Se cumplen 60 a?os de la primer Cl¨¢sico en Copa de Europa entre el Real Madrid y el Barcelona. Los tetracampeones se med¨ªan a un equipo a que el resto del continente europeo daba como claros favoritos a levantar la Orejona en Glasgow. Pero liderados por la Sant¨ªsima Trinidad blanca (Di St¨¦fano Pusk¨¢s y Gento) m¨¢s el impagable esfuerzo de Luis del Sol, los blancos defender¨ªan t¨ªtulo, (?y de qu¨¦ manera!) en el Camp Nou antes de la final en la capital escocesa.
Tanto iba el c¨¢ntaro a la fuente, que alg¨²n d¨ªa se ten¨ªa que romper. Se cumplen 60 a?os de la primera eliminatoria europea entre Madrid y Barcelona¡ Un duelo que tarde o temprano se ten¨ªa que producir. Ocurri¨® en abril de 1960 y enfrent¨® a los por entonces vigentes campeones europeos, los blancos, y los de la Liga espa?ola, los azulgrana, y que a la postre, marcar¨ªa el futuro de ambas entidades.
Era la cuarta vez que en la m¨¢xima competici¨®n europea aparec¨ªan dos equipos espa?oles: ya lo hab¨ªa hecho el Athletic en la campa?a 1956-57, el Sevilla (1957-58), el Atl¨¦tico de Madrid (1958-59) y en la que estamos (1959-60), con la presencia de los madridistas y los barcelonistas. Los blancos hab¨ªan eliminado a sevillistas y a rojiblancos en las temporadas anteriores, cuando en el sorteo de las semifinales de 1960 el bombo depar¨® un nuevo enfrentamiento entre equipos espa?oles. Los madridistas, que ten¨ªan nuevo entrenador en la figura de Miguel Mu?oz y nuevo jugador en Luis del Sol, ausentes por ser campeones de la primera ronda, hab¨ªan apeado al Jeunesse en octavos (victorias por 7-0 y 5-2 en Luxemburgo), y al Niza en cuartos: perdieron 3-2 en tierras francesas, goleando en Madrid (4-0).
Los blancos hab¨ªan eliminado al Sevilla y al Atl¨¦tico en las temporadas anteriores
Los azulgrana, mientras, hab¨ªan eliminado al CDNA b¨²lgaro (2-2 en Sofia y 6-2 en Barcelona). Sus actuaciones frente al Mil¨¢n (sendos triunfos por 0-2 y 5-1) les hicieron ser claros favoritos a ganar la quinta edici¨®n de la Copa de Europa. Sobre todo, la demolici¨®n de los milanistas en el Camp Nou. Unas sensaciones que aumentaron en la eliminatoria de cuartos, con otros dos formidables partidazos de los de Helenio Herrera ante el campe¨®n ingl¨¦s, el Wolverhampton Wanderers (otros dos triunfos por 4-0 y 5-2: les hicieron pasillo de honor en el viejo Molineaux). Cinco victorias y un empate. Ah¨ª es nada.
As¨ª pues, el bombo de las semifinales contaba con el Madrid, el Barcelona, el Eintracht alem¨¢n y el Glasgow Rangers. Y el destino decidi¨® emparejar a madridistas y a azulgranas, que hab¨ªan dirimido un espectacular fin de temporada, en el que los barcelonistas se hab¨ªa llevado el t¨ªtulo de Liga por goalaverage global ante los blancos. Ese goalaverage era el cociente resultante de la divisi¨®n de los goles a favor entre los goles encajados: el resultado dio 516 mil¨¦simas a favor de los de la Ciudad Condal. Como no pod¨ªa ser menos, Herrera, t¨¦cnico azulgrana, empez¨® a calentar el encuentro de ida. En Madrid, por el contrario, acab¨® con el entrenador Fleitas Solich saliendo por la puerta: le relev¨® Miguel Mu?oz, entonces entrenador del Plus Ultra (el filial blanco) Todos los ingredientes estaban preparados para el duelo.
