Evenepoel no tiene piedad

El UAE Team lanz¨® este jueves un ¨®rdago a la grande. El problema es que Remco Evenepoel no fue el ¨²nico que se dio por aludido. Y la jugada se qued¨® en un envite a la chica. El movimiento de Matxin fue valiente, arriesgado, ambicioso¡­ Jo?o Almeida arranc¨® a 85 kil¨®metros de la meta junto a su compa?ero Brandon McNulty en la quebrada etapa del Piornal. Por delante ten¨ªa a dos compa?eros, Ivo Oliveira y Marc Soler, que iban a servirle de enlace. Y por detr¨¢s se manten¨ªa Juan Ayuso, con la tensi¨®n trasladada a otros gallos. Almeida no era un gran peligro, inicialmente, para el maillot rojo: sexto a 6:51 minutos. Pero con tanto trecho para completar el viaje, si el l¨ªder se quedaba aislado, y hab¨ªa muchas posibilidades, podr¨ªa haber pasado un infierno por las carreteras extreme?as. Eso no ocurri¨®, m¨¢s bien todo lo contrario. El Astana de Miguel ?ngel L¨®pez, principalmente, y el Movistar de Enric Mas, en menor medida, entendieron que ese ¨®rdago pod¨ªa perjudicar sus propios intereses. Y llevaron a Evenepoel en volandas.

Son las cosas que ocurren en los ¨²ltimos d¨ªas de las grandes vueltas, cuando cada uno defiende sus propios beneficios. Lo hemos visto muchas otras veces. L¨®pez vio peligrar con Almeida su entonces quinta plaza, y las posibilidades de futuro de remontar hacia el podio. Desde el inicio de la semana, el colombiano divisaba delante a los dos j¨®venes valores espa?oles, Carlos Rodr¨ªguez y Juan Ayuso, y la opci¨®n real de hincarle el diente a su inexperiencia. Y no quer¨ªa m¨¢s invitados a esa fiesta. De hecho, ya ha adelantado a Rodr¨ªguez, que sufri¨® este jueves un calvario, porque corri¨® toda la etapa tremendamente magullado tras verse envuelto en una montonera inicial que envi¨® a casa a Jay Vine, el rey de la monta?a. El esfuerzo del granadino fue sobresaliente, arropado por Richard Carapaz, nuevo maillot a lunares, pero no le impidi¨® ceder 1:09 y la cuarta posici¨®n. Estas heridas suelen doler m¨¢s al d¨ªa siguiente. En el cuerpo y en el alma. Su futuro inmediato queda en el aire.

L¨®pez puso a trabajar al Astana para neutralizar a Almeida, que no pas¨® del minuto de ventaja pese a la excelente labor de Oliveira y Soler, mientras que Evenepoel se frotaba las manos. Cada equipo tiene sus metas, vale, aunque visto su rendimiento final, noveno a 13 segundos en el Piornal, la maniobra hay que interpretarla m¨¢s como un comportamiento conservador, puro catenaccio, que como la actitud ambiciosa de un candidato a campe¨®n. El Astana, con el empuje final de Vincenzo Nibali, que estuvo metido en la fuga del d¨ªa, salv¨® sus aspiraciones en la clasificaci¨®n general. Incluso avanz¨® un puesto por la desgracia de Rodr¨ªguez. Pero tambi¨¦n salv¨® al l¨ªder, que no dio una pedalada de m¨¢s durante la cacer¨ªa, y con esa frescura ahorrada remach¨® a sus oponentes. Esa fue la cosecha del equipo kazajo. Y as¨ª es el ciclismo. Ya nunca sabremos qu¨¦ hubiera ocurrido si le hubieran dejado la tostada al maillot rojo.

El valiente intento de Almeida sucumbi¨® en la subida final al Piornal, donde entraron a la acci¨®n el resto de capos. Enric Mas pas¨® al ataque con insistencia. Una y otra vez. Despu¨¦s de su agon¨ªa en el Tour, se est¨¢ divirtiendo en esta Vuelta. El maillot rojo respondi¨® a todas las andanadas, incluso protagoniz¨® alguna arrancada en primera persona. Para demostrar qui¨¦n es el jefe. Mas le hizo sufrir algo en uno de los estirones finales. Poco. De hecho, todav¨ªa guardaba fuerzas para conquistar la etapa, sin ninguna piedad del fugado Robert Gesink, el ¨²ltimo superviviente, que buscaba un triunfo como guinda de su carrera, a sus 36 a?os, y en honor de su l¨ªder ca¨ªdo, Primoz Roglic. El belga, que se aprovech¨® durante toda la jornada del trabajo de otros, remat¨® a sus rivales con mano de hierro. Ni tuvo compasi¨®n con Gesink, ni tuvo generosidad con Mas. Est¨¢ en su derecho, claro. Que tomen nota los dem¨¢s.