Philipsen vuela al esprint en v¨ªsperas de los Pirineos

El Tour de Francia no tiene piedad. Dentro y fuera de la carretera. Este viernes, cuando el trazado propon¨ªa otra jornada llana de aproximaci¨®n a la gran monta?a, dos hombres importantes de la carrera, dos clasificados en el top-10, Primoz Roglic y Juan Ayuso, tuvieron que bajarse de la bicicleta en las puertas de los Pirineos. En el caso de Roglic, ni siquiera se subi¨®. El esloveno no hab¨ªa superado las magulladuras del d¨ªa anterior y decidi¨® no tomar la salida en Agen. El espa?ol s¨ª parti¨®, pero no dur¨® mucho. Su contagio de coronavirus le mand¨® a casa. Y no ha sido el primero.

La imagen de Roglic al cruzar la meta del jueves ya hizo pensar en lo peor. El p¨¢lpito se ha cumplido. El esloveno hab¨ªa ca¨ªdo v¨ªctima de una montonera a diez kil¨®metros del final y luego no fue capaz de enlazar con la cabeza, a pesar de que el pelot¨®n ralentiz¨® la velocidad. Ni por esas. Primoz perdi¨® 2:27 minutos y descendi¨® de la cuarta a la sexta plaza de la general. La cosa ten¨ªa mala pinta. Y se confirm¨®. Las ca¨ªdas forman parte del ciclismo, de acuerdo, pero en este accidente quedan muchas dudas sobre la gesti¨®n organizativa. Las medianas no pueden suprimirse de las carreteras, pero s¨ª se?alizarle convenientemente. No era el caso, seg¨²n denuncian varios de los afectados. El Tour tumb¨® a uno de sus gallos.

La baja de Ayuso es otra historia. El COVID se ha erigido como un enemigo invisible que en a?os precedentes depend¨ªa de un protocolo. Ahora ya no est¨¢ regulado. Quien se sienta enfermo y d¨¦bil, se puede ir a casa o quedarse a sufrir. Como toda la vida. Antes que el debutante ciclista del UAE Team engrosara la lista, ya hab¨ªa habido otras v¨ªctimas de prestigio, como Ion Izagirre y Pello Bilbao, dos ganadores de etapa de la pasada edici¨®n, y sexto clasificado de la general en el caso de este ¨²ltimo. La plaga desnuda otra rotunda realidad del Tour: la carrera tambi¨¦n se gana, o se pierde, fuera de la ruta. En el hotel. Las grandes vueltas son carreras de eliminaci¨®n.

Con esas ilustres bajas rumbo al hogar, el pelot¨®n afront¨® la 13? etapa a latigazo limpio. Esta vez s¨ª, el viento azot¨® de lo lindo. De jornada de transici¨®n, nada de nada. El Visma de Jonas Vingegaard tom¨® la cabeza dos veces en busca de alg¨²n despistado. La primera intentona fue madrugadora, en el km 30 de la etapa, y sorprendi¨® a Carlos Rodr¨ªguez, que finalmente pudo entrar en el grupo. La segunda, m¨¢s incisiva, rompi¨® la carrera en varios pedazos a 60 kil¨®metros de Pau, pero en esta ocasi¨®n no caz¨® a ning¨²n favorito. Al contrario, otros gallos como Remco Evenepoel y el propio l¨ªder, Tadej Pogacar, se mostraron tambi¨¦n revoltosos en la punta. Nadie toc¨® el freno.

Los ¨²ltimos cuatro supervivientes de la escapada, que hab¨ªa nacido con una veintena de corredores tras una salida fren¨¦tica, feneci¨® bajo el impulso perseguidor. A la par, varios velocistas se quedaban por el camino, mientras otros se frotaban las manos por una nueva oportunidad. Entre ellos, Biniam Girmay, que saboreaba la posibilidad de su cuarta victoria. El Intermarch¨¦ trabaj¨® sin tapujos para ello. Ya se lo creen. Faltar¨ªa m¨¢s. Pero esta vez no encontr¨® el hueco. Girmay jug¨® al p¨®quer, pero el envite se lo llev¨® Jasper Philipsen, que repite victoria en esta edici¨®n y suma la d¨¦cima en tres a?os. Philipsen era el indiscutible rey de la velocidad del Tour. Hasta que ha venido Girmay para discutirlo. En segunda posici¨®n entr¨® Wout van Aert, por segundo d¨ªa consecutivo. El todoterreno belga ofrece ya su versi¨®n habitual. En v¨ªsperas de los Pirineos.

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