Russell Westbrook paga el pato
El base pierde minutos y protagonismo y se va sin hablar despu¨¦s de la derrota contra los Pelicans. La llegada de Harden le ha dejado sin su rol.


?Cu¨¢ntas vidas (deportivas) le quedan a Russell Westbrook? Acaba de cumplir 35 a?os, lleva quince en la NBA y tiene un curr¨ªculum de hall of famer que incluye un MVP, nueve all-star, dos t¨ªtulos de M¨¢ximo Anotador, tres de M¨¢ximo Asistente, un oro ol¨ªmpico (y un oro mundial) y el r¨¦cord hist¨®rico de triples-dobles (198, dieciocho m¨¢s que Oscar Robertson). Ellos dos son los ¨²nicos que han logrado promediar un triple-doble en una temporada completa. Westbrook lo hizo cuatro veces, tres seguidas. En ese trance con los Thunder, entre 2016 y 2019, promedi¨® 26,6 puntos, 10,6 rebotes y 10,4 asistencias. En OKC roz¨® el anillo y se acab¨® convirtiendo en una personificaci¨®n finalmente t¨®xica de una franquicia herida en la era post Kevin Durant. En Houston Rockets se estrell¨® estrepitosamente junto a James Harden en los playoffs de la burbuja, en Washington Wizards pas¨® un buen a?o de rehabilitaci¨®n y en los Lakers vivi¨® una vuelta a casa de pesadilla. El chico de Long Beach que acab¨® sinti¨¦ndose un apestado en el equipo de su infancia, el ¨²nico examen de qu¨ªmica (o si no el ¨²nico, el principal) suspendido por LeBron James, el gran crucificado en el Monte Calvario de un traspaso desastroso, un intento maltra¨ªdo de unos Lakers que acabaron traspasando a Westbrook solo para sumar restando: el mejor Russell Westbrook acab¨® siendo el que estuviera bien lejos de la franquicia.
Ah¨ª van ya unas cuantas vidas. Demasiadas, seguramente. Convertido en valor negativo de un traspaso m¨²ltiple, la campana de la decadencia en la NBA, Westbrook lleg¨® a Utah Jazz y fue cortado sin jugar. Acab¨® en los Clippers, un equipo empe?ado en ganar por una v¨ªa del golpe de efecto que suele acabar en golpe contra la realidad. La narrativa le dio un ¨²ltimo empuj¨®n: se quedaba en L.A., de donde su familia no quer¨ªa moverse. Segu¨ªa en el nivel de los te¨®ricos aspirantes al anillo, hab¨ªa alguien (al menos) que le segu¨ªa queriendo y pod¨ªa demostrar a los Lakers, cuyo vestuario estaba a unos metros de distancia en el mismo pabell¨®n, que el problema no solo era ¨¦l y que le quedaba gasolina en el tanque. Westbrook jug¨® bien en unos Clippers que ten¨ªan un armaz¨®n y un estilo con el que pod¨ªa ser mucho m¨¢s Westbrook que en los Lakers. Y pas¨® a ser una especie de referente vocal, rol que ni Kawhi Leonard ni Paul George han querido nunca. En playoffs apil¨® producci¨®n a la desesperada en una rotaci¨®n otra vez segada por las lesiones y, finalmente, firm¨® un nuevo contrato por dos a?os y unos 8 millones de d¨®lares. Por encima del m¨ªnimo. Otra peque?a muesca de orgullo para un Westbrook que ha ganado en su carrera casi 350 millones de d¨®lares solo en sus contratos con franquicias NBA.
Westbrook es un tipo particular, pero es casi imposible encontrar excompa?eros que le critiquen. Hasta de los Lakers, donde su relaci¨®n con LeBron James y Anthony Davis acab¨® siendo g¨¦lida, se fue recibiendo buenas palabras de algunos al menos, entre ellos Austin Reaves. Ese tramo de temporada y pico fue su valle, en lo personal y en lo deportivo, con un equipo sin los recursos que permiten exprimir sus virtudes y, otro hecho innegable, con unas piernas en las que ya no se pod¨ªa disimular la acumulaci¨®n de kil¨®metros. Pero los Clippers, con quintetos m¨¢s peque?os, la pista abierta con tiradores, socios para correr y un vestuario que lo acogi¨® con los brazos abiertos, permitieron que al menos se pudiera debatir: ?quedaba todav¨ªa un buen Russell Westbrook una vez sacado de su relaci¨®n t¨®xica con los Lakers?
