Cuentan las cr¨®nicas de la ¨¦poca, no todas exactas y fiables en cuanto a resultados y fechas se refiere, pero casi siempre ricas en ¨¦pica y costumbrismo pintoresco, que a Paco Bru, primer seleccionador espa?ol de la historia, casi le da un corte de digesti¨®n cuando se enter¨® de que su delantero centro titular, Patricio Arabolaza, se hab¨ªa dejado en su casa de Ir¨²n las plantillas de corcho que le correg¨ªan los pies planos con los que hab¨ªa llegado al mundo y le permit¨ªan correr y rematar como lo que era, un futbolista.

Sin ellas, confesi¨®n del propio interesado, era incapaz de ponerse en marcha. Como en ocasiones no hay mal que por bien no venga, Agust¨ªn Eizaguirre, el portero de la Real Sociedad, que no hab¨ªa podido viajar con el grueso de la expedici¨®n el 10 de agosto por motivos laborales, se las llev¨® consigo como oro en pa?o el d¨ªa 19, a tiempo para el estreno internacional.

Nueve d¨ªas despu¨¦s Patricio marcaba el primer gol de la historia de la Selecci¨®n. Mejor no pensar que hubiera pasado si las plantillas en cuesti¨®n no hubieran estado en los pies que ten¨ªan que estar en ese primer partido de la historia.

Amberes. Agosto de 1920. VII Juegos Ol¨ªmpicos. Primeros con la participaci¨®n de Espa?a en la disciplina de f¨²tbol. Todo un logro fue formar un combinado competitivo para la ocasi¨®n. Eran tiempos en los que los intereses de las Federaciones Territoriales y de los clubes m¨¢s poderosos estaban por encima de los deseos de una Federaci¨®n Espa?ola con poco margen de maniobra. Entonces solo se jugaba en nuestro pa¨ªs la Copa desde 1903 y el profesionalismo era todav¨ªa una quimera. La Liga no naci¨® hasta la temporada 1928-29.

A¨²n as¨ª, a las ¨®rdenes de Paco Bru, se alistaron los primeros 21 jugadores que iban a defender al f¨²tbol espa?ol en una competici¨®n internacional. Ellos son los pioneros de esta Roja ahora centenaria. Mayor¨ªa de futbolistas vascos, 15, ocho vizca¨ªnos y siete guipuzcoanos, m¨¢s tres gallegos y tres catalanes. Por clubes: cinco de la Real Sociedad; cuatro del Athletic; cuatro del Barcelona; tres del Real Vigo; dos del Arenas; dos del Real Uni¨®n y uno del Racing de Ferrol.

La fecha se?alada para el debut, el 28 de agosto. El sistema de competici¨®n, dise?ado por encargo del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional a un tal Bergvall no pod¨ªa ser m¨¢s complejo. El objetivo no era otro que la competici¨®n futbol¨ªstica se ampliara en el tiempo lo m¨¢s posible.

As¨ª, por un lado, de salida, los 14 participantes -Polonia y Suiza se retiran antes de jugar- comienzan luchando por la medalla de oro. Los perdedores de la primera eliminatoria no quedan eliminados directamente, sino que se reenganchan a una competici¨®n paralela a la lucha por el primer puesto del podio, en la que todav¨ªa pueden optar a la plata y el bronce. Ocho cabezas de serie por lo que Espa?a, que debutaba, s¨ª o s¨ª ten¨ªa que enfrentarse a uno de ellos. Le toca Dinamarca, doble subcampe¨®n ol¨ªmpico en Londres 1908 y Estocolmo 1912.

El rival. Con 35 partidos disputados desde su estreno en 1908, la selecci¨®n danesa era clara favorita. Le avalaban 26 victorias, dos empates y solo siete derrotas y alg¨²n jugador que otro que ya ejerc¨ªa de profesional en el f¨²tbol ingl¨¦s. Curiosamente ese primer encuentro no se jug¨® en Amberes, sino en las cercan¨ªas de Bruselas, en un paraje espectacular en pleno bosque, donde se encontraba el estadio La Butte perteneciente al club Saint Gilloise, fundado en 1897.

Dos catalanes, un gallego y ocho vascos forman el primer once inicial de la selecci¨®n. El partido comienza a las 14,30 y una llovizna persistente ameniza a los contendientes. Dinamarca toma el mando. Sus jugadores se sienten m¨¢s fuertes y mejores. Desconocen realmente el potencial de Espa?a. Nunca hab¨ªan podido verle jugar.

Los sistemas de juego son id¨¦nticos. Entonces todos los equipos y las selecciones part¨ªan del 1-2-3-5. Ricardo Zamora comienza a entrar en acci¨®n. En una contra marca Espa?a. Jugada de Pagaza por la derecha, centro y remate de Patricio. Gol anulado por claro fuera de juego. Esa acci¨®n anima a los hombres de Bru que van perdiendo poco a poco el respeto al enemigo.

Tras el descanso, a los 10 minutos, salida fulgurante desde atr¨¢s de Belauste, apertura a la banda derecha donde Pagaza ya hac¨ªa estragos. Remate del extremo que Hansen, el portero dan¨¦s, se quita de encima como puede. El bal¨®n vuelve a Pagaza que finta el remate y termina pasando a Patricio. El disparo de ¨¦ste, potente, pegado al poste derecho, seg¨²n las cr¨®nicas de la ¨¦poca, acaba en gol. El primero de la historia de la Selecci¨®n. Hasta el final del partido el ataque dan¨¦s alcanz¨® la categor¨ªa de asedio. Su central Middleboe, que era profesional en el Chelsea, se coloc¨® de delantero centro y seg¨²n cuenta el propio Zamora en sus memorias publicadas en ABC a?os m¨¢s tarde, le hizo todas las perrer¨ªas que se le pueden hacer a un portero. Desde agarrones de la camiseta a empujones. Al final, sin embargo, le estrech¨® cort¨¦smente la mano y le felicit¨® por su actuaci¨®n, mientras sus compa?eros le llevaban en hombros hasta el vestuario.

El suplicio de los ¨²ltimos minutos sirvi¨® para valorar la pasta de ese equipo en formaci¨®n. Jug¨® un buen rato con un hombre menos por la lesi¨®n de Samitier, que estuvo diez minutos en el vestuario y volvi¨® al c¨¦sped con un aparatoso vendaje. Tambi¨¦n Otero acab¨® absolutamente cojo y esos inconvenientes obligaron a reajustes t¨¢cticos. Belauste acab¨® como un tercer defensa y Ses¨²maga ocup¨® su zona en el centro del campo. Primer partido, primera victoria.