Zion y las arenas movedizas
Una derrota fea en el play in acaba con una temporada muy compleja en Nueva Orleans. Tramos de euforia, otros de descalabro y de nuevo muchas inc¨®gnitas.


Hay unas cuantas met¨¢foras que vienen al pelo para definir la situaci¨®n de New Orleans Pelicans, eliminado de los playoffs despu¨¦s de una temporada 2022-23 que ha sido, desde luego, una experiencia. Est¨¢ la monta?a rusa, claro. Este equipo era ¨²ltimo del Oeste el 14 de diciembre de 2021 y l¨ªder de Conferencia el 12 de diciembre de 2022. Se puede echar mano de laberinto que devuelve al punto inicial despu¨¦s de haber dado vueltas y m¨¢s vueltas con la sensaci¨®n de estar avanzando. Y, c¨®mo no, tambi¨¦n se acepta el tablero de parch¨ªs en el que en el que la ficha avanza a toda velocidad hasta que es comida y regresa a casa. Al inicio. Y despu¨¦s, lo mismo otra vez. Y otra porque no hay manera.
Se entiende bien el asunto porque es de planteamiento sencillo. A partir de ah¨ª, cualquier previsi¨®n es maquiav¨¦lica. Es muy dif¨ªcil saber a ciencia cierta d¨®nde est¨¢n los Pelicans, qu¨¦ es real y qu¨¦ no, si est¨¢n muy cerca o solo lo parecen y en realidad est¨¢n lejos. Si est¨¢n cerca pero ah¨ª se van a quedar o si, otra vez, caminar¨¢n a trav¨¦s de arenas movedizas hasta que no quede nada. Solo ese cansancio pegajoso de los proyectos que se dan mil veces contra el mismo muro.
Lo que s¨ª es seguro es que la temporada ha sido un desastre. Despu¨¦s de la crecida del pasado curso, en el que se metieron en playoffs sin Zion y despu¨¦s de empezar 3-16 y estar 23-36 en el paso por el All Star, m¨¢s victorias (42 por 36) es un ¨¦xito p¨ªrrico, un argumento d¨¦bil tiroteado por la derrota en el play in contra OKC Thunder. Los Pelicans han dilapidado una inercia vertiginosa despu¨¦s de salir vivos de la repesca en 2022 tras ganar en pista de los Clippers, dar la guerra justa a los Suns en primera ronda y hacer (como habr¨ªa hecho cualquiera) las cuentas de la lechera de cara a una nueva temporada en la que iba a regresar Zion Williamson y un entrenador joven (Willie Green: 41 a?os ahora) se iba a quitar el sambenito de novato.
Otra vez, una lesi¨®n de Zion Williamson
Los Pelicans arrancaron 18-8, lideraron el Oeste, parecieron el equipo m¨¢s profundo de una Conferencia hecha un desastre (la oportunidad era gigantesca) y todav¨ªa estaban 23-12 en A?o Nuevo. Empezaron 2023 en el top 3 de la Conferencia despu¨¦s de un diciembre en el que Zion Williamson se gan¨® su segundo all star con la mejor versi¨®n que hab¨ªamos visto de ¨¦l hasta entonces: 29,8 puntos, 7,5 rebotes, 5,1 asistencias y un 61,3% en tiros de campo.
Pero Zion se lesion¨® el 2 de enero, en Philadelphia. Un problema muscular en la pierna derecha que no parec¨ªa asunto mayor pero que, con una reca¨ªda en febrero de la que no hubo noticias inmediatas, acab¨® con la temporada de un jugador que se ha quedado 29 partidos despu¨¦s de perderse todo el curso anterior. En total, ha jugado 114 en cuatro a?os. Y no ha podido participar ni en los tres de play in ni en los seis de playoffs que ha jugado su equipo desde su llegada. Todos esos datos, juntos (los resultados y sus ausencias) activan las alarmas por mucho que cuando est¨¢ en pista Zion sea arrebatador. Cuando-est¨¢-en-pista.
