A veces gestionar la gula puede ser complicado. Hay d¨ªas que esa bolsa de patatas fritas que tienes en la cocina te incita a caer en la tentaci¨®n en lugar de empujarte a ir al parque a correr. Sin embargo, cuando al amor hacia la comida te lleva a conducir durante 9 horas para comer una pizza, no sabemos si estamos ante un caso de turismo gastron¨®mico o, simplemente, un descontrol alimenticio.

Walter Moon, un ciudadano de Ontario (Canad¨¢), es uno de esos fan¨¢ticos que no asumen que la pizza del McDonalds debe pasar a la historia para dejar paso a grandes creaciones como la McIb¨¦rica. Pero, nada. No hay manera. Walter, erre que erre, que quiere la pizza del McDonalds porque la de Kit-Kat le parece un insulto a Italia.

?Resultado? Walter condujo durante 9h desde Canad¨¢ hasta Ohio (Estados Unidos) para narrar a sus seguidores de Instagram cu¨¢nto placer le generaba consumir la empanada del McDonalds. Y, de paso, convertirse en una noticia viral en el mundo entero.

A d¨ªa de hoy, McDonalds solamente vende pizza en dos establecimientos de Estados Unidos: uno en Ohio y otro en el estado de Virginia. Desde que en los a?os 80 incluy¨® el plato italiano en su men¨², poco a poco la compa?¨ªa se ha ido desprendiendo de ¨¦l por no encajar con los valores que la representan. Hacer la famosa pizza lleva 11 minutos y eso no encaja en el concepto "comida r¨¢pida" que vende McDonalds hoy a sus clientes. ?Para qu¨¦ perder 11 minutos en una pizza cuando podemos invertirlos en servir 9 Happy Meals con su juguetito incluido?