Marzo en la NBA: de todo... menos locura
El tanking y los descansos ponen a la competici¨®n en una situaci¨®n extra?a y complicada en las semanas en las que se juega el gran torneo universitario.


Marzo es el mes de la locura en el baloncesto estadounidense, ya se sabe. El March Madness, el gran torneo nacional universitario que pone el pa¨ªs del rev¨¦s, que combina la tradici¨®n hist¨®rica, y ¨²nica, del College con sus circunstancias y sus rivalidades, y esa pasi¨®n desatada de los aficionados por las apuestas, los brackets y el consumo de unos partidos de eliminaci¨®n que suelen incluir sorpresas s¨ªsmicas, canastas imposibles, finales para el recuerdo¡ y en el que ahora tambi¨¦n pesa, por fin y con todo merecimiento, un torneo femenino hasta hace unos a?os mucho menos medi¨¢tico y que ya usa tambi¨¦n, por fin, la denominaci¨®n oficial de March Madness, que estaba reservada solo para los chicos.
La locura de marzo en College¡ pero muy poca locura, o nada, en la NBA. Ese pico del calendario deportivo estadounidense que marca el torneo coincide con lo que suele ser un per¨ªodo valle en la largu¨ªsima temporada regular, que incluye 1.230 partidos a lo que ahora hay que sumar la final de la NBA Cup, que no computa en ese total y, despu¨¦s, el nuevo play in (introducido en la burbuja de Florida y perfeccionado despu¨¦s) y los (esos s¨ª) todopoderosos playoffs.
En marzo, en la NBA, se va apurando la temporada regular. Los mejores equipos empiezan a tener claro desde d¨®nde y c¨®mo llegar¨¢n a playoffs y piensan en dosificar esfuerzos pensando en esa dur¨ªsima carrera por el t¨ªtulo. Eso se suma a esas pol¨ªticas de descansos organizados y distribuidos por las franquicias contra los que la NBA lucha, un poco de aquella manera pero desde luego con nuevas normas, para convencer al p¨²blico (y a las televisiones nacionales, que acaban de firmar unos derechos de valor hist¨®rico) de que la cosa va en serio y de que los partidos cuentan. Pero la realidad, con 82 por franquicia en cada temporada, suele ser distinta.
A eso hay que a?adir, por supuesto, a los equipos enfrascados en la carrera final por las opciones en la loter¨ªa del draft, el tanking que hace que perder sea lo conveniente para tener las mejores bazas en el sorteo y acceder as¨ª al talento joven premium. Esto, un fen¨®meno tan viejo como este sistema de competici¨®n pero que ha generado muchos debates en los ¨²ltimos a?os, entre otras cosas porque algunas franquicias lo han empezado a proyectar en fases casi industriales y aplicadas durante varias temporadas, incluye a equipos que llevan toda la temporada en reconstrucci¨®n, pensando en no ganar m¨¢s de la cuenta, desde la parrilla de salida, pero tambi¨¦n a aquellos que han tenido un a?o malo y ven el draft como ¨²nica forma de mitigar los males o, en muchos casos, de pasar p¨¢gina y renovar el proyecto que ha fallado.
Un lote de equipos que no piensa en ganar
En este momento de la temporada, se encuentra en proceso obvio de tanking Raptors, Wizards, Jazz, Nets, 76ers, Hornets y Spurs. Algunos no quer¨ªan estar ah¨ª, pero no les ha quedado otra: a los Spurs desde la lesi¨®n de Victor Wembanyama y a los Sixers porque todo les ha salido mal: los problemas f¨ªsicos de Joel Embiid y Paul George, las derrotas que arrasaron las opciones de pelear por grandes metas demasiado pronto¡ el caso es que, por ejemplo, en la tarde y la noche del domingo se jugaron ocho partidos en la NBA y solo en dos se pod¨ªa afirmar rotundamente que ambos equipos quer¨ªan ganar a toda costa: Clippers-Thunder y Rockets-Nuggets. Para colmo, les lesiones ten¨ªan fuera a Jalen Williams y Chet Holmgren, en los Thunder, y a Nikola Jokic en los Nuggets. As¨ª que¡
El analista Tom Haberstroh eligi¨® una jornada de muchos partidos, ya en este complicado marzo, y se?al¨® 42 estrellas seg¨²n el criterio (algo l¨ªquido) que estableci¨® la propia NBA para ese concepto de cara a aplicar sus sanciones si se ejecutaba mal la pol¨ªtica de descanso: jugadores que han sido all star o han entrado en los Mejores Quintetos en las tres temporadas anteriores a la que se est¨¦ jugando. De los 42, hab¨ªa en pista y 21 ausentes, por lesiones o descansos. Y pone el foco en otro asunto: para evitar las multas que implica esta manera de actuar (los Jazz se acaban de llevar una de 100.000 d¨®lares por no explicar bien las recurrentes ausencias de Lauri Markkanen, su jugador franquicia), los equipos s¨ª ponen a sus mejores jugadores¡ pero los sientan en los minutos decisivos si el partido est¨¢ igualado.
