Sobran voluntarios para Kiev
Bale reclama un sitio, con dos goles, e Isco defiende el suyo, con otro. Achraf dej¨® un mensaje para el futuro. El des¨¢nimo redujo a cenizas al Celta.
La final de la Champions qued¨® oficiosamente inaugurada en el vestuario del Madrid. El equipo de Zidane abandon¨® el asiento trasero en el que ha viajado buena parte de esta Liga para su pen¨²ltimo autodiagn¨®stico. Las conclusiones son que Bale levanta la mano, que Isco no afloja, que Benzema tiene que espabilar, que Keylor es un sedante para el entrenador, que los titulares son mejores que los suplentes. El Celta, valiente de salida, no entorpeci¨® en la ITV. Le cuesta a¨²n m¨¢s que al Madrid interesarse por esta Liga.
Y uno que no cuenta para la final, que no ha contado para casi nada, Achraf, dej¨® un mensaje para el futuro. Metido entre los mejores dej¨® una grat¨ªsima impresi¨®n de medio campo hacia adelante. Est¨¢ a falta de un Erasmus para echar la puerta abajo.
Alguna utilidad tiene esta postemporada de castigo a la que se ve sometido el Madrid. Zidane tiene nueve seguros para Kiev y algunas dudas sobre los dos acompa?antes de Cristiano. M¨¢s desde el duelo ante el Celta, en el que repentinamente regres¨® Bale como crack mundial. En realidad lleg¨® como tal, pero acab¨® desvi¨¢ndose de la l¨ªnea sucesoria de Cristiano, que le correspond¨ªa por puesto, precio e inclinaci¨®n presidencial. Un jugador suntuoso que se va y vuelve y que present¨® su candidatura para la final con un partido espl¨¦ndido, sin perder el hilo del golazo que hizo en el Camp Nou, la ¨²ltima vez que se le vio coleta.
El partido qued¨®, con el Celta en labores de observador, en un mano a mano entre el gal¨¦s e Isco, que tampoco se ha mejorado a s¨ª mismo en el curso y que regresaba de una lesi¨®n menor. Dos jugadores de perfiles bien diferentes, la aparici¨®n y la participaci¨®n, que se hicieron indefendibles para el equipo de Unzu¨¦, visiblemente desconectado de la competici¨®n. Demasiados jugadores andan a la fuga.
Bale, supers¨®nico
El Madrid le hizo pedazos con maniobras sencillas: las insistentes acometidas de Achraf, un lateral de gran porvenir cuando adquiera automatismos defensivos y cierta sutileza en el pie, y de Marcelo; el manejo de Isco; la suave conducci¨®n de Modric y la alta velocidad de Bale. El gal¨¦s meti¨® dos goles en media hora, resumen de sus virtudes: el primero, a la carrera (super¨® los 32 kil¨®metros hora en su aceler¨®n), en servicio de Modric; el segundo, de alt¨ªsima gama, con recorte junto a la banda derecha y zurdazo con ¨¢ngulo restringido. Un lujo. Entre un tanto y otro le anularon un gol al Celta, por fuera de juego existente, previo penalti ignorado a Brais M¨¦ndez, tambi¨¦n existente. Ese lance y un cabezazo de Wass felinamente adivinado por Keylor, otro que llega impecable a Kiev, dej¨® el Celta antes de sacar bandera blanca. En el partido, a falta de ilusi¨®n, a¨²n le quedaba el ilusionista, Isco, que mand¨® a la red una de sus roscas de derecha. Otro golazo en medio de una letan¨ªa de pases y en las narices de Benzema, el tercer hombre, que se vio rezagado.
Despu¨¦s del descanso recibi¨® su recompensa Achraf, ayudado por Sergio ?lvarez, y reform¨® su ataque al completo Zidane, por ampliar el casting, con los dos m¨¢s cualificados aspirantes: Asensio y Lucas V¨¢zquez. Un centro del balear desviado por Sergi G¨®mez acab¨® en el quinto gol. Y es que los que llegaron mantuvieron el nivel. Unzu¨¦ no le evit¨® a Iago Aspas el trago de los ¨²ltimos minutos, en los que Kroos contribuy¨® a la causa. Y el Celta, sin final de la que alimentarse, demostr¨® que de esta Liga se ha ido a¨²n antes que el Madrid.