Pogacar, campe¨®n del mundo en Z¨²rich con un ataque a 100 km de meta

La canasta de Michael Jordan contra los Utah Jazz, con la que consigui¨® su sexto Anillo de la NBA con los Chicago Bulls; el adelantamiento de Verstappen a Hamilton en la ¨²ltima vuelta que vali¨® un t¨ªtulo de F1; o el ag¨®nico gol de Iniesta que le dio a Espa?a su primera Copa del Mundo. Momentos ¨²nicos en el deporte, irrepetibles, a los que ahora se suma el Mundial de ciclismo de Tadej Pogacar. La magia del esloveno es infinita, y aunque le hayamos visto en infinidad de registros, todav¨ªa ten¨ªa un as bajo la manga. El truco final lleg¨® en Z¨²rich, donde Pogi firm¨® la en¨¦sima obra maestra de su carrera: ataque a 100 km de meta y directo al arco¨ªris. Como el Rey Midas, convierte en oro todo lo que toca, aunque en su caso es una absoluta bendici¨®n para un deporte del que ya es leyenda. En el podio le acompa?aron, a a?os luz del esloveno, el australiano Ben O¡¯Connor (plata), que apel¨® al esp¨ªritu de su compatriota Cadel Evans en Mendrisio para anticiparse al esprint, y el neerland¨¦s Mathieu van der Poel (bronce), que cedi¨® su trono con honor. Enric Mas, que mostr¨® una gran versi¨®n, acab¨® octavo.

Pogacar hizo historia por varias razones. La primera, por supuesto, por conseguir su primer maillot arco¨ªris. La segunda, porque despu¨¦s de ganar grandes vueltas, Monumentos y carreras por etapas, a?ade a su palmar¨¦s el gran t¨ªtulo que le faltaba. Y la ¨²ltima, pero no por ello menos importante: se convierte en el tercer ciclista en toda la historia que completa en la misma temporada el doblete de Giro y Tour, adem¨¢s del Mundial, algo que ¨²nicamente lograron Eddy Merckx (1974) y Stephen Roche (1987) antes que ¨¦l. Adem¨¢s, Eslovenia consigue una haza?a in¨¦dita hasta ahora: la general de las tres grandes (Roglic gan¨® La Vuelta) y el campeonato del mundo de fondo en el mismo a?o. A¨²n tiene 26 primaveras y ya es uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos.

Tras un nuevo minuto de silencio cargado de emotividad, en memoria de la fallecida Muriel Furrer, daba comienzo la 91? edici¨®n del Mundial ¨¦lite masculino. Al fin, en el ¨²ltimo d¨ªa de competici¨®n, el sol se abri¨® paso y eso se tradujo en una mayor asistencia de p¨²blico en el coraz¨®n de Z¨²rich. A pesar del frenes¨ª inicial, con promedios cercanos a los 50 km/h, se consolid¨® una escapada de seis corredores en la subida al Kyburg: Dillier, Foss, Geschke, Rui Oliveira, Pekala y Wirtgen. El Mundial record¨® una vez m¨¢s su cara m¨¢s dura: es una carrera de eliminaci¨®n. La tensi¨®n creci¨®, y con ella llegaron las primeras bajas. Alaphilippe abandonaba con un hombro dislocado por una ca¨ªda, misma suerte que corri¨® Mikel Landa. Desgraciadamente, las malas noticias no quedaron ah¨ª para la delegaci¨®n espa?ola, porque Pello Bilbao se iba al suelo a 220 km de meta. El vasco pudo seguir en carrera, pero con gestos de dolor y rodando en la parte trasera del grupo.

En las siguientes horas, las cosas no mejoraron para los intereses de la Selecci¨®n. El primero de los cortes importantes, esos en los que tanto hab¨ªa incidido el seleccionador Momparler en que hab¨ªa que estar representados, se form¨® sin la presencia de ning¨²n espa?ol, a pesar del valeroso ataque de Pablo Castrillo. Los corredores, de tron¨ªo: Tratnik, Cattaneo, Vine, Magnus Cort, Sivakov, Williams, Lipowitz¡­ No tardaron en atrapar al sexteto de cabeza y eso encendi¨® las alarmas de Eslovenia. Eran demasiado peligrosos para dejarlos a su libre albedr¨ªo. Pogacar puso a trabajar a sus hombres, a excepci¨®n de Roglic, y la renta de los escapados, que lleg¨® a ser superior a cinco minutos, cay¨® en picado.

