Lo primero que hizo Marcus Ericsson con vistas al arranque del Mundial 2014 fue ponerse a dieta. Debido a la normativa sobre el peso mínimo de los coches, los ingenieros de Caterham le sugirieron que tenía que bajar de peso. "No volveré a comer hamburguesas para el almuerzo y la cena, pero todavía tengo que comer, porque me entreno duro todos los días", decía el sueco, que a los 23 a?os debutó en la Fórmula 1. Llegó a ella procedente de GP2, en cuyo campeonato fue sexto en 2013. La F1 Japonesa, la F3 Británica y la Fórmula BMW Británica, de la que fue campeón en 2007, fueron los anteriores pelda?os para el piloto de Kumla (2-9-1990).

Dicen que Marcus Ericsson es fruto del ojo clínico de Fredrik Ekblom, ex piloto de Indy Ligths o las 24 horas de Le Mans que se quedó prendado de él al verle con nueve a?os al volante de un kart. Marcus fue evolucionando en los karts hasta que con 15 a?os conquistaba el Campeonato Sueco y el Campeonato Nórdico de la categoría ICA Junior. Luego siguió el itinerario ya citado (incluso se subió al Brawn GP en 2009 en los test de jóvenes pilotos) hasta esos cuatro a?os en la GP2, base sólida para dar el salto a la F-1. Formó parte la pasada temporada de la nueva apuesta de Caterham, que contó con él, Kamui Kobayashi y Robin Frijns. Este amante de la cocina italiana y que tiene a Barcelona entre sus ciudades preferidas llegó a Caterham con alguna que otra sombra: el periódico finlandés Turun Sanomat llegó a publicar que Ericsson habría puesto sobre la mesa un maletín con 11 millones de euros con tal de conseguir un contrato con la escudería de Leafield. Lo cierto es que la temporada del sueco con Caterham no fue para recordar, su mejor resultado fue un 11? en Mónaco y no llegó a puntuar en ningún gran premio de los quince en los que compitió (no disputó los tres últimos: EE UU, Brasil y Abu Dhabi). Terminó el campeonato 19? y el 1 de noviembre confirmó su fichaje por Sauber.