As¨ª ha evolucionado el control de avalanchas desde sus inicios
A mediados del siglo pasado, Little Cottonwood Canyon (Utah) empez¨® con el estudio y el control de avalanchas en Am¨¦rica del Norte. As¨ª ha evolucionado dicha ciencia desde entonces.
La historia del control de avalanchas en Am¨¦rica del Norte no se puede contar sin mencionar Little Cottonwood Canyon, en Utah. A mediados del siglo XX, este ca?¨®n de los montes Wasatch se convirti¨® en el epicentro del estudio de la nieve y el desarrollo de sistemas para mitigar los riesgos de avalancha. Hoy, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s, Utah sigue a la vanguardia en una disciplina que ha pasado de la artiller¨ªa militar a sistemas remotos de alta precisi¨®n.
Durante d¨¦cadas, el estruendo de los obuses marcaba las ma?anas de invierno en estaciones como Alta y Snowbird. El uso de ca?ones de guerra para provocar avalanchas controladas era el m¨¦todo est¨¢ndar. Pero las restricciones crecientes impuestas por el ej¨¦rcito estadounidense obligaron a innovar. ¡°El ej¨¦rcito dej¨® claro que deb¨ªamos buscar nuevas alternativas¡±, explican t¨¦cnicos del Departamento de Transporte de Utah (UDOT), entidad clave en esta evoluci¨®n.
En la actualidad, Utah cuenta con 17 torres de control remoto conocidas como RACS (Remote Avalanche Control Systems), el mayor n¨²mero en Norteam¨¦rica. Estas estructuras permiten detonar cargas explosivas de forma autom¨¢tica, minimizando el riesgo humano y acelerando la reapertura del terreno esquiable. ¡°Podemos ahorrar hasta cinco horas de trabajo en una sola operaci¨®n¡±, afirma un operador de Snowbird.
La tecnolog¨ªa contin¨²a avanzando. Uno de los desarrollos m¨¢s recientes es el ¡°Boom Whoosh¡±, un sistema que no requiere helic¨®pteros para su instalaci¨®n ni recarga, un salto importante en eficiencia y sostenibilidad. Aunque su implementaci¨®n a¨²n est¨¢ en fase de pruebas, promete reducir los costos y aumentar la autonom¨ªa de los centros de esqu¨ª.
Pese al progreso, hay una certeza que permanece: mientras siga nevando, las avalanchas seguir¨¢n siendo una amenaza. ¡°Quien crea que ya no oir¨¢ explosiones en el ca?¨®n est¨¢ equivocado. Solo estamos usando otros m¨¦todos¡±, concluye uno de los t¨¦cnicos.
La ciencia de la nieve ha recorrido un largo camino, pero su objetivo sigue intacto: salvar vidas y mantener la monta?a segura.
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