La locura

Y entonces ocurri¨®. Lo que todos esperaban, lo que todos sab¨ªan, con el mismo resultado de siempre. En la subida al Witikon, con 100 km de carrera por delante¡­ ?Pogacar atacaba! Y lo cierto es que a la hora de la verdad, ni Evenepoel ni Van der Poel estuvieron a la altura. Bagioli se situ¨® a su rueda, aunque el ritmo era tan implacable que el italiano revent¨® dos kil¨®metros despu¨¦s. El movimiento pod¨ªa parecer un suicidio con todo lo que quedaba, pero Pogi sab¨ªa lo que se hac¨ªa. Por delante contaba con Tratnik, su ¨¢ngel de la guarda, que r¨¢pidamente se descolg¨® del grupo de cabeza para tirar de su l¨ªder. Por detr¨¢s, Remco trataba de mantener la calma, arrop¨¢ndose en la superioridad num¨¦rica de B¨¦lgica, que tiraba a bloque del grupo de favoritos.

Cuando el d¨²o esloveno alcanz¨® la cabeza, la ventaja ya era de un minuto con los favoritos. ?Arriesgado? S¨ª. Pero lo que va delante, va delante¡­ Toda la responsabilidad reca¨ªa en B¨¦lgica, que deb¨ªa dar caza como fuera a Pogacar antes de que este volviese a arrancar la moto. Al entrar en las tres ¨²ltimas vueltas, Pogacar se dirig¨ªa a Tratnik. Las ¨®rdenes eran claras: ¡°Dalo todo, que ya remato yo¡±. Antes de la salida, Pogi avis¨® en los micr¨®fonos de Eurosport de que el mejor sitio para atacar era el repecho posterior a la l¨ªnea de meta. Dicho y hecho. El esloveno atac¨® por segunda vez a 79 km del final, en ese Z¨¹richbergstrasse de rampas al 15%, y nadie pudo pararle. S¨®lo Sivakov se acerc¨®, y viendo que adem¨¢s se trataba de su compa?ero de equipo en el UAE, Pogacar decidi¨® esperarle. La uni¨®n hace la fuerza.

Ampliar

Remco quem¨® todas las naves y evidenci¨® nervios. Su ataque, con 72 km por recorrer, lleg¨® en un tramo sin dureza, a destiempo. Fue insignificante. Tanto el belga como Van der Poel se quedaron bajo m¨ªnimos en cuanto a gregarios, y el desgobierno se apoder¨® de un grupo de favoritos en el que resist¨ªan Mas, Ayuso, Adri¨¤ y Castrillo. La alianza francoeslovena tocaba a su fin a dos vueltas del final (51 km), momento en el que Pogacar, por puro ritmo, descolgaba a Sivakov. La partida hab¨ªa terminado.

Mientras Remco se desga?itaba pidiendo colaboraci¨®n en los relevos, Van der Poel decidi¨® morir con las botas puestas. El neerland¨¦s arranc¨® con violencia y lleg¨® a un grupo perseguidor formado previamente por Healy y Skujins. Como era de esperar, el derroche de energ¨ªa le fue pasando factura a Pogacar paulatinamente. Su rostro ya no transmit¨ªa la misma frescura, pero el hueco era grande. Mas hizo su apuesta en el ¨²ltimo paso por Witikon y lleg¨® a soltar a Remco y Van der Poel, pero no se entendi¨® demasiado con Hirschi y todos los favoritos se reagruparon. Un ¡®todos contra Pogacar¡¯ del que, a pesar del ag¨®nico esfuerzo, el esloveno sali¨® victorioso. Eterna gloria.

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