La vida es bella, de Roberto Benigni, nos cont¨® en 1997 la historia de un padre jud¨ªo que hac¨ªa todo lo posible para que su hijo no notara que estaba sucediendo algo horrible: el Holocausto. Esta historia recuerda mucho por su ternura, aunque por desgracia no se trata de una pel¨ªcula.

La mayor¨ªa de los ni?os llorar¨ªan de miedo si escucharan la ca¨ªda de bombas. Pero Salwa, la hija de tres a?os de Abdullah Al-Mohammad, se r¨ªe gracias a su padre, que hace creer que los bombardeos son un juego. La familia se vio obligada a huir de su hogar en Saraqib, una ciudad en el campo oriental de Idlib, debido a la guerra civil siria.

Viven en la casa de un amigo en un pueblo de la provincia de Idlib, llamado Sarmada, donde todav¨ªa est¨¢n rodeados de explosiones casi constantes. En un esfuerzo por proteger a Salwa de la "crisis psicol¨®gica" que ha visto sufrir a otros ni?os en la comunidad, Al-Mohammad decidi¨® convertir los ruidos aterradores en un juego.

Cada vez que cae una bomba, finge que el ruido es un fuego artificial o una pistola de juguete. "Es una ni?a que no entiende la guerra", dijo Al-Mohammad a Sky News. "Decid¨ª ense?arle a Salwa este juego para evitar que su estado psicol¨®gico se derrumbe. Para no verse afectada por enfermedades relacionadas con el miedo".

Al-Mohammad public¨® un video conmovedor del juego en las redes sociales. En el video, que contrasta poderosamente el terror de la guerra con la inocencia de un ni?o, se escucha a Salwa estallar en risas ante el sonido de cada explosi¨®n.

La publicaci¨®n ha atra¨ªdo miles de me gusta y comentarios que expresan tristeza y desamor para la familia, pero tambi¨¦n elogia a los padres "heroicos" por "reprimir sus temores por su propio hijo".