Este s¨ª es el Madrid
Domin¨® al PSG en la primera mitad, se hundi¨® en la segunda y Asensio lo rescat¨® al final espectacularmente. Doblete de Cristiano y partidazo de Neymar.
?ltima hora del PSG - Real Madrid
Fue un partido de tambores y violines, a la altura de lo que figuraba en el programa y con final feliz, que merecer¨¢ refrendo en el Parque de los Pr¨ªncipes. El Madrid? empez¨® y acab¨® con su porte imperial de la Champions, pero tuvo un largo rato en la segunda mitad del que ha sido en esta Liga. La salida de Asensio lo reactiv¨®. Y Cristiano marc¨® su territorio, ese que nadie conoce como ¨¦l.
El PSG anima o aterroriza seg¨²n se lea su alineaci¨®n de atr¨¢s hacia adelante o al rev¨¦s. Dos equipos en uno: un tridente diab¨®lico, especialmente Neymar, y un coro que no anda a su altura y que, salvo el brillante Rabiot, tartamudea en la salida de bal¨®n, es incapaz de apaciguar al adversario con posesiones largas y regala pelotas en terreno pantanoso. Un equipo al que el Madrid hubiera domado en otro tiempo, pero que ahora se le agiganta. Incluso con Isco, cuarto centrocampista con el que Zidane le dio gusto al p¨²blico y que entreg¨® la iniciativa al Madrid un tiempo. Fue el pulso de un conjunto contra un tr¨ªo fabuloso que har¨ªa bueno a este PSG y a cualquiera.
Nadie mejor que el Madrid conoce el protocolo de la Champions, en la que ha envuelto lo mejor de su historia: una salida en explosi¨®n con doble efecto, el ablandamiento del adversario y la militancia de la grada. Esa acometida super¨® la expectativas del PSG en el que Emery tom¨® decisiones de riesgo: Kimbembe, Berchiche y Lo Celso. A los dos ¨²ltimos les pudo el Bernab¨¦u. Especialmente al argentino, que condujo al Madrid al empate en un penalti en el que Rocchi castig¨® m¨¢s la intenci¨®n que la contundencia por un agarr¨®n a Kroos. A Lo Celso se le aflojaron las piernas.
Neymar sembr¨® el p¨¢nico
Esa inercia no la perdi¨® el Madrid durante toda la primera mitad, en la que estuvo notablemente por encima salvo en el marcador porque en su costos¨ªsimo 'talent show' no ha encontrado Al Khelaifi centrocampistas de alta costura como Modric, Kroos o Isco (100% de acierto en el pase en la primera mitad). Antes del minuto 5 el Madrid ya hab¨ªa disfrutado de dos buenas oportunidades, forzando errores muy cerca de Areola, con una presi¨®n cooperativa y esforzada muy por encima de la media del curso. Todo lo que le pas¨® con la pelota fue estupendo. Sin ella, fue otra cosa. Nacho, pr¨®tesis de todo, se trag¨® el sapo de Neymar, el verdadero hecho diferencial del PSG, al que se le aprecia la magia de serie y la jerarqu¨ªa que aqu¨ª no le quita Messi. Tambi¨¦n result¨® gratificante Mbapp¨¦, un jugador en el que se adivina un largo reinado. De ¨¦l parti¨® el tanto del PSG, en env¨ªo raso que Cavani dej¨® pasar, Nacho rechaz¨® como pudo y Rabiot coloc¨® en la red. La factura de la desatenci¨®n en las segundas jugadas est¨¢ siendo estratosf¨¦rica en este Madrid. Esta tendr¨¢ que pagarla Modric, que abandon¨® al franc¨¦s en mitad del viaje. Luego se redimi¨® sobradamente.
El gol no le quit¨® al Madrid ese tremendismo que tantas veces le ha servido de burladero. Antes y despu¨¦s de ¨¦l, Cristiano pudo marcar. En la primera le parti¨® la cara a Areola de un pelotazo y en la segunda se precipit¨®. Pero el partido era del Madrid y volvi¨® a subir a cubierta con el penalti de pardillo de Lo Celso, que manote¨® sobre Kroos hacia la perdici¨®n. Le perdonaron la segunda amarilla.
El empate dej¨® sensaciones encontradas en el Madrid. Por un lado salvaba la cuenta de protecci¨®n y por otra dejaba escapar su momento. Porque en la segunda mitad, siguiendo una molesta costumbre, se cay¨® del cartel. Neymar despleg¨® a¨²n m¨¢s la alas y Rabiot hizo de contrapeso en el centro del campo. Cundi¨® el p¨¢nico. Navas salv¨® un gol de Mbapp¨¦ y Ramos dos m¨¢s, con una mano para el debate. Isco pas¨® a la versi¨®n ret¨®rica y Benzema qued¨® en zona de exclusi¨®n. Fue un desmayo de cabo a rabo, algo que ya vio el Bernab¨¦u en el ¨²ltimo Cl¨¢sico.
Y de repente, Emery par¨® el motor. Prescindi¨® de Cavani para doblar el lateral derecho. Paso atr¨¢s. Paso en falso. Y Zidane tir¨® de Bale, Lucas V¨¢zquez y Asensio. Tres pasos adelante. Un arrim¨®n. Porque el balear, suplente ins¨®lito, meti¨® el volantazo que esperaba el Bernab¨¦u. Futbol¨ªstico y emocional. En un centro suyo empat¨® de rebote Cristiano y un Madrid descamisado se ech¨® entonces sobre ese PSG acobardado que volvi¨® a su pesadilla del Camp Nou. Asensio tambi¨¦n le dio el tercero a Marcelo. Y despu¨¦s el equipo busc¨® el cuarto. Fue el Madrid de antes, el Madrid de siempre.