El primer cap¨ªtulo de ¡®Black Mirror¡¯ corri¨® como la p¨®lvora en boca de los m¨¢s fan¨¢ticos del mundo del cine. Cuando una serie consigue hacer que el Primer Ministro Brit¨¢nico tenga una relaci¨®n sexual zoof¨ªlica con un cerdo y que resulte tan desagradable como cre¨ªble a ojos de los espectadores, todo apunta a que se va a coronar como una de las mejores creaciones de Netflix. Y as¨ª lo ha sido hasta que ha lanzado su quinta temporada.

¡®Black Mirror¡¯ no ha defraudado en ninguno de sus lanzamientos. En todos ha habido alg¨²n cap¨ªtulo m¨¢s flojo, pero incluso la cuarta y pen¨²ltima temporada nos dej¨® obras maestras que nos hicieron reflexionar sobre unas tecnolog¨ªas que poco difieren de las que usamos actualmente.

Sin embargo, los ¨²ltimos tres cap¨ªtulos con los que nos ha deleitado Netflix nos han dejado un amargo sabor de boca. Son entretenidos, pero se hacen largos. Hablan de tecnolog¨ªas, pero lo hacen con mensajes mucho menos profundos que los de sus anteriores temporadas. Quiz¨¢s nos inviten a la reflexi¨®n en ciertos puntos, pero les falta esencia. Antes eran revoluci¨®n y ahora son unos episodios cualquiera para ver mientras te haces la cena.

A continuaci¨®n analizamos ¡®Striking Vipers¡¯, ¡®A?icos¡¯ y ¡®Rachel, Jack y Ashley Too¡¯, los tres cap¨ªtulos de la quinta temporada. Si a¨²n no los has visto, te avisamos de que puedes encontrarte con alg¨²n spoiler.

¡®Striking Vipers¡¯

Lo ¨²nico que ten¨ªa ¡®Striking Vipers¡¯ que pod¨ªa impactar a los espectadores ya lo hab¨ªamos visto en temporadas anteriores: los videojuegos de una espeluznante realidad virtual que nos mostraron ¡®USS Callister¡¯ o ¡®Playtesting¡¯.

Esta vez, sin embargo, no cuentan nada m¨¢s que una infidelidad algo retrasada para la ¨¦poca (y m¨¢s a¨²n para ¡®Black Mirror¡¯) y una atracci¨®n f¨ªsica poco cre¨ªble entre dos personajes fant¨¢sticos. 

¡®A?icos¡¯

Probablemente el mejor cap¨ªtulo de esta temporada y no precisamente por su argumento tecnol¨®gico. ¡®A?icos¡¯ se salva por la tremenda interpretaci¨®n de Andrew Scott y por unos primeros minutos intrigantes que funcionan bien con un humor oscuro cuando el protagonista est¨¢ al borde del desastre, pero no le llega ni a la suela del zapato a las reflexiones tecnol¨®gicas que ¡®Black Mirror¡¯ siembra (o sembraba) en los espectadores.

La confesi¨®n final se carga todo el argumento: el protagonista mir¨® el m¨®vil mientras conduc¨ªa y se meti¨® en un accidente que mat¨® a su mujer. Entendemos el trauma. Pero lo que no comprendemos es c¨®mo la aspiraci¨®n tecnol¨®gica de este episodio sea lo peligrosa que puede resultar la adicci¨®n a los m¨®viles y las continuas alertas que recibimos en nuestro Smartphone.

O a la serie se le ha agotado la imaginaci¨®n o est¨¢ probando nuevas estrategias de publicidad sobre la seguridad al volante m¨¢s dignas de la DGT que de una serie de ciencia ficci¨®n.

¡®Rachel, Jack y Ashley Too¡¯

El ¨²ltimo cap¨ªtulo tambi¨¦n se salva por una producci¨®n cuidada al m¨¢ximo (cosa recurrente en las series de Netflix) y por las grandes interpretaciones de sus protagonistas. Pero ni siquiera con Miley Cyrus al mando de este episodio conseguimos regresar a los inicios revolucionarios de ¡®Black Mirror¡¯.

La peque?a robot que simula a la cantante de ¨¦xito nos recuerda m¨¢s al personaje de un cuento Disney que a una perturbada propuesta t¨ªpica de la serie de Charlie Brooker. Del mismo modo que ocurre en los anteriores cap¨ªtulos, en ¡®Rachel, Jack y Ashley Too¡¯ no vemos una trama guiada por la tecnolog¨ªa, sino la historia de una adolescente perdida que idolatra a la cantante m¨¢s exitosa del mundo del pop (nada nuevo, por otra parte).