Los contagios por el Coronavirus de Wuhan est¨¢n copando las noticias en las ¨²ltimas semanas. El virus, llamado as¨ª por haberse iniciado su contagio entre humanos en la ciudad china del mismo nombre, ha puesto a los estamentos internacionales en alerta, aunque las autoridades siguen insistiendo en que la situaci¨®n, aunque preocupante, est¨¢ bajo control.

Cualquier caso de este tipo suele venir acompa?ado de supuestas profec¨ªas y predicciones que a menudo poco tienen que ver, pero que dan pie a que los amantes de este tipo de cosas las recuperen. Pas¨® con tragedias como la del Titanic o la del 11-S, y el Coronavirus tambi¨¦n ha encontrado la suya en un libro prublicado en 1981 y titulado Los ojos de la oscuridad.

Su autor es Dean Koontz, uno de los m¨¢ximos exponentes del terror moderno norteamericano, aunque no tan popular como Stephen King. La novela tiene las similitudes con el coronavirus en que traza las consecuencias de un brutal virus iniciado en la ciudad de Wuhan en 2020. Que no es que sean pocas, pero m¨¢s all¨¢ de eso, para de contar.

Porque el virus de la novela, llamado Wuhan 400, es en la historia un arma biol¨®gica creada por el gobierno chino para doblegar a la poblaci¨®n. Sus s¨ªntomas tampoco son parecidos, ni su mortalidad, que en la novela es del 100% de los infectados por el 2-3% del coronavirus.

Seg¨²n la novela, el virus: ¡°es un arma perfecta. Afecta s¨®lo a los seres humanos. Ninguna otra criatura viviente puede transportarla. Y, al igual que la s¨ªfilis, no puede sobrevivir fuera de un cuerpo humano vivo m¨¢s all¨¢ de un minuto, lo cual significa que no puede contaminar de manera permanente objetos o lugares completos, como sucede con el ¨¢ntrax u otras bacterias virulentas. Y cuando el hu¨¦sped muere, el Wuhan-400 perece con ¨¦l escaso tiempo despu¨¦s, en cuanto la temperatura del cad¨¢ver desciende por debajo de los treinta grados¡±.

Lo cierto es que poco tiene que ver con el virus real, que tiene un periodo de incubaci¨®n de hasta dos semanas y tambi¨¦n se puede adquirir por objetos infectados, adem¨¢s de como decimos ser mucho menos letal, por suerte.

Lo m¨¢s curioso quiz¨¢ es que cuando Koontz iba a publicar su novela en su borrador inicial se dec¨ªa que el virus hab¨ªa sido generado por el gobierno Ruso, pero al estar en plena Guerra Fr¨ªa, sus editores le aconsejaron no nombrar al Kremlin.

Como en cada hecho mundial y noticiable, todo ha tenido alguna supuesta profec¨ªa, y por supuesto una predicci¨®n de Los Simpson.