Van Aert culmina una oda al ciclismo en el ensayo para Flandes
El belga revalida una E3 para el recuerdo, marcada por el Taaienberg de Van der Poel, el Paterberg de Pogacar y la victoria del belga. Jorgenson y Cortina, cuarto y quinto.


All¨ª estaban los mismos que en la Mil¨¢n-San Remo ofrecieron un espect¨¢culo magn¨ªfico. All¨ª estaban los mismos que en poco m¨¢s de una semana (2 de abril) perseguir¨¢n el Tour de Flandes, el segundo Monumento de la temporada. Y Wout van Aert se llev¨® el ensayo general, revalidando su triunfo del a?o pasado en Harelbeke. 40 de las 64 ediciones de la carrera hab¨ªan sido para belgas. Cae otra en una E3 Saxo Classic para el recuerdo. Una oda al ciclismo. Un episodio compuesto por tres cap¨ªtulos: el Taaienberg de Van der Poel, el Paterberg de Pogacar y la victoria de Van Aert en un esprint entre los tres, perfectamente en paralelo. Era el que m¨¢s hab¨ªa guardado a lo largo de la carrera y, seguramente, el que m¨¢s hab¨ªa sufrido, pero lo ten¨ªa claro. ¡°Estaba centrado en el esprint¡±, admit¨ªa. ?El podio m¨¢s bonito de la historia de esta carrera? ¡°Sobre todo, porque estoy en ¨¦l¡±, dec¨ªa tras alzar los brazos. No puso las mejores pinceladas, pero firm¨® el cuadro. Y de eso va el deporte.
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— Eurosport.es (@Eurosport_ES) March 24, 2023
? Van Aert se impone al esprint y revalida t¨ªtulo en el #E3SaxoClassic tras resistir todo tipo de ataques
? Van der Poel
? Pogacar
? Simplemente... ????????!
?? Puro ciclismo, puro @Eurosport_ES pic.twitter.com/E6qX3M1Afh
La lluvia hac¨ªa acto de presencia en los primeros kil¨®metros de la obra de arte. O de la pel¨ªcula. Como en la reciente, alocada y emocionante Brujas-La Panne; como si el recorrido, duro de por s¨ª, necesitara m¨¢s alicientes. Viva la primavera, viva B¨¦lgica. 204 kil¨®metros con 2.133 metros de desnivel repartidos en 17 cotas. Entre ellas, Paterberg y Oude Kwaremont, pero en sentido inverso a ¡®De Ronde¡¯. Adoquines, subidas, llanuras, ataque va y ataque viene. Mathias Norsgaard, iniciando una jornada espl¨¦ndida del Movistar (Matteo Jorgenson, que hasta lo intent¨® en solitario, fue cuarto e Iv¨¢n Garc¨ªa Cortina, quinto), consegu¨ªa meterse en una fuga para creyentes. Desde arriba, ca¨ªan gotas; desde atr¨¢s, se avecinaba un chaparr¨®n. El UAE y el Jumbo asum¨ªan el control desde el inicio, resguardando su p¨®lvora; Van der Poel, sin miramientos, lanzaba el primer petardazo. Tambi¨¦n el segundo. Bestialidad en dos actos. El primer cap¨ªtulo era suyo; el segundo, de Pogacar. El definitivo, de Van Aert, que renunci¨® al papel protagonista en los anteriores.
El contacto con el pav¨¦s activaba el lado animal del neerland¨¦s, que necesita poco para aparecer. ¡°Espero caos y tensi¨®n¡±, hab¨ªa anticipado Pogi en la l¨ªnea de salida. Y la entrop¨ªa hac¨ªa acto de presencia en el Taaienberg. Van der Poel, con un cambio de ritmo seco, de los suyos, conectaba con los fugados, dejando atr¨¢s incluso a su compa?ero Dries De Bondt, y provocaba el primer gran corte de la carrera. Van Aert o Laporte le segu¨ªan; Tadej, amagando con la sorpresa, se quedaba. Antes de llegar a Berg ten Stene, calma. Los grupos volv¨ªan a reunificarse. Justo despu¨¦s de Eikenberg, a 57 km de meta, nueva explosi¨®n. Mathieu de nuevo. Y Wout a rueda. Esta vez, sin embargo, Pogacar s¨ª completaba el tridente llamado a disputarse la victoria. Con ellos, Van Hooydonck (Jumbo), Kragh Andersen (Alpecin) y Matej Mohoric (Bahrain). Los de San Remo reunidos. Menos Filippo Ganna y con invitados de lujo. Por poco tiempo.
El plan de Van Aert
Cambio de protagonista. Fuera secundarios. Nuevo cap¨ªtulo. Un serial que se repone constantemente: Pogacar, al ataque. Un ¨¦xito asegurado. A 43 km de meta, aceler¨®n del esloveno en Paterberg. Y poco despu¨¦s, en Oude Kwaremont. Con Flandes, uno de sus grandes objetivos de la temporada, en la cabeza. Y con el culo pegado al sill¨ªn. Van der Poel y Van Aert, de pie tras ¨¦l. Nadie m¨¢s. Balanceando sus largos y fuertes cuerpos, protegiendo su territorio ante un corredor que se ha propuesto conquistar tambi¨¦n sus fueros. En el caso del belga, con m¨¢s apuros, a punto de ceder en varios puntos, pero firme hasta el final. Hasta cruzar la meta. Los tres vigil¨¢ndose, como si no se conocieran, y hasta coordinados, tirando los bidones al mismo tiempo. ¡°Sin hablar¡±, como revelaba Wout. Por detr¨¢s, Mohoric, Cortina, Jorgenson y K¨¹ng impidiendo la relajaci¨®n. Imposible con Pogacar presente, que miraba atr¨¢s y era el primero en amenazar con lanzarse hacia la meta, a tres del final. A 1,3, lo volv¨ªa a intentar. En ese contexto, era el que ten¨ªa menos posibilidades. No le quedaba otra. Ya con la meta a la vista, tambi¨¦n era el primero en saltar. Y el primero en abandonar. El mano a mano eterno, del ciclocr¨®s a la carretera. Esta vez, para Van Aert, con el plan m¨¢s sencillo, pero el m¨¢s eficaz.