Los barcelonistas se hab¨ªa llevado el t¨ªtulo de Liga por goalaverage global ante los blancos
Conocido que el Madrid se concentrar¨ªa en su lugar habitual, cerca de El Escorial, Herrera empez¨® su particular guerra fr¨ªa. Llev¨® a la plantilla azulgrana cerca de su rival madridista, a La Berzosa, donde ech¨® un pulso a la directiva con tal de estimular a sus jugadores: al haber ganado la Liga al entonces tetracampe¨®n de Europa, el t¨¦cnico pidi¨® un aumento de las primas tanto para la plantilla como para ¨¦l. Miro-Sans, presidente azulgrana y ahogado por las deudas de la construcci¨®n del Camp Nou, decidi¨® aguantar el ¨®rdago y esperar a que acabase la eliminatoria y la temporada, ya que los azulgrana compet¨ªan hasta en cuatro competiciones esa campa?a: Liga, Copa, Copa de Europa y Copa de Ferias. Eso enfri¨® y tens¨® las relaciones presidente-entrenador
As¨ª pues, el 21 de abril de 1960, ambos equipos presentaron las siguientes formaciones. Por parte del Real Madrid jugaron: Dom¨ªnguez; Marquitos, Santamar¨ªa, Pach¨ªn; Vidal, Antonio Ruiz; Herrera, Del Sol, Di St¨¦fano, Pusk¨¢s y Gento. Herrera aline¨® a Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Segarra, Gensana; Coll, Kocsis, Eulogio Mart¨ªnez, Luis Su¨¢rez y Villaverde. El encuentro es dirigido por el ingl¨¦s Leafe. El ambiente es magn¨ªfico: 120.000 personas repletan el Bernab¨¦u. Los blancos salen m¨¢s nerviosos: se juegan m¨¢s. Son el actual campe¨®n, defienden t¨ªtulo (Bernab¨¦u hab¨ªa mostrado su enojo por perder la Liga y hab¨ªa dejado caer su descontento) y no pueden permitir que les supere el equipo blaugrana. Sorprende la presencia de Luis del Sol en el ataque blanco. Es su primer partido como jugador blanco en la competici¨®n europea; hab¨ªa llegado en ese mes de abril para reforzar a la plantilla, y su juego brioso ser¨¢ una de las claves del triunfo final de los blancos. Di St¨¦fano, pasados los primeros 15 minutos de encuentro, remat¨® un centro de Gento. Era el primer gol del partido y, de esa manera, serenaba los ¨¢nimos blancos. Ser¨ªa Pusk¨¢s, de nuevo a jugada de Gento, quien establec¨ªa el 2-0 antes de la media hora de juego. El ritmo era fren¨¦tico por parte de los dos equipos, pero con ese segundo gol, los blancos se relajaran de manera alarmante, lo que aprovecharon los visitantes para acortar distancias por medio de Eulogio Mart¨ªnez. El gol azulgrana fue muy protestado por los blancos: en el momento del remate, el juez de l¨ªnea ten¨ªa el bander¨ªn levantado por presunto fuera de juego del ariete blaugrana.
La lesi¨®n de Villaverde dej¨® al Bar?a con diez y fue decisiva en el partido de ida
En la segunda parte, los azulgrana percut¨ªan por la banda izquierda, con un Villaverde luchador, mientras que en los blancos se notaba cansancio. Sin embargo, la fortuna sonri¨® a los blancos: Villaverde, pieza clave en el ataque, sufri¨® un tir¨®n muscular, teniendo que abandonar el partido. Ese lance fue aprovechado por los blancos que se lanzaron a tumba abierta para intentar resolver la eliminatoria en el estadio Santiago Bernab¨¦u. La tranquilidad no llegar¨ªa hasta el tramo final del encuentro, cuando Di St¨¦fano marc¨® de cabeza el tercer tanto de los blancos con un remate cruzado de cabeza. Con 3-1 se cerr¨® el marcador: las esperanzas blancas quedaban en todo lo alto, mientras que las de los azulgrana eran alentadas por Herrera: ¡°Les ganaremos all¨ª y ganaremos la final¡±, dijo durante varios d¨ªas seguidos para calentar el ¨¢nimo de los suyos.
