?Imaginas c¨®mo ser¨ªa para una semana a solas en una isla de Suecia? Pues este ha sido el premio que ha recibido Lisa Enroth, una enfermera sueca, ganadora de un concurso del Festival de Cine de Gotemburgo que invitaba a un aficionado a pasar siete d¨ªas en una isla viendo pel¨ªculas. Embaucada por el anuncio del concurso y con ganas de un respiro en su trabajo en una sala de urgencia, decidi¨® presentarse a esta oportunidad.

"En ese momento me pareci¨® una buena idea", dijo Enroth a CNN Travel el 27 de enero, asegurando ser una amante de la naturaleza y atra¨ªda por la idea de pasar tiempo junto al mar, sin tel¨¦fono m¨®vil y ajena a todo lo que hab¨ªa vivido en esos meses de intenso trabajo. La suerte le acompa?¨® y fue elegida entre 12.000 solicitantes a esta plaza para viajar hasta la isla de Hamnesk?r, situada frente a la costa de Marstrand, en el oeste de Suecia. Una zona famosa por su imponente faro, Pater Noster -¡°Padre Nuestro¡± en lat¨ªn-.

Su aventura dio comienzo el pasado 30 de enero, cuando puso rumbo a la isla donde pasar¨ªa siete d¨ªas en soledad. "?La primera impresi¨®n de la isla? Hermosa, peque?a, simplemente tranquila¡±, indicaba Enroth a su llegada, cautivada por el mas, el cielo y el faro. "Me apetec¨ªa mucho intentar reflexionar y detenerme un poco", dice, exhausta por las horas de trabajo donde pasa mucho tiempo interactuando con la gente.

Ampliar

Sin tel¨¦fono m¨®vil y ordenador port¨¢til

Durante siete d¨ªas vivir¨ªa en la caba?a del faro, completamente sola en toda la isla -tan solo una persona le acompa?aba por razones de seguridad, aunque manten¨ªa las distancias-. Sin embargo, Enroth no lo pas¨® muy bien la primera noche. Confes¨® su miedo a la oscuridad por lo que, despu¨¦s de que el sol se pusiera, le cost¨® dormir, atenta a cualquier ruido que se diera en torno a ella. Pero el amanecer hizo que todo valiera la pena. "La luz del sol es incre¨ªble", dice Enroth, quien observaba cada salida del sol mientras desayunaba en la cocina.

Tambi¨¦n ten¨ªa un gimnasio para hacer ejercicio cada d¨ªa, aunque la enfermera prefer¨ªa salir a correr y explorar la isla. Pas¨® los d¨ªas pintando, caminando y creando un diario en v¨ªdeo, adem¨¢s de ver pel¨ªculas y profundizar en el programa del festival de cine. Enroth hab¨ªa dejado su tel¨¦fono m¨®vil y su ordenador port¨¢til en tierra firme, tal y como le hab¨ªan indicado. Estar sin ellos fue una experiencia liberadora, "un alivio", dice. "Fue estupendo no estar pegada al tel¨¦fono, y simplemente ver una pel¨ªcula sin la distracci¨®n¡±.

Ampliar

Preocupada por la situaci¨®n de la pandemia

Sin conexi¨®n a internet ni las noticias de cada d¨ªa, la imaginaci¨®n de Enroth dio rinda suelta esos siete d¨ªas en la isla. Se dio cuenta de lo apegados que est¨¢ el ser humano a las nuevas tecnolog¨ªas y le preocupaba no saber nada del coronavirus, con el temor de que la situaci¨®n epidemiol¨®gica hubiera empeorado en la ¨²ltima semana en su ausencia. "Pensaba en el apocalipsis", dice. "Tu mente empieza a inventar cosas: '?Y si pasara esto? Y esto y aquello podr¨ªa haber pasado¡­".

Incluso pudo disfrutar todav¨ªa m¨¢s del cine, una de sus grandes pasiones. Calcula que vio unos 30 largometrajes, todos ellos sin la interrupci¨®n del tel¨¦fono o alg¨²n objeto de la casa, por lo que incluso le dio m¨¢s valor. "Tuve que intentar procesar [las pel¨ªculas] por m¨ª misma, y eso significa que se quedaron conmigo durante mucho tiempo. Y nunca hab¨ªa so?ado con tantas cosas extra?as¡±, a?ad¨ªa. ¡°La isla me ha ense?ado a no tener tanta prisa¡±, sentencia Enroth.