajeno a todo. ¡°Segu¨ªa siendo una persona magn¨ªfica, jam¨¢s le o¨ª una mala palabra contra nadie. Nunca se meti¨® en una discusi¨®n, era la bondad personificada, le falto suerte en su etapa de entrenador, pero como entrenador es de los mejores que he tenido, con un gran cari?o para los j¨®venes y tratando siempre de ayudar para que mejoraras¡±.

En su segunda temporada, la decisi¨®n de hacer debutar a su hijo Branko a una edad muy temprana levant¨® suspicacias y al final Kubala inici¨® una irregular carrera como t¨¦cnico.

Alarg¨® su carrera como jugador un par de a?os m¨¢s jugando en el Z¨²rich y probando incluso la aventura americana en el Toronto Falcons, donde coincide de nuevo con Branko y el hijo de Daucik. Con 40 a?os jug¨® 19 partidos marcando 5 goles.

En 1968 regresa a Espa?a y entrena durante un corto periodo de tiempo al C¨®rdoba hasta que le llama la selecci¨®n nacional. Kubala dirigir¨¢ al equipo espa?ol hasta 1980, cuando fichar¨¢ por el Barcelona de nuevo como t¨¦cnico.

El debut de Kubala con Espa?a fue, de nuevo, un partido de propaganda del r¨¦gimen. Se disput¨® en el Estadio de la L¨ªnea de la Concepci¨®n ante Finlandia y Espa?a gole¨® por 6-0 a sus rivales en un partido que ya no serv¨ªa de nada. Espa?a hab¨ªa quedado fuera de la clasificaci¨®n para el Mundial de M¨¦xico¡¯70, pero la idea de ese partido era la de exhibir un campo estupendo que pudiera verse desde Gibraltar como para dar envidia a los del Pe?¨®n de la cultura deportiva de esa Espa?a. Cosas del r¨¦gimen.

Cierto es que en esa ¨¦poca Espa?a penaba m¨¢s que otra cosa en el panorama internacional. No se clasific¨® para el Mundial del 74 a causa del gol de Katalinski en el partido de desempate en Frankfurt y tanto en el Mundial 78 como en la Eurocopa 80 el equipo cay¨® en la primera fase, pero sigue sin haber nadie de esa ¨¦poca que emita un juicio contrario a Kubala.

¡°Kubala, un adelantado a su tiempo. Sin duda, ten¨ªa que ver mucho su pasado como futbolista. Y no como uno cualquiera, ?como el mejor! Recuerdo que siempre me dec¨ªa: ¡®Rub¨¦n, debes desmarcarte al lado contrario al que viene la pelota. Busca el espacio, no la pelota¡¯. El gol que marqu¨¦ en Yugoslavia tiene que ver con todo lo que me ense?¨® ¨¦l¡±, relataba a Fermin de la Calle en una entrevista para AS Rub¨¦n Cano, el h¨¦roe de la famosa ¡®Batalla de Belgrado¡¯ en el partido que llev¨® a Espa?a al Mundial de Argentina. S¨ª, el del gol de Carde?osa que pudo cambiar el curr¨ªculum de Kubala en la selecci¨®n.

Hizo mucho por mejorar al f¨²tbol espa?ol y su idea respecto a la incorporaci¨®n de extranjeros para mejorar el nivel del f¨²tbol espa?ol fue clave en el desarrollo futuro del nivel competitivo espa?ol.

Sus jugadores le recuerdan como una persona did¨¢ctica, audaz t¨¢cticamente y muy cercana. En un tiempo en el que se impon¨ªa la furia como marca de la casa, Kubala nunca olvid¨® que ¨¦l era el heredero de la tradici¨®n magiar del Honved y de la Hungr¨ªa que a base de mover el bal¨®n conmocion¨® al mundo el d¨ªa que destrozaron a Inglaterra en Wembley por 3-6.

Puede que para el aficionado medio, Kubala fuera un entrenador de medio pelo que encarna una ¨¦poca de la selecci¨®n en la que no se ganaba nada, como as¨ª ha sido la mayor parte del tiempo y que pasara a popularizarse por sus expresiones que ahora ser¨ªan carne de meme en las Redes Sociales. A la Selecci¨®n se la conoc¨ªa como a los ¡®Kubala boys¡¯ y el latiguillo del t¨¦cnico antes de los partidos diciendo ¡°chicos bien, moral ¨®ptima¡± era la frase de moda en las cafeter¨ªas de los 70 en Espa?a.