Sin embargo, los aficionados azulgranas e, incluso, los jugadores, ardieron al conocer las declaraciones de Alfredo Di St¨¦fano a una revista inglesa llamada People. En ellas, La Saeta se deshac¨ªa en elogios hacia el Barcelona, diciendo que ten¨ªan un equipazo y que era un rival muy duro. Curiosamente, esas declaraciones se hicieron con motivo de la eliminatoria anterior en la que los azulgrana se hab¨ªan medido al Wolverhampton. En ellas se elogiaban las virtudes de jugadores como Ramallets, Gensana, Luis Su¨¢rez, Kocsis¡ y en la Ciudad Condal se entendi¨® que daba claves a los ingleses para superarles. Cuando los blancos saltaron al terreno de juego para calentar, una pancarta de unos 50 metros de largo, seg¨²n cuenta el propio Di St¨¦fano, con la leyenda: ¡°No queremos chivatos en el estadio¡¡± se hac¨ªa ver en el coliseo barcelonista. Cada vez que Di St¨¦fano tocaba el bal¨®n, una fuerte pitada recorr¨ªa las gradas del Camp Nou haciendo imposible la comunicaci¨®n entre los jugadores blancos.
Para este segundo encuentro, Herrera aline¨® a Ramallets; Flotats, Rodri, Gracia; Verg¨¦s, Gensana; Eulogio Mart¨ªnez, Kocsis, Evaristo, Luis Su¨¢rez y Coll. Se ca¨ªan Segarra y Villaverde, lesionados, mientras que Coll pasaba a la banda izquierda (en el Bernab¨¦u lo hizo por la derecha). Por su parte, Mu?oz perd¨ªa a Santamar¨ªa en el eje de la zaga y sac¨® de salida el siguiente once: Dom¨ªnguez; Miche, Marquitos, Pach¨ªn; Vidal, Antonio Ruiz; Canario (supl¨ªa a Herrera), Del Sol, Di St¨¦fano, Pusk¨¢s y Gento. Lo arbitraba otro ¨¢rbitro ingl¨¦s, Reginald Leafe.
Al d¨ªa siguiente de la eliminaci¨®n, Helenio Herrera 'dimiti¨®' como entrenador blaugrana
Y lo que ten¨ªa que ser un partido eminentemente t¨¢ctico y de lucha de fuerza por parte de los locales acab¨® siendo un recital de juego de posici¨®n de los visitantes. Situados escaladamente, los blancos se fueron apoderando del bal¨®n, del juego y del partido: fren¨® el ¨ªmpetuoso arranque local y fue madurando el encuentro hasta que llegase su momento, Y ese momento lleg¨®: el bal¨®n cay¨® a pies de Pusk¨¢s que, delante de Ramallets no perdon¨®. Ese gol fue el mazazo para los azulgrana, que a partir de ese momento se vieron descolocados, desubicados y apabullados por el juego de los blancos liderados por su Sant¨ªsima Trinidad: Di St¨¦fano, Pusk¨¢s y Gento, m¨¢s el incalculable esfuerzo de Luis del Sol. Herrera hab¨ªa avisado que los blancos naufragar¨ªan en la segunda parte, y ocurri¨® justamente lo contrario: Gento y de nuevo Pusk¨¢s reventaron el marcador en apenas seis minutos. Con 0-3, Kocsis recortar¨ªa el marcador. Aquel triunfo constituir¨ªa un fuerte impacto en el mundo del f¨²tbol europeo. Los blancos daban un golpe en la mesa (dar¨ªan otro atronador en la final de Glasgow al ganar al Eintracht por 7-3). Pero m¨¢s significativa es la influencia que caus¨® en el Barcelona: al d¨ªa siguiente dejaba de ser entrenador del conjunto azulgrana en una decisi¨®n que se present¨® como dimisi¨®n, pero en el que el termino ¡®destituci¨®n¡¯ ten¨ªa un porcentaje elevado de culpabilidad.
Los blancos jugar¨ªan su quinta final de Copa de Europa de manera consecutiva. El Barcelona tendr¨ªa que esperar¡