Jos¨¦ Luis Cap¨®n. Atl¨¦tico y castizo. Castizo y atl¨¦tico. Esa ser¨ªa la mejor forma de definir a uno de los jugadores carism¨¢ticos del Atl¨¦tico de Madrid. Su afici¨®n por los colores rojiblancos los hered¨® y los prolong¨® con su prol¨ªfica etapa en la que visti¨® la casaca colchonera: ¡°Yo era aficionado del Atl¨¦tico desde peque?ito. Viv¨ªa en Legazpi y e iba en Metro hasta Cuatro Caminos para ver al equipo al Metropolitano. Ten¨ªa un t¨ªo, que era guardia, que me esperaba all¨ª en la puerta del subterr¨¢neo e ¨ªbamos juntos a los partidos¡±. El f¨²tbol, como para muchos ni?os, era una v¨¢lvula de escape de aquel Madrid de barrio de finales de los 50: ¡°Yo era un p¨ªcaro de ni?o. Era un chico de barrio y siempre me escapaba del colegio. Lo hac¨ªa para jugar. Mi padre, y tambi¨¦n mi t¨ªo, me castigaban. Yo era muy inquieto. Ellos vieron la manera perfecta de que me desfogase: con el f¨²tbol¡±.

Su vida futbol¨ªstica y personal la desarroll¨® junto a un compa?ero, vecino y amigo: Salcedo. Juntos comenzaron a dar patadas al bal¨®n sin un horizonte fijo hasta encontrarse defendiendo los colores de su club en un mismo vestuario. ¡°Mi carrera siempre estuvo ligada a la de Salcedo, gran amigo m¨ªo. Empec¨¦ con 12 a?os en un equipo de barrio junto a ¨¦l¡±. Para Cap¨®n, su infancia eran recuerdos de bal¨®n, familia y el barrio. ¡°Un d¨ªa un ojeador vino a verme. Me dijeron que quer¨ªan hacerme una prueba con el Plus Ultra. A ella me llev¨® el panadero de mi barrio. Mi padre ya no estaba y yo no ten¨ªa c¨®mo ir. Era una ¨¦poca bonita, viv¨ªa en un barrio con un gran ambiente familiar. Los entrenamientos me apasionaban¡±.

La casualidad, el amor por el Atleti y la amistad con Salcedo hicieron que Cap¨®n pudiera fichar por el equipo colchonero. El Madrid le quer¨ªa, pero el destino para el joven muchacho era el club de su vida, por el que suspiraba desde las gradas del Metropolitano cuando iba con su t¨ªo. ¡°De repente, el Madrid se interes¨® por Salcedo y por m¨ª. Sin embargo, ¨¦l me llam¨® para decirme que tambi¨¦n ten¨ªa una oferta del Atl¨¦tico. Que yo hiciese lo que quisiera. Llam¨¦ al Atleti para ver si me quer¨ªa y me dijeron que s¨ª. Ni lo dud¨¦. En cuesti¨®n de 24 horas pas¨¦ de vestir de blanco a fichar por el Atl¨¦tico¡±.

Se fogue¨® en el Reyfra y en el Burgos antes de llegar definitivamente al Atl¨¦tico. De joven pudo firmar por el Madrid, pero tras su etapa burgalesa, el Barcelona tambi¨¦n llam¨® a la puerta del que ser¨ªa mito rojiblanco. ¡°Luego, despu¨¦s de fichar por el Atleti, jugu¨¦ en el Reyfra. M¨¢s tarde me cedieron al Burgos, que militaba en Primera, e hice una gran campa?a. As¨ª, en 1972 ya formaba parte de la primer plantilla del Atl¨¦tico. Antes de eso, el Bar?a se interes¨® por m¨ª tras mi gran campa?a en el Burgos. ?Pero no sab¨ªan que pertenec¨ªa al Atleti!¡±, recordaba Cap¨®n. El sue?o se empezaba a cumplir: ¡°Jugar en el Atleti era muy dif¨ªcil, porque era una ¨¦poca gloriosa del club. A¨²n as¨ª, nunca fui reserva. Yo admiraba a G¨¢rate, Ufarte, Melo, Calleja y de repente me vi all¨ª¡±.

Lleg¨® como el sustituto de Calleja en 1972, pero por detr¨¢s de Panadero D¨ªaz. Sin embargo, la casualidad volvi¨® a colocar a Cap¨®n en primera l¨ªnea. ¡°Lo dej¨® Calleja y yo fui su sustituto. En principio, hab¨ªan fichado a Panadero para ese puesto. Sin embargo, no pudo jugar al principio, ya que no ten¨ªa todos los papeles en regla. As¨ª que me dieron la oportunidad. Me otorgaron mucha confianza y respond¨ª. Jugu¨¦ y me qued¨¦ con el puesto. Y as¨ª hasta llegar a casi 300 partidos¡±. Tras su debut esa temporada, se qued¨® en el Atl¨¦tico durante los ocho a?os siguientes. Jug¨® 269 partidos como rojiblanco y marc¨® seis goles. Lateral izquierdo desde siempre, no titubeaba si ten¨ªa que jugar en la banda derecha. ¡°Donde m¨¢s c¨®modo estaba era de lateral izquierdo, aunque pod¨ªa jugar en ambas bandas¡±, presum¨ªa Cap¨®n.

Sin embargo, el exrojiblanco tuvo que vivir en primera persona el momento m¨¢s amargo de la historia del Atl¨¦tico. Form¨® parte del once que disput¨® la final de la Copa de Europa frente al Bayern de M¨²nich. ¡°Fue el momento m¨¢s triste de mi carrera. Pod¨ªamos haber sido el mejor equipo de Europa¡±.

Si hay algo que enorgullec¨ªa a Cap¨®n por ser atl¨¦tico es la afici¨®n del club madrile?o: ¡°Nuestra hinchada es lo que enriquece a la entidad¡±. Unos seguidores que siempre quisieron al ¡®Torito de Embajadores¡¯: ¡°Me llamaban el ¡®Torito de Embajadores¡¯. Yo viv¨ªa en la calle Jaime I, que era por donde bajaban a las reses al matadero. Y de ah¨ª el nombre. No s¨¦ por qu¨¦ ser¨¢, si ser¨¢ el bigote o que lo entregaba todo, pero los aficionados me quer¨ªan mucho¡±. Su reconocimiento le lleg¨® con el partido de su despedida. El 25 de noviembre de 1980 vio como el estadio Vicente Calder¨®n le rend¨ªa un merecido tributo. Adem¨¢s, recibi¨® la Medalla de Plata al M¨¦rito Deportivo. Pero su mayor orgullo siempre ser¨¢ sentirse castizo y rojiblanco. Rojiblanco y castizo. El ADN de Cap¨®n. Descanse en paz.