Coke V de Basilea
Tras recibir un ba?o del Liverpool en la primera parte, los de Emery sacaron su casta de campe¨®n en la segunda. Gameiro empat¨® en el 46' y Coke, con un doblete, remont¨® y dio la quinta al Sevilla, que se hace m¨¢s leyendaLiverpool-Leicester: Premier League

La final de los himnos tambi¨¦n fue para este Sevilla de los sue?os y de los imposibles. Su ¨²ltimo truco fue inventarse una segunda parte memorable en la que remont¨® el gol inicial de Sturridge, con un festival que hizo papelillos la leyenda del Liverpool, 'el esp¨ªritu scouser', el halo que rodea a J¨¹rgen Klopp y el supuesto ambiente de mini-Anfield que se hab¨ªa levantado en la ma?ana de Basilea. Todo eso no fue nada para el Sevilla, pentacampe¨®n de una competici¨®n que le pertenece y que ya est¨¢ en mucho m¨¢s que su imaginario. Y que le permite, por qu¨¦ no, tener un trampol¨ªn a la Champions. Aunque eso, en este enamoramiento del Sevilla con la competici¨®n, es casi lo de menos.
El Sevilla ya no entiende de l¨ªmites. Tampoco Coke, futbolista humilde que hace dos a?os estuvo a punto de marcharse al Olympique de Marsella y que el verano pasado, en mitad de la planificaci¨®n de Champions, estuvo discutido. Coke no s¨®lo se fue a dar una vuelta por la ma?ana con David Soria para tranquilizarle ante su primera final. No contento con su papel de gregario, hizo los dos goles de la gloria del Sevilla de Emery, entrenador que iguala a Trappatoni con tres t¨ªtulos y que dignifica la escuela de entrenadores espa?oles y vuelve a ponerle otra vez en el escaparate. Una noche, en fin, absolutamente inolvidable en Basilea. Como en Eindhoven, Glasgow, Tur¨ªn, Varsovia y Basilea. Y las que vendr¨¢n¡.
Fue una noche larga en Basilea y, como adelant¨® Emery en la previa, sabio, con muchos partidos en uno, de momentos y emociones. Klopp respet¨® sus principios y sali¨® con el equipo que le llev¨® a la final. Prescindi¨® de Henderson, recuperado para la cita, y dispuso su l¨ªnea preferida de mediapuntas con Coutinho, Firmino y Lallana m¨¢s Sturridge. Emery tambi¨¦n ten¨ªa un plan, cocido a fuego lento en las ¨²ltimas semanas. Con el once decidido desde d¨ªas atr¨¢s, se hab¨ªa permitido un ensayo a puerta cerrada el lunes. Y sali¨® bien puesto el Sevilla, pero quien remat¨® antes fue el Liverpool, que empez¨® a dar sustos casi sin querer. Primero, t¨ªmidamente, con un tiro de Emre Can al que reaccion¨® dubitativo Soria. Luego, con un remate de Sturridge que merode¨® la l¨ªnea de gol hasta que Carri?o la sac¨® casi sobre la l¨ªnea. Y, finalmente, con un mano a mano de Firmino con el portugu¨¦s. Carri?o sac¨® la mano. Disimul¨® bien. Al menos para Eriksson.
Al paso por el minuto 15, el Sevilla se hab¨ªa asustado un poco. S¨®lo Banega aparec¨ªa por el partido, pero no encontraba Gameiro, que dio se?ales de vida para sacarle una tarjeta a Lovren y hacer una chilena que se march¨® cerquita de Mignolet. Pero el Liverpool estaba amagando. Creciendo y amagando. Coutinho se alej¨® del medio y encontr¨® a Sturridge, delantero ingl¨¦s, pero de alma caribe?a, que encontr¨® inspiraci¨®n y sac¨® un golpeo limpio de exterior precioso que se fue alejando de la trayectoria de David Soria. Un golazo que paraliz¨® al Sevilla y encendi¨® al Liverpool, que meti¨® una marcha m¨¢s y fue un torbellino hasta el descanso. Clyne fue una pesadilla para Escudero, a Krychowiak le pudieron pitar otro penalti. Volaban los reds y el Sevilla estaba groggy. Al descanso, el Sevilla hab¨ªa recorrido 54,35 kil¨®metros y el Liverpool, 53,68. Pero la distancia era una cosa y el ritmo, otro.
Algo ten¨ªa que pasar para cambiar el curso del partido, malo para al Sevilla. Algo inesperado. Por ejemplo, un gol antes de los 20¡±. Mariano, memorable final de temporada el suyo, burl¨® a Alberto y esper¨® el momento para encontrar a Gameiro. Un gol redentor que devolvi¨® al Sevilla al partido. Tanto que, apenas dos minutos, el correcaminos franc¨¦s se qued¨® delante de Mignolet, pero orient¨® el bal¨®n a su pierna izquierda y le sobr¨® un toque. El escenario del partido hab¨ªa dado un vuelco inesperado. La final de los imposibles¡
Ahora quien se hab¨ªa asustado era el Liverpool, abrumado por el coraz¨®n del Sevilla, empujado por una afici¨®n absolutamente impresionante. Volaba ahora el Sevilla, ya para siempre. Imparable. Vol¨® Vitolo en otra carrera con esa zancada majestuosa no premiada por Del Bosque. Y cuando el canario quiso armar la pierna, Coke, lateral, carrilero, mediapunta o lo que sea, apareci¨® de ning¨²n lado y puso la pelota en el rinc¨®n. Aquello fue el ¨¦xtasis. Destruy¨® al Liverpool, joven y poco preparado para esos golpes, y llen¨® de energ¨ªa al Sevilla, que se encontr¨® en el partido so?ado, con metros para volar. Coke, despu¨¦s de entrega de un rival, firm¨® el 1-3. El Liverpool intent¨® confundir a Eriksson porque uno de sus asistentes levant¨® la bandera. Pero ya no habr¨ªa m¨¢s gui?os del destino.
Esa final, otra m¨¢s, pertenec¨ªa al Sevilla. Dicen que por los pasillos del hotel Pullman, en el centro de Basilea, se escuchaban los gritos del Sevilla la noche del martes. Que no hab¨ªa quien los durmiera. Seguir¨¢n sin dormir una noche m¨¢s y qui¨¦n sabe cu¨¢ntas. Qu¨¦ grande se ha hecho el Sevilla.