TITAN DESERT MARRUECOS | INTRAHISTORIA
La sociedad de la jaima
Un redactor de AS vive desde dentro la carrera con el Aural Team. Tras la etapa marat¨®n, en la que los participantes deben transportar todo para hacer noche, esperan las dunas de Erg Chebbi.
La ?koda Titan Desert Marruecos es mucho m¨¢s que una carrera de mountain bike por el Atlas y el desierto. Es algo as¨ª como una hermandad en la que a todo el mundo se le trata por igual. Y todo el mundo parece conocerse. En la que quien porta el dorsal que pone simplemente ¡®Miguel¡¯ es don Miguel Indurain, cinco veces ganador del Tour. ¡®?scar¡¯ es ?scar Pereiro, otro que visti¨® el maillot amarillo en los Campos El¨ªseos. Y ¡®Abel¡¯ es Abel Ant¨®n, doble campe¨®n del mundo de marat¨®n que comparte equipo con Silvia Gonz¨¢lez, autotrasplantada de m¨¦dula en noviembre y que con el atleta y otros compa?eros del ¡®Aural ejemplos de superaci¨®n¡¯ (este que escribe entre ellos) lleva ya cuatro de las seis etapas completadas.
Entre el martes y el mi¨¦rcoles se recorrieron los 91 km de la etapa 3 y los 119 de la etapa 4, la m¨¢s larga y que termin¨® frente a las imponentes dunas de Erg Chebbi a las que habr¨¢ que vencer ma?ana. Los dos sectores ¡®marat¨®n¡¯ en los que los 500 participantes deb¨ªan transportar en sus bicis los sacos de dormir, las esterillas, la comida para el d¨ªa siguiente y todo lo que consideres necesario para afrontar una noche en jaimas corridas y comunes que son un simple toldo sin paredes ni divisiones. Cuando llegas, buscas un hueco y plantas tus cosas al lado de gente de la que no sabes nada y extra?amente te f¨ªas. De unos que vienen a competir y van a medias de m¨¢s de 30 km/h al lado de otros como t¨², que con tus 19 km/h ya has tenido suficiente. Una jornada sin asistencia mec¨¢nica y sin fisioterapia.
¡°Si el mundo se trazara con un comp¨¢s, intenta que t¨² no seas el centro¡±, se escucha de repente al speaker en un arrebato filos¨®fico... pero esta carrera es un poco as¨ª. Se comparten alegr¨ªa y dolor. Aver¨ªas y ca¨ªdas. Cremas hidratantes y bocadillos de jam¨®n (que ha venido empaquetado desde casa). Cera para la cadena y consejos. Y charlas, muchas charlas en el campamento de M¡¯Ssici donde (?afortunadamente?) casi no hay cobertura. Por la noche, Ant¨®n recuerda que es el ¨²ltimo no africano en ganar un Mundial sobre los 42,195 m (Sevilla 1999) y alucina con la cantidad de geles que se engullen en estas pruebas cuando en su ¨¦poca se beb¨ªa agua y basta.
No es la ¡®Sociedad de la nieve¡¯ porque ya castiga mucho el calor (aunque en los d¨ªas previos hizo fr¨ªo y llovi¨®) y camino de Erg Chebbi el term¨®metro alcanz¨® los 37 grados y el viento y el polvo han dejado las primeras quemaduras sobre la piel. Es la ¡®Sociedad de la jaima¡¯. En mi caso, la que comparto con Gaspar y Javi ¡®B¨²falo¡¯, pero que en el campamento de la etapa marat¨®n fue universal. Cuentan, los que repiten, que este tipo de experiencias te cambian la vida y te hacen mejor persona. Y encima, disfrutas dando pedales por encima de lagos de sal o bancos de arena. Seis d¨ªas en los que te concentras en t¨ª y en tus compa?eros. En los que te olvidas de lo que te espera a la vuelta. Una aventura en la que vuelves a ser un ni?o acostado en la jaima mirando las estrellas.
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