Movistar se queda a un suspiro

La contrarreloj por equipos parti¨® desde el mar, desde la playa de Somorrostro, una original salida ¡®made in Vuelta¡¯, y estuvo acompa?ada por la lluvia durante todo el recorrido. Fue un espect¨¢culo pasado por agua, pero ni siquiera la tormenta evit¨® que el p¨²blico inundara la calle coronados por paraguas o enfundados en impermeables para acompa?ar a los ciclistas por las principales v¨ªas de Barcelona: el paseo de Llu¨ªs Companys, la avenida Diagonal, la calle de Arag¨®n, el paseo de Gracia, la plaza de Espa?a y, al fin, la avenida de Reina Cristina, que acog¨ªa la meta tras un recorrido completamente urbano de 14,8 kil¨®metros. La lluvia no par¨® la fiesta, pero s¨ª la condicion¨®, sobre todo en la competici¨®n. Brot¨® la preocupaci¨®n por las ca¨ªdas, que las hubo, y a?adi¨® un punto de prudencia en los rodadores.

El mejor ejemplo fue la crono que se marc¨® el gran favorito, el Jumbo-Visma, que rod¨® con cautela con el pensamiento puesto en las siguientes veinte etapas y en esa meta final de Madrid, el 17 de septiembre. La escuadra ha venido a La Vuelta con todo su arsenal, con la bicefalia formada por Jonas Vingegaard y Primoz Roglic, vigentes campeones del Tour de Francia y del Giro de Italia. El Jumbo quiere el triplete en las grandes, ese es el objetivo. Y el camino para conseguirlo no pasaba por arriesgar en la jornada inaugural, que pod¨ªa quitar m¨¢s que dar. Mucho menos despu¨¦s del percance sufrido por Vingegaard que oblig¨® a esperar y a ralentizar a¨²n m¨¢s. Esta edici¨®n de la ronda espa?ola es dura, muy dura, y lo que este s¨¢bado se med¨ªa en segundos, pr¨®ximamente se traducir¨¢ en minutos. Tourmalet, Larrau, Angliru, Cruz de Linares, Sierra de Madrid¡­ Ya habr¨¢ tiempo para jug¨¢rsela. Ahora era preferible llegar juntos¡­ y enteros. Algo similar a lo que debi¨® pensar el UAE de Juan Ayuso y Joao Almeida.

El Movistar debi¨® plantear precisamente lo contrario. Que la Vuelta a Espa?a es la carrera de casa, que el p¨²blico de Barcelona merec¨ªa un esfuerzo extra. Y estuvo a punto de conseguirla, de emular aquellos tiempos en los que dominaba esta especialidad, como en Pamplona 2012 o en Jerez 2014. En el punto intermedio marcaba el mejor crono. El triunfo se esfum¨® por menos de un minuto, por una gota, en concreto por 55 cent¨¦simas. Hay que recordar que el tiempo de esta contrarreloj, por reglamento, lo registraba el quinto corredor del equipo. Los dos primeros entraron con mejor registro que el DSM, pero los tres siguientes entraron ligeramente detr¨¢s, lo suficiente para quedarse sin victoria. Por un suspiro. Aun as¨ª, Enric Mas lo celebr¨® fogosamente con sus compa?eros. El balear, ca¨ªdo en el Tour a las primeras de cambio, necesitaba un empuj¨®n de moral. Y esta actuaci¨®n es el mejor mensaje para ello. Mas, tres veces segundo, se transforma en La Vuelta.

El ganador fue el equipo neerland¨¦s DSM-Firmenich, el antiguo Sunweb, que hizo honor a esa tierra de tradicionales rodadores para robarle la foto a las grandes escuadras y para convertir al prometedor Lorenzo Milesi en el primer maillot rojo de la carrera. El italiano, de 21 a?os, se proclam¨® campe¨®n del mundo sub-23 hace unos d¨ªas en Glasgow. Ya es l¨ªder de una grande. Y tiene pinta de que no ser¨¢ la ¨²nica vez. Su jefe de filas, Romain Bardet, arranca as¨ª en ventaja sobre el resto de gallos, al igual que Enric Mas. Ambos inician La Vuelta con 6 segundos con Remco Evenepoel, que cruz¨® la meta bastante enfadado, se ve que no le gusta la lluvia; con 20¡å sobre Geraint Thomas; con 28¡å sobre Alexander Vlasov; con 32¡å sobre los dos cocos, Roglic y Vingegaard, y con 37¡å sobre Ayuso y Almeida. Todav¨ªa queda mucho, esa es la verdad. Pero los ogros, de momento, no son tan fieros. Volver¨¢n.