Pero entre sus colegas, Kubala segu¨ªa mereciendo un respeto reverencial. ¡°El primer gol fue aut¨¦nticamente latino, realizado con picard¨ªa y perfectamente estudiado. S¨®lo puedo felicitar a Kubala por su trabajo t¨¢ctico previo¡±, la frase de Helmut Sch?n, seleccionador alem¨¢n despu¨¦s de enfrentarse y perder ante Espa?a en un amistoso en el que la reciente semifinalista mundial y pr¨®xima campeona mundial cay¨® ante los Kubala boys en el S¨¢nchez Pizju¨¢n con dos goles de estrategia convertidos por Arieta. S¨ª, Arieta ante los M¨²ller. Seeler, Beckembauer, Maier, Netzer y compa?¨ªa.

Dej¨® la selecci¨®n en 1980 para fichar por el Bar?a como t¨¦cnico de la segundo proyecto de N¨²?ez en una operaci¨®n que fue la antesala de lo que pasar¨ªa en el Mundial de Rusia con Lopetegui. Kubala se comprometi¨® con el Bar?a mientras era seleccionador y trat¨® de alternar las funciones, pero Porta se neg¨®. Finalmente, el 8 de junio de 1980, cuatro d¨ªas antes de empezar la Eurocopa, Kubala fichaba por el equipo blaugrana, al que se incorporar¨ªa despu¨¦s de la Eurocopa.

Su segunda etapa al frente del Bar?a tampoco fue bien y fue destituido a media temporada. Sigui¨® su aventura en los banquillos como seleccionador de Arabia Saud¨ª (en eso tambi¨¦n fue pionero), entrenando al M¨¢laga y a la selecci¨®n de Paraguay antes de retirarse del f¨²tbol en primera linea en el banquillo del Elche.

Pas¨® sus ¨²ltimos a?os en Barcelona tan activo como siempre. Jugando con los veteranos del Bar?a, ayudando a sus compa?eros, sin tener un no para nadie y jugando al tenis cada d¨ªa o saliendo a correr o haciendo rutas en bicicleta exhibiendo un estado f¨ªsico envidiable.

Hasta que la luz de la genialidad y la gloria se apagaron hace 18 a?os. Una enfermedad cerebral degenerativa puso fin a la aventura, pero no a la leyenda de un mito del futbol mundial. Un icono que cambi¨® para bien la vida de tantas personas que no cabr¨ªan en un estadio de f¨²tbol.

El f¨¦retro con los restos mortales de Kubala fue portado a hombros, entre los aplausos de los aficionados que se dieron cita a las puertas de la iglesia de Santa Tecla, por Alfredo Di St¨¦fano, Gustau Biosca, Eduardo Manch¨®n, Estanislao Basora, Joan Segarra, Josep Bertomeu, Luis Su¨¢rez, Antoni Ramallets y Gonzalvo III.

Reposa en el cementerio de Les Corts, al lado del Camp Nou porque as¨ª lo dej¨® escrito en su testamento mientras Serrat le cantaba aquello de

Pel¨¦ era Pel¨¦ y Maradona uno y basta.
Di St¨¦fano era un pozo de picard¨ªa.
Honor y gloria a quienes hicieron brillar el sol de nuestro f¨²tbol de cada d¨ªa.,
Todos tienen sus m¨¦ritos; a cada quien lo suyo,
pero para m¨ª ninguno como Kubala.
Se ruega al respetable silencio,
que para quienes no lo han gozado dir¨¦ cuatro cosas:
la para con la cabeza,
la baja con el pecho,
la duerme con la izquierda,
cruza el medio campo con el esf¨¦rico pegado a la bota,
se va del volante y entra en el ¨¢rea grande ense?ando la pelota,
la esconde con el cuerpo,
empuja con el culo y se sale de espuela.
Se mea al central con un tuya m¨ªa con dedicatoria
y la toca justo para ponerla en el camino de la gloria