Pogacar manda en Jebel Hafeet y gana su tercer UAE Tour con Bilbao en el podio

Las dudas estaban en qu¨¦ momento lo har¨ªa, no en el resultado final. Finalmente, fue a casi 8 km del final de la s¨¦ptima y ¨²ltima etapa del UAE Tour 2025, quiz¨¢s antes de lo esperado, cuando Tadej Pogacar lanz¨® su ofensiva en Jebel Hafeet. Minutos m¨¢s tarde lleg¨® a su cima en solitario, sin oposici¨®n, con una facilidad pasmosa, convirtiendo una carrera de categor¨ªa World Tour en un entrenamiento de series. Tres triunfos en su primera semana de competici¨®n del a?o, repartidos en dos etapas y la general, con las que el esloveno llega a los 91 en su palmar¨¦s con s¨®lo 26 a?os. Su lucha con la propia historia del ciclismo sigue su curso. El podio de la carrera emirat¨ª lo completaron Giulio Ciccone (2?) y un Pello Bilbao que por tercera vez en su historial firma la tercera plaza en esta prueba, confirmando las grandes sensaciones con las que comenz¨® el curso en Valencia (tambi¨¦n 3?). En ese cotizado caj¨®n no pudo estar finalmente Iv¨¢n Romeo, pero su cuarto puesto es toda una confirmaci¨®n del grand¨ªsimo ciclista que ya es y del enorme potencial que tiene por delante.

Junto al coqueto estadio de f¨²tbol del Al Ain, la s¨¦ptima etapa arrancaba con una triste noticia para el ciclismo espa?ol: el abandono de Carlos Rodr¨ªguez. El granadino no tom¨® la salida despu¨¦s de sufrir una dura ca¨ªda justo al final de la anterior etapa que le produjo una fractura de clav¨ªcula, tal como revelaron las pruebas realizadas en el hospital. Un duro comienzo de a?o al que tendr¨¢ que reponerse para intentar llegar a tiempo a Volta a Catalunya (24 de marzo) e Itzulia (7 de abril), objetivos que ahora quedan en duda. El banderazo de salida dio paso a m¨¢s infortunios en forma de otra ca¨ªda en la que se vio involucrado un hist¨®rico como Chris Froome. Mismo desenlace: fuera de carrera.

Lejos de bajar revoluciones, el ritmo de etapa continu¨® fren¨¦tico, con un grupo de once corredores que se dio a la fuga. Entre los m¨¢s interesados, un Jonathan Milan que buscaba los esprints intermedios (gan¨® los dos) para asegurarse la clasificaci¨®n por puntos. Poco despu¨¦s, con unos 50 km recorridos, los abanicos volvieron a hacer de las suyas. El pelot¨®n se fragment¨® en dos grupos, y tanto Pogacar como la mayor parte de los favoritos estuvieron atentos para situarse delante. En cambio, Van Eetvelt, Vine y Gall, tras verse sorprendidos, no lo lograron. Superado el ecuador de la etapa, la situaci¨®n para ellos se complicaba todav¨ªa m¨¢s: los perseguidores atrapaban a los de cabeza y se formaba un nuevo grupo delantero de m¨¢s de 40 ciclistas. Romeo y Bilbao (aunque sin compa?eros), las mejores opciones espa?olas para el podio, se encontraban en una fant¨¢stica situaci¨®n.

Pasaron los minutos, incluso las horas, a un promedio superior a los 50 km/h, y la situaci¨®n de carrera se manten¨ªa, atravesando largas rectas de hasta 15 km. El grupo delantero era demasiado grande y de much¨ªsima calidad, por lo que los Van Eetvelt y compa?¨ªa encararon las primeras rampas de Jebel Hafeet con m¨¢s de 2 minutos de p¨¦rdida. Con seguridad, el belga no revalidar¨ªa su t¨ªtulo de campe¨®n. Desde las primeras rampas, Pogacar activ¨® la maquinaria que ten¨ªa disponible, con Vermeersch y Herregodts, mientras Romeo, Bilbao y Castrillo transmit¨ªan buenas sensaciones. La gente ca¨ªa de madura, y a 8 km de meta dijo ¡®basta¡¯ Tarling, segundo de la general hasta ese momento. Doscientos metros despu¨¦s, lleg¨® el momento m¨¢s esperado¡­

Ante el destrozo ocasionado por sus compa?eros, Pogacar encendi¨® los fuegos artificiales sin pensarlo, sin mirar atr¨¢s. Ciccone y Onley siguieron su estela durante unos segundos, pero como cualquier mortal, claudicaron en pocos segundos. Ritmo de ascensi¨®n implacable, de otra galaxia. Con el ¡®pescado vendido¡¯, el inter¨¦s pasaba a la lucha por el podio. Y ah¨ª Castrillo se sacrific¨® con un trabajo excepcional para su colega Romeo. Bilbao se uni¨® a ellos, formando un tr¨ªo de espa?oles que dio caza a Fisher-Black y al que soltaron poco despu¨¦s. Las amenazas eran Ciccone y Onley, que rodaban por delante en ese orden. Cazado el brit¨¢nico, lleg¨® una zona un poco m¨¢s favorable y Pello arranc¨® con todo, llev¨¢ndose con ¨¦l a Romeo. Pero el vallisoletano, pese a mostrar un rendimiento extraordinario, no pudo resistir la ofensiva de un Pello que lleg¨® r¨¢pidamente a Ciccone. Italiano y espa?ol se aseguraron el podio, entrando segundo (Ciccone) y tercero en meta (Bilbao), del que sacaron a un genial Romeo (4?). A un mundo hab¨ªa llegado a meta Pogacar, que sigue mandando a placer en el desierto.

¡°La ¨²ltima etapa fue muy r¨¢pida porque era el ¨²ltimo d¨ªa para algunos corredores que no ten¨ªan a nadie en su equipo que pudiera competir en la general y quer¨ªan entrenar para el fin de semana inaugural en B¨¦lgica la semana que viene. El viento lateral era propicio para crear un poco de caos en el pelot¨®n. Y se dividi¨®. Los corredores de la general tuvimos que estar atentos. De alguna manera funcion¨®, aunque al principio no cre¨ª que fuera la decisi¨®n correcta. Para m¨ª fue un d¨ªa realmente bueno. No me importaba ir con cuidado en la subida y calmarme, pero estaba en una buena situaci¨®n con Rune (Herregodts) y Florian (Vermeersch) al frente. Cuando Rune se alej¨®, era mi momento de atacar e ir en solitario. No quer¨ªa que me sorprendiera un contraataque ni nada. Era mejor ir a mi propio ritmo¡±, resumi¨® Pogacar sobre lo que fue la etapa, antes de cambiar el chip para las cl¨¢sicas de primavera y de confirmar entre l¨ªneas que estar¨¢ en el Dauphin¨¦: ¡°Ahora no participar¨¦ en ninguna carrera por etapas hasta junio, as¨ª que cambiar¨¦ mi mente a las cl¨¢sicas de un d¨ªa y espero hacerlo bien tambi¨¦n all¨ª¡±. La vida sigue igual.

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