Pues parece que los propios Clippers ten¨ªan claro que, en realidad, no. Y que un buen Westbrook no es una garant¨ªa de nada en la temporada 2023-24. O a eso apunta su inter¨¦s por James Harden (otro golpe de efecto). Una nueva llamada de atenci¨®n a la desesperada pero tambi¨¦n un ¨®rdago arriesgado (en lo deportivo) de quien no tiene nada que perder porque siente que no est¨¢ en ninguna parte, desde luego no cerca de los verdaderos aspirantes al t¨ªtulo. Para Westbrook, un jugador orgulloso y severo en su visi¨®n de c¨®mo quiere tratar y ser tratado, nada de lo que ha pasado desde el traspaso (1 de noviembre) encaja con lo que ¨¦l esperaba de su relaci¨®n con los Clippers.
Una realidad que nunca pas¨® por un big-four
Parece obvio que los Clippers contaban con, en esencia, rezar para que a Harden le quede una ¨²ltima temporada competitiva y para que las lesiones respeten a Kawhi Leonard y Paul George. Un plan en el que Westbrook no entraba, desde luego no como actor principal, por mucho que no quisiera vender de esa forma. Lo que, seguramente, solo habr¨¢ servido (esa narrativa) para herir todav¨ªa m¨¢s a un jugador que, eso ya lo sabemos, necesita sentirse importante, tener minutos y presencia, liderar. Si en 2023 un equipo no cree que con eso como fundamento se arme un plan verdaderamente ganador, es cosa de ese equipo y de los contratos que firma. Westbrook es Westbrook, a estas alturas nadie puede sentirse extra?ado por nada de lo que sucede con ¨¦l, para bien o para mal.
Primero, los Clippers dejaron volar la narrativa del big-four (lo fuera o NO LO FUERA realmente a estas alturas) Harden-Westbrook-George-Kawhi. La primera explicaci¨®n p¨²blica del nuevo roster hablaba de un Westbrook que se hab¨ªa ganado el derecho a tener la bola en las manos y de un Harden obligado (y deseoso de hacerlo) a adaptarse a volver a ser m¨¢s escolta, algo que hace muchos a?os que ni le va bien a su estilo ni le apetece lo m¨¢s m¨ªnimo (moverse sin bal¨®n, buscar posiciones de catch and shoot¡) diga lo que diga delante de los micr¨®fonos. Finalmente, en el sexto partido de Harden se produjo el cambio que parec¨ªa inevitable: Westbrook sali¨® del quinteto titular con, eso s¨ª, una implacable operaci¨®n de relaciones p¨²blicas de los Clippers, que se apresuraron en contar que el propio Westbrook hab¨ªa pedido ese cambio porque las cosas no estaban funcionando.
Desde entonces, Westbrook ha ido perdiendo minutos, efectividad y voz. Se ha saltado varias atenciones a medios, la ¨²ltima tras perder contra los Pelicans en un partido en el que solo jug¨® 14 minutos, la cuarta peor cifra de su carrera y la m¨¢s baja si se restan lesiones o percances f¨ªsicos. Adem¨¢s, acab¨® con solo tres puntos y dos asistencias; y con un p¨¦simo 1/8 en tiros que env¨ªa sus promedios de la temporada muy lejos de lo aceptable para que un jugador como ¨¦l sea verdaderamente funcional: 43,9% en tiros de dos, 30% en triples, 59,3% en tiros libres. Noveno en esa ¨²ltima derrota por minutos, por detr¨¢s en la rotaci¨®n de Norm Powell, PJ Tucker y Daniel Theis.
Eso s¨ª, en el total de la temporada Westbrook est¨¢ en un +56 en pista y Harden, en un -34. Pero eso no importa porque la cuesti¨®n es que los Clippers tienen un plan, y este pasa por el segundo y necesitaba, por lo tanto, arrinconar al primero. Juntos en los Rockets 2019-20, Harden y Westbrook batieron el r¨¦cord de anotaci¨®n de una pareja desde la uni¨®n NBA-ABA (1976): 61,7 puntos, por encima de la mejor versi¨®n de Shaquille O¡¯Neal y Kobe Bryant (57,5). Pero una brillante regular season acab¨® con un tremendo costalazo en playoffs, donde los Lakers expusieron las limitaciones de una pareja en la que uno era incapaz de meter un tiro por fuera y el otro no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de adaptar su forma de jugar a las circunstancias. Eso fue en 2020 y parece claro que los Clippers no pensaban que la misma combinaci¨®n de backcourt iba a funcionar, de repente s¨ª, en unos playoffs cuatro a?os despu¨¦s.
