Cuando Pablo Escobar muri¨® en 1993 perseguido por la polic¨ªa colombiana y el FBI dej¨® muchos cabos si atar. Varios conflictos por la droga iniciados en su pa¨ªs, un mont¨®n de bienes sin identificar, armas desperdigadas en manos irresponsables y tambi¨¦n, cuatro hipop¨®tamos que no se sab¨ªa muy bien qu¨¦ hac¨ªan en Colombia.

En su hacienda N¨¢poles, donde daba ostentosas fiestas a sus afines como se puede ver en la serie Narcos de Netflix, Escobar mand¨® importar varias especies ex¨®ticas, entre las que estaban cuatro hipop¨®tamos, animal que restringe su ¨¢rea de distribuci¨®n habitual a algunos enclaves del centro y sur de Africa.

Los cuatro ejemplares fueron creciendo y aunque las autoridades colombianas se hicieron cargo de otros animales -envi¨¢ndolos a zoos-, los hipop¨®tamos fueron dejados a su suerte. Y como nadie se preocupaba de ellos, parece que se han dedicado a reproducirse.

Ahora se estima que son algo menos de un centenar los hipop¨®tamos que recorren r¨ªos y lagos colombianos, siendo la colonia m¨¢s numerosa fuera de ?frica, por encima de cualquier zoo o centro de conservaci¨®n.

El problema, es que l¨®gicamente esa cantidad de hipop¨®tamos ex¨®ticos no es inocuo para la fauna y flora colombiana, siendo considerados una especie invasora. Un reciente estudio ha constatado que las heces de los hipop¨®tamos est¨¢n de hecho cambiando la composici¨®n del agua de los lagos en los que habitan, lo que puede suponer un problema para otros animales.

Los autores piden a las autoridades colombianas que tomen medidas r¨¢pido, pero parece que no es sencillo. Hace unos a?os ya se intentaron castrar para controlar la poblaci¨®n, con resultados bastante mediocres.