Est¨¢s en el sof¨¢ de tu sal¨®n, preparado para disfrutar de la final de la Eurocopa: Francia-Portugal. A un lado tienes a tu cu?ado Francisco y al otro, tu cu?ado Paco. T¨² andas d¨¢ndole vueltas a qu¨¦ filigrana har¨¢ Griezmann o cu¨¢nto saltar¨¢ Cristiano en el pr¨®ximo c¨®rner. Sin embargo, los escuderos que has elegido para el mejor partido del a?o entienden de f¨²tbol lo mismo que Dimitri Piterman. Recurren a su mayor talento, el ¡®cu?adismo¡¯, a base de los topicazos que han escuchado desde su m¨¢s tierna infancia sobre nuestros pa¨ªses vecinos.

¡°Los gabachos estos que no se les entiende¡±

¡°M¨ªralas, que facilonas las francesas¡±.  El realizador apunta a dos seguidoras francesas. M¨¢s le?a para el cu?adismo de Francisco, ansioso por recordar lo ¡®frescas¡¯ que son las galas. En el calendario que le dio el mec¨¢nico de su barrio pone 2016, pero ¨¦l sigue viviendo al m¨¢s puro estilo machismo feudal. No ha cruzado los Pirineos en su vida y una marsellesa le rechaz¨® en Benidorm pese a susurrarle un irresistible ¡°Bu bulez cucher abec moa?¡±. El trauma del rechazo perdura.

¡°Y seguro que no se depilan¡±. Aclama mientras el pelo de sus orejas le impide escuchar al narrador del partido. En su opini¨®n, Amelie no es una historia de amor y luz en las peque?as cosas. Es una camarera con m¨¢s vello en el cuerpo que Remus Lupin en noche de luna llena.

¡°Cuando menos te lo esperes se ponen en huelga¡±. Los galos son especialmente reivindicativos, dispuestos a ocupar las calles ante causas variopintas. Tu cu?ado se quedar¨¢ con otra cara de esa virtud. Utilizar¨¢ el concepto ¡®no van a trabajar¡¯ para recriminar que no se lancen a por un bal¨®n al que podr¨ªan haber llegado. Quiz¨¢, en ese momento aproveche para sacara relucir el cabezazo de Zidane a Materazzi. Nunca est¨¢ de m¨¢s.

¡°Ese viene de echarse un cigarro¡±. O de beberse una copa de vino. Cualquiera de los dos vicios tantas veces adscritos a los franceses servir¨¢ para justificar una mala acci¨®n de los ¡¯bleus¡¯. Mathieu, el defensa blaugrana, aparecer¨¢ en la conversaci¨®n m¨¢s r¨¢pido que un un Pidgey en Pueblo Paleta.

¡°Vaya napias que tienen los franceses¡±. La c¨¢mara hace un primer plano del delantero del Arsenal y punta galo, Oliver Giroud. Tiempo le faltar¨¢ a Francisco para atacar su nariz, enumerando la cantidad de franceses que obedecen al soneto de Quevedo: ¡°?rase un hombre a una nariz pegado¡­¡±. Mientras se carcajea de una nariz atractiva ¡®huele-quesos¡¯, a lo Adrien Brody, su inmenso pandero te encaja en el sof¨¢.

¡°Vaya paquetes los tontugueses¡±

¡°Vaya cara de pena tiene Cristiano¡±. Paco ya ha dicho de todas las formas posible lo tontos que le parecen los portugueses, mientras se pelea con una botella de rosca. Ahora le toca enumerar la cantidad de motivos por los que en Portugal est¨¢n menos felices que en Espa?a. ?l es un ejemplo a seguir, pleno de felicidad cuando advierte miseria ajena.

¡°C¨®mo va a marcar, si est¨¢ lleno de bacalao¡±. Antes de saltar al campo todos y cada uno de los jugadores lusos se han puesto las botas de bacalao, base de la pir¨¢mide alimenticia portuguesa. Paco est¨¢ tan convencido de este hecho como de que los ingleses usan el t¨¦ hasta para ducharse.

¡°M¨ªralos, hablan muy bien gallego¡±. En opini¨®n de Paco, Cristiano Ronaldo podr¨ªa presentar los informativos en Televisi¨®n de Galicia y Pepe dar¨ªa el preg¨®n en Ferrol. Su fino o¨ªdo, acostumbrado a los grandes ¨¦xitos de Caribe Mix 1998, no encuentra diferencias entre esos idiomas tan poco castellanos.

¡°Si es que solo valen para vender toallas¡±. Y lo alemanes salchichas y los rusos vodka y los franceses queso¡­ Paco le pone la cara de un producto a cada pa¨ªs del mundo. Los lusos se envuelven en una toalla, ese trozo de tela que, en el mundo diplom¨¢tico de Paco, actuar¨ªa como bandera m¨¢s all¨¢ de Badajoz.

¡°A ver si se afeitan el bigotazo¡±. La c¨¢mara, ahora, apunta a una pareja de seguidoras portuguesas. Son morenas, atractivas y est¨¢n concentradas en el partido, pero el cu?adismo de Paco no conoce l¨ªmites. En su rancia imaginaci¨®n, vienen de afeitarse un bigote que ni Borat.

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