Ya en el partido contra los Grizzlies, una derrota espantosa contra uno de los peores equipos del arranque de temporada, Westbrook vio como era enviado al banquillo los dos ¨²ltimos minutos a pesar de que hab¨ªa participado en una remontada a la desesperada que se fue finalmente al traste con ¨¦l en el banquillo y Harden en pista. Ese fue siempre el plan, y en ese cambio ya se vio en Westbrook un lenguaje corporal que hizo pensar en sus d¨ªas en los Lakers, en la incomodidad y la decepci¨®n. La vida sin zona de confort.
Harden, aunque est¨¢ todav¨ªa en fase de puesta a punto porque se pas¨® el verano sin dar un palo al agua mientras jugaba al gato y al rat¨®n con los Sixers, ya ronda los 33 minutos por noche. Un dato que ir¨¢ a m¨¢s en los partidos importantes. Si la idea es que los dos bases no coincidan en pista nunca o casi, casi nunca, los n¨²meros de Westbrook son claros, en m¨ªnimos... y abismales para un jugador que necesita ritmo y volumen, espacio para que las cosas que hace bien acaben pesando m¨¢s (cuando lo hacen) que los errores que comete. Bones Hyland tambi¨¦n se ha visto fuera de una rotaci¨®n que ya no tiene los defensores que hac¨ªan el trabajo sucio en las alas (Batum, Covington, incluso Morris) y que exige mucho a Kawhi Leonard y Paul George. Pero no parece suficiente: con 30 o m¨¢s puntos de George, los Clippers est¨¢n 04-. El extra de responsabilidad no est¨¢ sentando bien a un Kawhi que hunde sus porcentajes en los ¨²ltimos cuartos (36,8%), donde tampoco Harden tiene, por ahora, piernas ni gasolina (16,7%).
Con el bal¨®n en manos de Harden, la jugada b¨¢sica es el pick and roll con el p¨ªvot (Zubac), la base de c¨®mo ha querido jugar el primero durante a?os pero algo peligroso en 2023 (tiene 34 a?os y no se cuida) y que minimiza durante muchos ataques el impacto de Kawhi y George, espectadores en las esquinas. Mann es ahora titular, pero entre sus muchas virtudes no est¨¢ abrir la pista con sus tiros. Y PJ Tucker es una opci¨®n para el small ball cada vez menos ideal: cumplir¨¢ 39 a?os en mayo. Pero esto es lo que quer¨ªan los Clippers, este es el riesgo que han querido correr y as¨ª es como ganar¨¢n o volver¨¢n a perder. Sencillamente, es un plan que no estaba pensado en formato big 4 y que ten¨ªa un damnificado por defecto, aunque no se quisiera vender as¨ª: Russell Westbrook.
Westbrook necesita ritmo y volumen, minutos, pero tambi¨¦n confianza y respaldo. Sus ¨²ltimos partidos se parecen m¨¢s (por rol y producci¨®n) a su final en los Lakers que a esa redenci¨®n/¨²ltima vida que quiso montar en el vecino maldito de L.A. Ahora mismo la versi¨®n m¨¢s plausible de todo lo que ha pasado es que los Clippers no cre¨ªan que pudiera ser una pieza esencial en un plan ganador, valoraban alternativas y han preferido el salto al vac¨ªo con Harden que esas buenas vibraciones que, aunque no dieran para mucho m¨¢s, hab¨ªa trasladado la llegada de Westbrook a una rotaci¨®n que ha quedado totalmente transformada, minimizada y fiada a la producci¨®n de unas estrellas venidas a menos hasta que se demuestre lo contrario. Suplente y cada vez m¨¢s apartado, Tyronn Lue dice ahora que todo es cuesti¨®n de que Westbrook coja ritmo y se adapte a jugar con la segunda unidad. Un discurso distinto al de hace unas semanas, pero mucho m¨¢s real. Lo que significa de verdad es f¨¢cil de imaginar. Tambi¨¦n cu¨¢nto le gusta (una pista: no mucho precisamente) al propio Westbrook. Las cosas no ten¨ªan que ser as¨ª, pero son.
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