Debutante a los 50 en la Quebrantahuesos
Un redactor de AS vive desde dentro el reto de la mejor marcha cicloturista. 200 km, 3.500 m. de desnivel y Somport, Marie Blanque y Portalet en la ruta.
¡°Poco a poco encuentro la cadencia. Escalar es cuesti¨®n de ritmo, una especie de trance, hay que mecer las protestas de tus ¨®rganos para que se duerman¡±
Tim Krabb¨¦, El ciclista (1978).
Esta historia comienza en noviembre del a?o pasado, cuando la Quebrantahuesos anunci¨® su fecha: 17 de junio. El aqu¨ª firmante, m¨¢s de mountain bike que de carretera, de gorda que de flaca en el argot, cumple 50 a?os tres d¨ªas despu¨¦s, el 20. Ya saben, franqueando la barrera del medio siglo unos se deprimen, otros se van de farra a Ibiza para no espantar nunca a Peter Pan de su lado y a algunos les da por fijarse un reto. En mi caso, embarcarme en la preparaci¨®n de la marcha m¨¢s deseada por cualquier cicloturista que se precie. Una idea que rondaba por la cabeza desde hace tiempo, pero nunca materializada por falta de constancia o compromisos de trabajo.
Una vez enga?ado Jos¨¦ F¨¦lix, compa?ero de salidas por Guadalajara y futuro miembro de la cofrad¨ªa de los 50 tambi¨¦n en junio, toc¨® ponerse desde enero a coger fondo. Madrugones, fr¨ªo, gimnasio, rodillo cuando no hab¨ªa tiempo, resoplidos de la familia (tambi¨¦n mucha empat¨ªa) cuando un s¨¢bado libre te largas seis horas a dar pedales y pasas la tarde intentando que tu espalda vuelva a encajar como un ¡®tetris¡¯...
Todo para poder disfrutar y sufrir lo menos posible en la Quebrantahuesos, ese bendito invento del Club Edelweis que desde 1991 atrae a 11.000 participantes (los dorsales se obtienen por sorteo porque las peticiones llegan desde todo el mundo) y hasta 40.000 personas a Sabi?¨¢nigo, en el Pirineo oscense.
Desde enero, se repite como un mantra en tu cabeza el plan. 200 km. 3.500 metros de desnivel acumulado. Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca, los puertos que habr¨¢ que afrontar. La incertidumbre, s¨®lo resuelta unos d¨ªas antes, de si se mantendr¨¢ el recorrido por un desprendimiento en el Portalet el 3 de mayo. Y, de repente, ah¨ª est¨¢s. En la salida, a las 7:15. Con la emoci¨®n a flor de piel y miedo a una distancia a la que no te has enfrentado en tu vida. En un pelot¨®n que lidera Alejandro Valverde, homenajeado este a?o.
¡°?Esto no lo recomienda ning¨²n m¨¦dico!¡±, se oye en el grupo mientras se empieza a rodar por un Sabi?¨¢nigo inundado de gente pese al madrug¨®n. La Quebrantahuesos es el orgullo de la regi¨®n, patrimonio de la zona. Y todo el mundo sale a la calle a animar para que te sientas como en el Tour. Cualquier aliento se va a agradecer.
Y comienzas a rodar r¨¢pido. A buscar un pelot¨®n que vaya a tu ritmo para ahorrar pedaladas. Y el accidente de un participante en Jaca te recuerda, cuando le ves gritando de dolor en el suelo y con la cara ensangrentada, que hay que ir con mucho cuidado. Que la bicicleta se cobra siempre tributos. Llega Somport (7,8 km, 7% de pendiente media) con el bafle de una voluntaria atronando AC/DC. Se sube alegre. En Candanch¨², cientos de personas en las cunetas. Cruzas a Francia, te abrochas el chaleco y te preparas para afrontar un precioso descenso abierto en el que te pones a 75 km/h. Brutal.
Vamos a por el Marie Blanc. A comprobar si es tan duro como te contaron. Y lo es. Un puerto que se ha subido 13 veces en el Tour con Perico Delgado, Lucho Herrera o Javier Otxoa en cabeza. Carretera estrecha, 10 km desde Escot, media del 7,15% pero con una pared en los ¨²ltimos 4 km: 11%, 12%, 13%... Sin un solo descanso. Un infierno. Entre los cientos de compa?eros de ascensi¨®n se hace el silencio. Nadie puede pronunciar una palabra. La temperatura es de 30?. Vas clavado. Maldices ahora no haber montado un pi?¨®n de 30 en vez de un 28. Tocas la maneta para asegurarte de que llevas todo metido¡ Y de repente tu est¨®mago comienza a agitarse. Te mareas. Decides echar pie a tierra y sentarte en la cuneta. Blanco. Impotente ante el coloso que te hace entrar en crisis. Diez minutos para bajar pulsaciones, refrigerar, tomar sales y arriba. Quedan dos kil¨®metros y la dama blanca no va a poder contigo. La vences y acabas de recuperarte en el avituallamiento. En una pradera de cuento. Llevas 100 km. La mitad de la prueba. Esto es serio.
M¨¢s descenso. Comer y beber, comer y beber. El primer mandamiento hay que cumplirlo a rajatabla. Se acerca el Portalet que te va a llevar hacia la frontera, hacia Formigal. Desde Laruns, remontando el Valle de Ossau plagado de ¡®fromageries¡¯ te metes en las primeras rampas de un puerto largo no, largu¨ªsimo: 28,7 km al 4,46% de media y zonas muy duras en la parte final. Es una prueba para tu cabeza, que debe tirar de unas piernas cansadas. El paisaje compensa el sufrimiento. Adormeces el cansancio deleit¨¢ndote con la vista de las cimas a¨²n con nieve. Queda poco. Otra vez mucha afici¨®n gritando y aplaudiendo a tu paso. ¡°?Ya lo ten¨¦is!¡±, escuchas. Es as¨ª. Desde ah¨ª te quedan 30 km.
Ya es bajada. Bueno¡ hasta que te plantas en la ¡®tachuela¡¯ de Hoz de Jaca. Lees en la se?alizaci¨®n 2 km al 10% cuando todo tu cuerpo protesta. Te queda una rampa de hormig¨®n que se pega a las piernas. Un ¨²ltimo recuerdo de que la Quebrantahuesos no es ninguna broma, que te va repitiendo metro a metro que nunca ser¨¢ suficiente lo que hayas entrenado. En el pueblo, ¨²ltimo avituallamiento. Una fiesta. M¨²sica. Baile al ritmo de ¡®danza kuduro¡¯. Te dan ganas de estampar un beso a los voluntarios que te reciben con una pancarta: ¡®Alimentamos tu sue?o. Tu paso es nuestra ilusi¨®n¡¯.
Ahora s¨ª que es verdad. Queda rodar por el llano, enganch¨¢ndote a alg¨²n grupo para llegar lo mejor posible. Ya avistas Sabi?¨¢nigo. Entre tus compa?eros se dibujan las sonrisas. Palmaditas en la espalda. La megafon¨ªa y otra vez un rugido que te da la bienvenida mientras el speaker confirma que Valverde y los profesionales no son humanos. Ha batido el r¨¦cord (5h:14). Cuatro horas y cuarto menos que t¨². Lo has conseguido. Te dan ganas de llorar. Tocas freno para entrar codo con codo con Jos¨¦ F¨¦lix. La Quebrantahuesos no ha podido con nosotros. Para los 50, no estamos tan mal.