Brandon Ingram solo ha jugado 45 partidos, y es otra estrella fr¨¢gil (64 de baja las dos ¨²ltimas temporadas) que ha tenido un excelente final de temporada, en sus hombros un equipo que acab¨® con poco rastro de esa profundidad diferencial de la que presumi¨® en el primer tercio de la temporada. CJ McCollum ha estado en 75 de regular season pero ha jugado tres meses (lo confirm¨® ¨¦l mismo) con una lesi¨®n en un dedo de la mano de tiro que le va a lllevar ahora al quir¨®fano. Los tres han coincidido en pista en 10 partidos y 172 minutos. Es una muestra min¨²scula en la que, eso s¨ª, los Pelicans amasaron un +16,5 de net rating. Peor: Zion e Ingram solo han jugado juntos 12 partidos en esta temporada, en realidad en las dos ¨²ltimas si se suma el a?o en blanco del primero en la 2021-22.
Zion firm¨® una extensi¨®n de cinco a?os y 193 millones que entra en vigor la pr¨®xima temporada. Ser¨ªa de 231 si acaba en los quintetos All NBA, algo que su lesi¨®n le ha puesto muy duro. Otra vez, ya hay un patr¨®n ah¨ª, la gesti¨®n de su lesi¨®n ha sido extra?a, con fallas comunicativas en una franquicia que cuida al extremo un tema que en realidad es muy sensible. Sobre todo para el propio Zion, que reconoci¨® antes del play in que est¨¢ bien f¨ªsicamente pero que no se siente con la confianza en su cuerpo para ¡°ser Zion¡±. En cuatro a?os (va camino de los 23) solo ha pasado de 60 partidos (61 en la 2020-21) una vez. Y, es obvio, todo lo dem¨¢s dar¨¢ igual si, sencillamente, no consigue estar en pista muchas noches. Casi todas las noches. ¡°Frustrado¡± seg¨²n sus propias palabras, empe?ado en dejar claro que lo que le gustar¨ªa en estar al lado de sus compa?eros, pasa a cobrar 33,5 millones la pr¨®xima temporada y acabar¨¢ en 41,5 en la 2026-27. Ingram (25 a?os) tiene dos m¨¢s por 70 millones y McCollum (empezar¨¢ la pr¨®xima temporada con 32) firm¨® en septiembre una extensi¨®n de dos y 64 millones que alarga su contrato garantizado hasta 2026, siempre por encima de los 30 anuales.
El bot¨ªn del traspaso de Anthony Davis
Sea o no por la lesi¨®n, McCollum estuvo negado en el partido de play in y ha tenido que ir adapt¨¢ndose a tener cada vez menos la bola aunque lleg¨® a NOLA con otra idea, como supuesto base despu¨¦s de jugar casi siempre sin bal¨®n en los Blazers, al lado de Lillard. Los guards peque?os y d¨¦biles en defensa envejecen muchas veces mal. Y, m¨¢s all¨¢ de su valiosa presencia veterana en el vestuario, est¨¢ por ver si puede ser un complemento ideal para Ingram y Zion, que a su vez (el laberinto, el tablero de parch¨ªs) tienen que descubrir si juntos pueden ser los mejores Ingram y Zion. Al primero le gusta empezar (y acabar) los ataques. Y Zion se ha mostrado especialmente dominante cuando ha ejercido como point forward, jugando desde fuera hacia adentro y de cara al aro. Tambi¨¦n, como Ingram, con el bal¨®n en las manos. El problema no es que no puedan funcionar juntos los dos (o los tres) en nivel elite, es que sencillamente se hace imposible saberlo con 10 partidos de muestra en toda en una temporada. La combusti¨®n de Zion en diciembre coincidi¨® con la lesi¨®n de Ingram. Y los mejores partidos de este en el tramo final han llevado con ¨¦l como eje absoluto del juego. Sin Zion.
Los Pelicans traspasaron a Anthony Davis y dieron carpetazo a su lo que pudo ser y no fue el 6 de julio de 2019. Zion, en su momento el n¨²mero 1 de draft m¨¢s esperado desde LeBron James, hab¨ªa caido en su regazo el 20 de junio, unas semanas antes y aunque los Pelicans solo ten¨ªan un 6% de opciones de ganar aquella loter¨ªa del draft. Dos meses antes, en abril, David Griffin hab¨ªa llegado con la etiqueta de ejecutivo milagro. Un golpe de efecto detr¨¢s de otro para, hay que recordarlo, dos partidos ganados en un viaje a playoffs a lo largo de cuatro temporadas. Venga lo que venga, es decepcionante. Hasta ahora, y con tantas posibilidades como nubarrones en el horizonte.
