Melod¨ªa de fuego en el Madison

Stan Van Gundy dej¨® claro en la retransmisi¨®n de TNT que no comparte, por decirlo suavemente, las cr¨ªticas a Tom Thibodeau, ese sargento de hierro de los banquillos al que algunos consideran responsable de que los Knicks, obligados a jugar siempre en formato kamikaze, est¨¦n casi sin fuerzas ni personal en pleno nudo de estos playoffs 2024: ¡°Ya est¨¢is viendo a los Knicks esta noche. ?Os parecen un equipo que est¨¢ sin fuerzas? ?Qu¨¦ est¨¢ acabado? ?Qu¨¦ no puede dar m¨¢s de s¨ª ya? Yo dir¨ªa que todo lo contrario¡±.

Mientras Van Gundy ajustaba cuentas, el Madison herv¨ªa entre gritos de ¡°Knicks in six¡± y los Pacers se disolv¨ªan por completo, arrasados por una bola de energ¨ªa contra la que nunca parecieron tener respuestas. Al final, 121-91 y 3-2 para los Knicks camino de Indiana, donde el viernes jugar¨¢n para meterse en su primera final de la Conferencia Este desde 2000. Que se dice pronto. Entonces, hace casi un cuarto de siglo, perdieron precisamente contra los Pacers, que eran un rival encarnizado (aquellos Knicks no ten¨ªan de otro tipo, claro) con el que se hab¨ªan zurrado sin parar en playoffs seis veces en ocho a?os. El roce hace el cari?o. Ahora la cosa no tiene tanta tensi¨®n, pero s¨ª un vaiv¨¦n emocional que parece alimentar a los Knicks y apocar a los Pacers, que se aferrar¨¢n a su pista (5-0 en estos playoffs) para no quedar eliminados. Con d¨ªa extra de descanso: el sexto ser¨¢ el viernes porque ma?ana el Gainbridge Fieldhouse est¨¢ reservado para el estreno de Caitlin Clark como local, con las Fever.

M¨¢s tiro, m¨¢s Brunson... y m¨¢s rebotes

Si los Knicks estaban muertos despu¨¦s del cuarto partido, nadie se acord¨® de dec¨ªrselo. Si el domingo perdieron 121-89, esta vez ganaron 121-91. Van cinco victorias locales en cinco partidos, pero la historia de esta eliminatoria est¨¢ m¨¢s en la capacidad de resistencia de los Knicks. Sin Julius Randle, Mitch Robinson ni Bojan Bogdanovic, y de pronto sin un OG Anunoby que, o eso parece, solo volver¨ªa a jugar si los Knicks avanzan ronda. Adem¨¢s, Jalen Brunson pareci¨® minimizado (lento, apagado) en los partidos de Indian¨¢polis por sus problemas en un pie. A los Pacers les hab¨ªa bastado en el cuarto con correr, presionar, dar toquecitos a un rival que cay¨® por maduro al primer empuj¨®n. Pero uno que regres¨® a su casa y, con las gradas del Madison hirviendo, recuper¨® su ritmo. Su defensa, su percusi¨®n y su energ¨ªa. Y no hubo partido: 69-54 al descanso despu¨¦s de apenas un buen inicio (20-25) y una t¨ªmida pero breve intentona visitante en el arranque del tercer cuarto que no lleg¨® a ning¨²n sitio (de 70-63 a 89-64). A los Pacers les cuesta horrores competir fuera de su pista. Les volvi¨® a faltar, para cabalgar la ola del pasado domingo, fuerza y madurez.

Thibodeau, sin Anunoby, renunci¨® a jugar m¨¢s grande, sent¨® a Achiuwa y meti¨® en el quinteto (como en la segunda parte del naufragio del domingo) a Deuce McBride, uno que todav¨ªa tiene piernas y que a?ade amenaza exterior. Con un equipo m¨¢s peque?o y Josh Hart de ala-p¨ªvot, los Knicks se acomodaron en ataque: McBride anot¨® 17 puntos con tres triples, y Alec Burks rompi¨® el cristal en el que pon¨ªa usar solo en caso de emergencia (18 puntos y otros cinco triples). Suficiente para acompa?ar a un Brunson perfectamente recuperado: 44 puntos, 7 asistencias, 18/35 en tiros y 28 puntos (12/18) ya en una primera parte en la que anot¨® m¨¢s que Pascal Siakam (13, 22 al final) y un otra vez min¨²sculo Tyrese Haliburton (7 y 13) juntos.

Los Knicks apelaron a la matem¨¢tica de las posesiones: 9-18 en p¨¦rdidas (13 puntos de segunda oportunidad solo en la primera parte) y 53-29 en rebotes, un absoluto aplastamiento que incluy¨® un 20-5 en capturas en ataque. En total, as¨ª, 29 tiros a canasta m¨¢s (101 por 72). En el primer cuarto, 7 rebotes de ataque por 5 totales de su rival. Al descanso, 12 y 11. Los Pacers llevaban entonces casi m¨¢s p¨¦rdidas que rebotes y estaban totalmente superados. Hart, que (es noticia) jug¨® menos de 40 minutos por segundo partido consecutivo, acab¨® con 18 puntos y 11 rechaces. Isaiah Hartenstein, sencillamente fabuloso, con 7, 17 y 5 asistencias. Doce de sus rebotes fueron en ataque, algo que solo hab¨ªan hecho otros ocho jugadores en un partido de playoffs y que nadie consegu¨ªa con la camiseta de los Knicks desde Charles Oakley, nada menos, en 1994. As¨ª, a las bravas, se las gastaron unos Knicks que dejaron lo dem¨¢s en manos de un Brunson con las bater¨ªas recargadas: cinco partidos de al menos cuarenta puntos ya en estos playoffs. Cinco de cuarenta y cinco asistencias, a uno de los seis de Michael Jordan en 1989 y a dos de los siete de Jerry West en 1965 y LeBron James en 2018. No hay nadie m¨¢s por delante.

Los Pacers no dieron la talla. Un pecado que puede ser capital porque ahora tienen que ganar dos partidos, el segundo (si llegan) en Nueva York, para no irse de vacaciones por no haber sido capaces de aprovechar una situaci¨®n que es francamente ventajosa contra un rival muy mermado pero que se resiste a morir. Rick Carlisle mezcl¨® demasiado en los marcajes a Brunson, menos Nesmith esta vez y demasiado Nembhard, un guard que sencillamente no puede con la estrella de los Knicks. Haliburton no tom¨® las riendas del juego salvo en un chispazo testimonial de la segunda parte, ya tarde, y Siakam y Myles Turner parecieron m¨¢s largos que grandes. As¨ª que lo que parec¨ªa una oportunidad ¨²nica se convirti¨® en una pesadilla alimentada por el rugido de toda la ciudad de Nueva York, embotellado en el tam-tam fren¨¦tico de casi 20.000 almas. Como pas¨® tantas veces en el pasado y como, por fin y por suerte, vuelve a pasar en estos playoffs. Porque la NBA es mejor con este Madison.

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