Hay veces que la ciencia exige mucho sacrificio. Bueno, en realidad casi siempre, pero el caso del entom¨®logo Justin Schmidt quiz¨¢ sea el ejemplo m¨¢s visual que puedas encontrar. Este investigador del Instituto Biol¨®gico del Sudoeste de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, lleva varias d¨¦cadas recorriendo el mundo para investigar c¨®mo los insectos usan sus picotazos y el veneno. Y claro, para probarlo, ha tenido que dejarse picar en muchas ocasiones por insectos ante los que cualquiera saldr¨ªa corriendo. S¨ª, porque algunos son muy grandes.

Su investigaci¨®n lleva siendo desde mediados de los noventa reconocida en diversas publicaciones, pero si por algo se ha hecho conocido hasta llamar la atenci¨®n de medios como el New York Times o la BBC es por haber confeccionado una escala del dolor de las picaduras de los insectos. Para hacerla, Schmidt ha recibido miles de picaduras de un total de 83 especies y, seg¨²n cuenta en este v¨ªdeo publicado esta semana por Great Big Story en Youtube, la gran mayor¨ªa de ellas han sido por culpa de accidentes, aunque en otros casos ha tenido que inducir el picotazo para testar realmente c¨®mo era el dolor y su duraci¨®n.

Schmidt ha actualizado recientemente este ¨ªndice para la publicaci¨®n de su ¨²ltimo libro, The sting of the wild (La picadura de lo salvaje), donde ha introducido varias especies que ha sufrido en los ¨²ltimos a?os. En su escala, el investigador norteamericano clasifica las picaduras por su dolor de 1 (siendo estas las m¨¢s leves) a 4 (las que hacen los mosquitos Chuck Norris). Y lo hace dando una descripci¨®n muy gr¨¢fica a la par que c¨®mica, lo cual es lo mejor de todo. Para muestra, mira c¨®mo describe la picadura de una avispa com¨²n (¨ªndice de dolor 1): ¡°Como si una p¨²a de un peque?o cactus rozara la piel de un b¨²falo¡±. Vamos, que si te dan miedo las avispas y te quejas cuando te pican, ya puedes ir haci¨¦ndote una idea de lo que ha vivido este buen hombre.

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Aqu¨ª van, seg¨²n su ¨ªndice, los tres insectos que m¨¢s le han dolido y que por lo tanto est¨¢n categorizados con un nivel 4 de dolor:

La avispa guerrera o avispa armadillo

El nombre de esta avispa lo dice todo. La llaman guerrera porque es muy agresiva y porque cuando se sienten amenazadas entrechocan sus alas produciendo un sonido que recuerda a una marcha similar. El apelativo de armadillo es por la forma que da a sus nidos, de los cuales tendr¨¢s que alejarte r¨¢pidamente si ves uno. Su nombre cient¨ªfico es Synoeca septentrionalis y te la puedes encontrar (sabiendo que tendr¨¢s que salir corriendo) en Am¨¦rica Central y Sudam¨¦rica.

El dolor de su picotazo puede durar hasta 150 minutos, y la descripci¨®n de Schmidt nos da alguna pista m¨¢s: ¡°Es literalmente una tortura. Como estar encadenado a un volc¨¢n en activo... ?Por qu¨¦ narices empec¨¦ esta lista?¡±.

La hormiga bala

La hormiga bala era la reina de las picaduras hasta que Schmidt 'conoci¨®' a las dos avispas que ahora la acompa?an. Esta hormiguita, que puede llegar a medir hasta tres cent¨ªmetros y habita en la Amazon¨ªa hasta Costa Rica y Nicaragua, tambi¨¦n se define por s¨ª misma. De hecho, cuando se catalog¨® en el siglo XIX se abri¨® un nuevo g¨¦nero dentro de la familia de las hormigas denominado Paraponera, que viene del griego poneros y significa ¡°malo, horrible¡±. Hoy, sigue siendo la ¨²nica de su g¨¦nero.

Quiz¨¢ te resulte familiar porque Frank Cuesta tambi¨¦n tuvo un affaire con ellas en uno de sus programas en la televisi¨®n, cuando realiz¨® el ritual de una tribu del Amazonas en el que met¨ªa las manos en unos guantes con cientos de ellas. Su veneno contiene poneratoxina, que bloquea la transmisi¨®n sin¨¢ptica en el sistema nervioso central, lo que hace que algunas personas se desmayen ante sus mordeduras y su efecto pueda durar hasta 24 horas.

La descripci¨®n de Schmidt tambi¨¦n es de traca, como si fuera un gourmet dice: ¡°Un dolor intenso, brillante y puro. Como caminar sobre unas brasas llameantes con un clavo de tres pulgadas dentro del tal¨®n'.

Pepsini, o la avispa caza tar¨¢ntulas

En ingl¨¦s la pepsini tiene un nombre a¨²n m¨¢s descriptivo: El halc¨®n de tar¨¢ntulas, debido a que caza a estas ara?as para d¨¢rselas de comer a sus larvas. Esta especie, que se distribuye por Am¨¦rica (de Chile hasta Utah), Sudeste de Asia, ?frica y Australia, es con cinco cent¨ªmetros de longitud una de las avispas m¨¢s grandes de su g¨¦nero. Antes de hablar de su picadura, te diremos que al menos es de los malos que avisan. Sus colores llamativos -con un cuerpo negro azulado y alas rojizas- son un aviso a sus depredadores de que puede hacer mucho da?o.

Schmidt, que describe su picadura como ¡°un secador de pelo que cae en tu jacuzzi¡±, comentaba tambi¨¦n al blog de The Nature Conservancy en esta entrevista lo siguiente: "?Picado por una pepsini? El consejo que doy en mis charlas es acostarse y gritar. Si te pica, tienes riesgos de caer en un agujero y luego sobre un cactus y un alambre de p¨²as despu¨¦s. Tal es el dolor de la picadura que casi nadie puede mantener la coordinaci¨®n normal o su control cognitivo para prevenir lesiones accidentales. Gritar es satisfactorio y ayuda a reducir la atenci¨®n al dolor de la picadura".

Aunque su picotazo es el m¨¢s doloroso, la pepsini no deja ning¨²n tipo de da?o permanente y sus efectos apenas duran cinco minutos lo que, seg¨²n Schmidt, que ha analizado el comportamiento del insecto, demuestra que no es m¨¢s que un mecanismo de defensa, doloroso, eso s¨ª, pero sin tanta maldad como se cree.