El partido acab¨® con la fiesta
No pudo con el Villanovense (2?B) en un partido en el que tuvo poca pegada y vio c¨®mo el rival estrellaba un bal¨®n en el larguero. Munir y Sandro siguen negados.
En cuanto empez¨® el partido, se acab¨® la fiesta. Los d¨ªas previos al enfrentamiento entre el Villanovense y el Barcelona fueron d¨ªas de ilusi¨®n. Un equipo modesto, de una ciudad modesta reclam¨® su sitio en el mapa aprovechando la visita de un gigante como el Bar?a. Toda la localidad, la comarca y la comunidad se empe?¨® en que todo saliera perfecto y ser unos anfitriones mod¨¦licos. Se cambi¨® el c¨¦sped, se hicieron obras en el campo y se afront¨® un desaf¨ªo log¨ªstico ¨²nico en la historia de la ciudad. Y cumplieron como campeones, l¨¢stima que todo ese esfuerzo sirviera para perpetrar uno de los partidos m¨¢s infames que que ha jugado el Barcelona en mucho tiempo. Esta vez, el famoso latiguillo de los enviados especiales, ¡°sobra el partido¡±, fue m¨¢s verdad que nunca.
Se daba por hecho, como ha pasado desde que la Copa adopt¨® este formato absurdo, que en la ida, Luis Enrique iba a dar descanso a los habituales y dar una oportunidad a los j¨®venes y los suplentes. Esa iniciativa pod¨ªa servir para ganar o no, pero siempre aportaba alguna pista emocionante. Se pod¨ªa calibrar al tal o cual chaval de la cantera, ver si alg¨²n suplente se reivindicaba o comprobar quien se tomaba el partido como un castigo. Algo. En el Romero Cuerda, ni eso. Lo m¨¢s emocionante del Barcelona fue su llegada al estadio, con una multitud esperando al autob¨²s, que llegaba escoltado por la polic¨ªa.
Ahora que est¨¢ tan de moda poner sanciones, este partido es para meterle un puro m¨¢s que justificado a m¨¢s de uno. Tard¨® el equipo blaugrana una hora y cinco minutos en disparar a la porter¨ªa rival mientras se hac¨ªa un l¨ªo de pases planos en un monumento al encefalograma futbol¨ªstico.
En frente, el Villanovense ¨²nicamente puede reprocharse el respeto que le guardo a esos se?ores que iban vestidos del Barcelona al inicio del partido. Les cost¨® entrar en el partido como es l¨®gico, pero en cuanto se dieron cuenta que el Bar?a no carburaba, que driano era el capit¨¢n, que las faltas las tiraba Douglas y que los de Luis Enrique, en definitiva, no ligaban tres pases seguidos, ya hab¨ªan perdido un tiempo precioso.
En una primera parte inane de los blaugrana, la mejor ocasi¨®n fue de Javi S¨¢nchez, quien a la salida de un c¨®rner envi¨® el bal¨®n al larguero. Ni eso hizo reaccionar a un Barcelona que dio la triste sensaci¨®n de querer irse cuanto antes para casa mientras el Villanovense celebraba el empate como un triunfo.