El Madrid se asoma al abismo
El equipo de Zidane se puso por delante sin merecerlo y se vio atropellado despu¨¦s por la reacci¨®n del City, empujado por un ¨¢rbitro con dos varas de medir.
Fue un sube y baja en el que acab¨® en el arc¨¦n el Madrid, ya seriamente amenazado de marcharse de la Champions en octavos por segundo a?o consecutivo. El suelo se vino abajo bajo sus pies en un final desastroso, ante un enorme Sterling y un ¨¢rbitro italiano, Orsato, con dos varas de medir. Obvi¨® un leve empuj¨®n a Ramos que le dio el 1-1 al City y le mostr¨® la roja al central por otro de la misma intensidad a Gabriel Jes¨²s. Ni la justicia estuvo de parte del Madrid, cuyo juego tampoco mereci¨® mejor trato.
No hubo enmienda a la totalidad, pero Zidane dej¨® fuera a Kroos y a Bale en favor de Isco y Vinicius. Fue un once a favor de obra y de p¨²blico, porque el malague?o tiene m¨¢s gol que el alem¨¢n y porque el gal¨¦s hace tiempo que ha incurrido en administraci¨®n desleal de su talento. Tambi¨¦n tuvo una intenci¨®n estrat¨¦gica: imagin¨® un City muy territorial, servido al gusto de Guardiola, tolerando el juego al espacio. Y ah¨ª la velocidad de Vinicius es un cuchillo. Pero el partido no fue por ah¨ª. El Madrid tuvo m¨¢s pelota de lo esperado y el brasile?o, menos campo libre del que presum¨ªa. A¨²n as¨ª, fue el mejor.
A cambio, Guardiola, al que el Bernab¨¦u siempre ver¨¢ blaugrana dirija lo que dirija, se dej¨® 41 goles en el banquillo (21 de Ag¨¹ero y 20 de Sterling) para darle vigor al equipo, con futbolistas (Mahrez o Gabriel Jes¨²s) menos posicionales y m¨¢s predisposici¨®n a entorpecer la salida de pelota del adversario. Una batalla t¨¢ctica que sigui¨® a las ofrendas florales entre ambos entrenadores de la v¨ªspera. El inicio no estuvo a la altura del intercambio de elogios. Result¨® sosote.
El City pinch¨® en esa recuperaci¨®n r¨¢pida, el alfa del manual Guardiola, y tard¨® en llegar al altar de Courtois, aunque el paso de los minutos le fortaleci¨®. Y el Madrid, que combinaba el juego largo y corto, fue a menos en su camino al ¨¢rea. Lo ¨²ltimo que se sab¨ªa del equipo en ataque es que cuando se le agotaban las ocurrencias se justificaba metiendo centros a granel al ¨¢rea sin ning¨²n aprovechamiento porque huido Cristiano, empeque?ecido Bale y desaparecido Jovic, nadie se pone a esos env¨ªos.
Y, sin embargo, la gran ocasi¨®n del Madrid antes del descanso lleg¨® producto de ese juego perverso del bal¨®n colgado al ¨¢rea. La puso Mendy, cabece¨® picado Benzema, repeli¨®? Ederson y aument¨® Vinicius su leyenda de pistolero de feria desperdiciando el rechace. Antes hab¨ªa tenido una ocasi¨®n del mismo tama?o Gabriel Jes¨²s, cuyo remate a quemarropa sac¨® Courtois, necesitado de relimpiar su nombre. No hubo que indagar mucho para concluir que el peligro del City estaba en las diagonales del brasile?o y en De Bruyne, un arquitecto may¨²sculo, en el juego posicional y a la contra. Al filo del descanso volvieron los ingleses a tener el gol, en remate de Gabriel Jes¨²s?que salvaron por partes Ramos, Casemiro y Valverde.
Sterling lo cambi¨® todo
Qued¨®, en cualquier caso, la impresi¨®n de que ninguno quer¨ªa ser el primero en equivocarse. El City, porque pensaba en Manchester. El Madrid, porque juntar a Casemiro y Valverde, que se han vuelto adictivos, le da al equipo resistencia y le quita sorpresa. La segunda mitad acentu¨® el derrumbe del Madrid, con tres ocasiones consecutivas de Mahrez, dos arruinadas por Courtois. Y ah¨ª, en el abismo, como tantas veces en este torneo ag¨®nico que ha hecho del Madrid una leyenda, Vinicius le limpi¨® una pelota a Rodrigo, que regal¨® m¨¢s de lo que le conviene a un jugador de su posici¨®n, y le regal¨® el gol a Isco. Para entonces calentaba en la banda Bale, relevo de uno u otro.
Y entonces el Madrid se emocion¨® como suele con la Champions, competici¨®n de la que se considera patrono y benefactor y que suele henchir sus velas. Ramos tuvo el segundo, el Bernab¨¦u se ech¨® a la calle, pero el City, que se hab¨ªa ido, volvi¨® con Sterling y empat¨® en jugada al filo del VAR. Gabriel Jes¨²s le puso las manos en la espalda a Ramos antes de rematar a la red. El gol lo invent¨® De Bruyne y lo valid¨® Orsato. Con la cabeza perdida, Carvajal le hizo un penalti a Sterling que transform¨® el belga y Ramos vio la roja por empuj¨®n similar a la inversa, como ¨²ltimo hombre, a Gabriel Jes¨²s con castigo diferente. Una injusticia poco po¨¦tica. El Madrid cuelga del precipicio.