Las propuestas de Donald Trump conforman una extra?a mezcla: una combinaci¨®n de ideas tradicionales del Partido Republicano con otras que se acercan al Partido Dem¨®crata o conectan con el extremismo de derechas. Sus promesas, que en muchos casos son casi impensables, crean incertidumbre, algo que asusta a los mercados.

En cuanto a la econom¨ªa, la primera gran consecuencia del triunfo del magnate de los hoteles y casinos es que el d¨®lar y los futuros de Wall Street se hunden. Estas son muy malas noticias para los profesionales de esports, que dependen del d¨®lar para recibir los premios de torneos que, en casos como The International, han alcanzado los 20 millones.

Trump se opone al tratado de libre comercio con 11 pa¨ªses del Pac¨ªfico, M¨¦xico y Canad¨¢. Promete frenar la llegada de productos extranjeros mediante la imposici¨®n de un arancel del 45% a las importaciones de China. De hacerse realidad esto podr¨ªa desatar una crisis de patrocinadores en los esports norteamericanos, ya que gran parte de las marcas crean sus productos en el extranjero.

El futuro presidente de los Estados Unidos aboga por el aislacionismo en la pol¨ªtica exterior y es radical en cuanto a la inmigraci¨®n, uno de los principales atractivos de su campa?a, alegando que supone una amenaza a la seguridad nacional. Quiere construir un muro en la frontera con M¨¦xico y deportar a 11 millones de indocumentados. Gran parte de los jugadores que compiten en EE UU son importados y ya se han dado casos de problemas con los visados. La llegada del multimillonario a la casa blanca implica que esta situaci¨®n no va a mejorar e incluso puede llegar a ser m¨¢s restrictiva.

En su ideolog¨ªa no podr¨ªa faltar una cr¨ªtica a los videojuegos. Plantea que la glorificaci¨®n de estos crea monstruos. De reafirmarse en esa postura, podemos esperar que Trump ponga todas las trabas posibles para la tan necesitada regulaci¨®n de los esports, una industria que prev¨¦ mover m¨¢s de mil millones de d¨®lares en los pr¨®ximos a?os.