CJ McCollum lo explic¨®, tras la eliminaci¨®n, con sincera sencillez: ¡°Necesitamos tener a nuestros mejores jugadores en pista. Tenemos que jugar minutos juntos, especialmente en los partidos trascendentes. La posibilidad de que este equipo pueda hacer algo en playoffs pasa por ah¨ª¡±.
El capital del traspaso de Davis se ha ido amortizando sin demasiado resultado, y eso incluye un pick swap (intercambio de primeras rondas) que no se va a materializar esta temporada porque los Lakers han acabado por delante. Antes, cuando los angelinos implosionaban en plena crisis Westbrook y los de Luisiana estaban en la ¨¦lite del Oeste, parec¨ªa una opci¨®n muy real un viaje largo en playoffs y una primera ronda alt¨ªsima, tal vez (qu¨¦ demonios) el 1 que conduc¨ªa al nuevo fen¨®meno, Victor Wembanyama. Y todo gracias as Anthony Davis, miel sobre hojuelas. Pero los Lakers reaccionaron, los Pelicans se fueron viniendo abajo y esa extra?a carrera qued¨® b¨¢sicamente ventilada cuando los primeros pasaron como un hurac¨¢n por Nueva Orleans el 14 de marzo (108-123, 40-75 al descanso).
Ingram, hablando del bot¨ªn Davis, es un excepcional jugador que va consiguiendo (cuando le respeta la salud) que su talento se traduzca en victorias. No siempre fue as¨ª, aunque realmente es buen¨ªsimo. Lonzo Ball acab¨® en Chicago, Jason Hart se fue a Portland en la operaci¨®n McCollum y el pick 4 que se llev¨® De¡¯Andre Hunter fue intercambiado por un lote de nulo ¨¦xito en lo principal (Nickeil Alexander-Walker y Jaxson Hayes) salvado por una segunda ronda a trav¨¦s de la que lleg¨® Herb Jones, que junto a Trey Murphy III (uno defensa, el otro ataque) forman parte de lo mejor que tiene un equipo que acab¨® perdiendo por lesi¨®n tambi¨¦n a Jose Alvarado, un pedazo del esp¨ªritu de la franquicia. Y que tampoco tiene ya claro c¨®mo de bueno es un Willie Green que no ha podido solucionar los colapsos en ataque y ha perdido de vista en muchos momentos el valor de Jonas Valanciunas, un p¨ªvot de vieja escuela en una rotaci¨®n interior en la que Hayes nunca ha despegado y Willy Hernang¨®mez acab¨® totalmente apartado.
Despu¨¦s de ser MVP del Eurobasket y en plena madurez (28 a?os), Willy esperaba mucho m¨¢s de esta temporada, la s¨¦ptima para ¨¦l en la NBA. Solo ha jugado en 38 partidos, en total 458 minutos por los 839 de la 2021-22, antes de lo de Berl¨ªn. Desde el 14 de marzo, b¨¢sicamente el ¨²ltimo mes de temporada, ha disputado 17 minutos, repartidos en cuatro de los 17 partidos que ha jugado un equipo que tampoco lo traspas¨® en el mercado invernal. Y que ahora tiene una opci¨®n unilateral para que Willy tenga o no contrato el pr¨®ximo curso: los Pelicans tienen que decidir antes del 29 de junio sobre un a?os de contrato que ser¨ªa a raz¨®n de 2,6 millones de d¨®lares.
Es leg¨ªtimo creer que Ingram y Zion acabar¨¢n pudiendo jugar mucho juntos, que McCollum mejorar¨¢ con el dedo operado y que hay suficiente material extra (Jones, Murphy, Alvarado¡) para volver a intentar construir un aspirante en el Oeste. Pero tambi¨¦n es v¨¢lido sentir p¨¢nico por los contratos ya repartidos y melancol¨ªa por las ilusiones gastadas en un proyecto cuya realidad es, en abril de 2023, una derrota fulminante en play in y otro a?o de ausencias complejas, drenantes y mal explicadas de Zion. Ha sido, con todo en la balanza, un desastre final en un curso que empez¨® con comprensible euforia. Y ha sido, sobre todo, una temporada de la que resulta imposible sacar conclusiones o distinguir andamios firmes. Y, seguramente, eso ha sido lo peor de todo.