Cada a?o, bandadas de miles de patos hambrientos son liberadas en los vastos arrozales de Tailandia para limpiar los campos de plagas no deseadas y de los rastrojos de arroz que quedan de la ¨²ltima cosecha.

La humanidad ha sido testigo de avances tecnol¨®gicos sin precedentes en los ¨²ltimos decenios, pero en Tailandia, el segundo mayor exportador de arroz del mundo, los agricultores siguen utilizando una soluci¨®n centenaria para mantener sus arrozales en condiciones ¨®ptimas.

Cada a?o, dependen de los criadores de patos para inundar con miles, a veces decenas de miles de patos j¨®venes y hambrientos en sus campos, para limpiarlos de plagas como caracoles cereza y caracoles manzana, as¨ª como de malas hierbas y restos de rastrojos de arroz. Adem¨¢s de actuar como un pesticida natural, los patos tambi¨¦n fertilizan los campos con sus excrementos.

"El beneficio (para el criador) es que reducimos los costos para alimentar a los patos", dijo a Reuters un criador de patos de 34 a?os. "Y a cambio, para los productores de arroz los patos ayudan a comer las plagas de la granja y los agricultores pueden reducir el uso de productos qu¨ªmicos y pesticidas".

Patos tan j¨®venes como de 20 d¨ªas vagan por los campos de arroz durante unos cinco meses cada a?o.movi¨¦ndose de una granja a otra antes de volver a una granja de patos para poner huevos durante unos tres a?os m¨¢s. Una bandada de 10.000 patos puede limpiar completamente una granja de 70 hect¨¢reas en una semana.

El uso de patos como plaguicidas naturales para los arrozales es parte de una antigua tradici¨®n en la provincia de Nakhon Pathom conocida como "ped lai thoong" (literalmente "patos que persiguen el campo").