Michael Packard, un buzo pescador de langostas de 54 a?os, vivi¨® el pasado viernes una escena de pel¨ªcula. Se encontraba buceando en la costa de Provincetown, Massachusetts, cuando de repente fue tragado por una ballena jorobada. ¡°Me sumerg¨ª a unos 13 metros y, de repente, sent¨ª un gran golpe y todo se oscureci¨®¡±, cuenta el buzo en la CNN.

¡°Pude sentir que me estaba moviendo, y pens¨¦, ¡®Dios m¨ªo, ?me acaba de morder un tibur¨®n?¡¯¡±, a?ade. Pero pronto se percat¨® de que eso no era posible: ¡°Luego palp¨¦ y me di cuenta de que no hab¨ªa dientes y realmente no hab¨ªa sentido un gran dolor. Entonces me di cuenta, ¡®Dios m¨ªo, estoy en la boca de una ballena y est¨¢ tratando de tragarme¡¯¡±.

Medio minuto de incertidumbre

Durante los 30 segundos que permaneci¨® en la mand¨ªbula del cet¨¢ceo, a Packard le pasaron muchas cosas por la cabeza. En primer lugar, todav¨ªa llevaba puesto su equipo de respiraci¨®n, con lo que se pregunt¨® si estar¨ªa en la boca de la ballena consiente hasta que se acabara el aire. Despu¨¦s, pens¨® en su familia, asumiendo que ese era su final porque ¡°no hab¨ªa forma de salir de ah¨ª¡±: ¡°Me dije a m¨ª mismo: ¡®Est¨¢ bien, esto es todo. Voy a morir¡¯. Y pens¨¦ en mis hijos y mi esposa¡±.

Sin embargo, transcurrido medio minuto, el mam¨ªfero emergi¨® y lo escupi¨®: ¡°De repente, subi¨® a la superficie, expuls¨® y comenz¨® a sacudir la cabeza. Me lanz¨® al aire, ca¨ª en el agua y fui libre¡±.

Todos quedaron at¨®nitos

Tras ser escupido, un compa?ero de Packard le sac¨® del agua, le llev¨® r¨¢pidamente a tierra y fue trasladado a un hospital cercano. Estaba ¡°todo magullado¡±, pero entero. ¡°No pod¨ªa creer que hubiera superado eso y est¨¦ aqu¨ª para contarlo¡±, relata. Eso s¨ª, ¨¦l no fue el ¨²nico sorprendido.

La bi¨®loga Jooke Robbins, directora de estudios de ballenas jorobadas en el Centro de Estudios Costeros en Provincetown, cree que este encuentro fue un accidente, ya que estos animales no suelen comportarse as¨ª: ¡°Normalmente no vemos a las ballenas jorobadas haciendo algo como esto. Creo que fue una sorpresa para todos los involucrados¡±. En este sentido, Robbins explica estos ejemplares a menudo realizan la llamada ¡°alimentaci¨®n por embestida¡±, en la que una ballena que se mueve con rapidez tratando de recoger r¨¢pidamente una gran cantidad de comida. ¡°Cuando hacen eso, no ven todo necesariamente¡±, dijo.

Por otra parte, la experta asegura que era poco probable que la ballena se hubiera tragado a Packard, pues, a pesar de sus enormes bocas, las gargantas de estos animales no son los suficientemente grandes para que entre una persona. Eso s¨ª, el buzo corri¨® un grave peligro por la presi¨®n del aire en sus propios pulmones cuando la ballena emergi¨® para escupirlo, seg¨²n aclara Charles Mayo, tambi¨¦n bi¨®logo marino del Centro de Estudios Costeros: ¡°Si llega a la presi¨®n atmosf¨¦rica y contiene la respiraci¨®n, podr¨ªa desarrollar una embolia¡±.

Algo similar ocurri¨® en 2019

Aunque no es habitual que ocurran este tipo de sucesos, lo que le ha pasado a Michael Packard recuerda a lo que vivi¨® en 2019 el tambi¨¦n buzo Rainer Schimpf. El hombre, de 51 a?os, estaba intentando fotografiar a un tibur¨®n cuando lo engull¨® una ballena en Port Elizabeth, en Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica). ¡°Contuve el aliento pensando en que iba a sumergirse y liberarme en las profundidades del oc¨¦ano¡±, relat¨® a la agencia de noticias Barcroft TV. Finalmente, el cet¨¢ceo lo liber¨® en una playa. ¡°Fue una experiencia interesante, me da una conexi¨®n con la ballena que no creo que nadie haya tenido¡±, asegur¨® en aquel momento, aunque reconoci¨® que ¡°no lo volver¨ªa hacer¡±.