A los que hacen tanking se suman otro que van teniendo poco por lo que jugar: los Thunder saben que ser¨¢n primeros del Oeste (se lo han ganado) y Cavaliers y Celtics est¨¢n ya, salvo cambio totalmente improbables, definidos como primero y segundo del Este. As¨ª que empezar¨¢n a pensar en que sus mejores jugadores lleguen en perfecta forma a playoffs. Otros equipos todav¨ªa se juegan cosas pero necesitan que sus estrellas, por edad (LeBron James) o situaci¨®n f¨ªsica (Luka Doncic, Nikola Jokic¡) dosifiquen todo lo posible antes de la segunda mitad de abril. Y a eso hay que sumar las lesiones reales para conformar un problema serio para lo que acaba siendo, como se?ala el periodista Eric Koreen en The Athletic, un producto inferior sin que, en general, las entradas sean m¨¢s baratas ni las televisiones nacionales reduzcan su n¨²mero de retransmisiones.
Hay partidos en los que un equipo no tiene mucho inter¨¦s por ganar o en el que eso sucede con los dos. O hay, al menos, sospechas. Los 76ers, por tomar de nuevo su ejemplo, dar¨¢n su primera ronda de draft a los Thunder si no es top 6. Si acaban con el quinto peor r¨¦cord de la liga tendr¨¢n un 63,9% de opciones de mantenerlo (elegir entre el 1 y el 6); con el sexto, un 45,8 y con el s¨¦ptimo, 31,9. As¨ª que por lo que puede acabar siendo un partido ganado m¨¢s o menos pueden tener uno de los mejores jugadores de la pr¨®xima generaci¨®n o quedarse sin nada y enviar ese talento joven a los Thunder, el mejor equipo de la regular season que se llev¨® ese pick en una operaci¨®n de 2020 en la que los Sixers se deshicieron del contrato de Al Horford.
La situaci¨®n acaba desembocando en partidos como el reciente Raptors-Wizards, con los dos equipos metidos en pleno tanking, los canadienses dando descansos sin parar a sus jugadores principales y los de la capital en fase de reconstrucci¨®n profunda ya desde la temporada pasada, que se deciden sobre la bocina y los aficionados de ambos prefieren, en muchos casos la derrota. No los jugadores, porque los que est¨¢n en pista intentan siempre ganar. Son los ejecutivos y entrenadores (por ¨®rdenes que llegan desde los despachos) los que se encargan de que las opciones de sumar victorias queden minimizadas. Ese Raptors-Wizards que usa como ejemplo Koreen, acab¨® con una canasta ganadora de Jamal Shead, de los Raptors, que no vali¨® por dos d¨¦cimas. Algunos aficionados del pabell¨®n (recuerdo: en Toronto) jalearon que as¨ª fuera.
Garrett Temple, que lleva tres lustros en la NBA, juega ahora en los Raptors y es vicepresidente del sindicato de jugadores, tiene claro, lo explica en ese art¨ªculo, que las cosas no deber¨ªan ser as¨ª: ¡°Es un asco. Soy realista y puedo entender el marco general, la visi¨®n amplia de todo ello. Pero a m¨ª no se me ocurrir¨ªa nunca celebrar la derrota de mi equipo, querer que pierda. Nunca desear¨ªa que los jugadores de mi equipo no compitieran, que no salieran a la pista a darlo todo para intentar ganar. Nosotros somos competidores, y eso es lo que hacemos. Lo contrario est¨¢ mal, pero con las normas actuales hay un incentivo para comportarse as¨ª. Adam Silver y toda la NBA, en general, tienen que reflexionar sobre todo esto y encontrar formas de hacer que los partidos sean m¨¢s competitivos. La gente viene a los partidos para ver jugar a las estrellas. Si las estrellas no juegan, los aficionados no ven a quienes quieren ver y por eso pagan las entradas. Los que est¨¦n en pista van a esforzarse y jugar duro, nos jugadores NBA y tienen talento. Pero este tramo no tiene nada que ver con el de los partidos de la primera parte de la temporada o los que van a venir despu¨¦s en playoffs¡±.
Unas bases muy dif¨ªciles de transformar
Es muy dif¨ªcil, en todo caso, cambiar el modelo. La NBA tiene un sistema de loter¨ªa para decidir las posiciones del draft, en diferentes formatos, desde 1985. Antes, una moneda al aire decid¨ªa los picks 1 y 2 entre los peores equipos de cada Conferencia. En su primera versi¨®n, los siete peores (los de loter¨ªa entonces, ahora son catorce) ten¨ªan las mismas opciones de llevarse el n¨²mero 1. Las diversas modificaciones hicieron que la loter¨ªa fuera ponderada a partir de 1990 (cuantas m¨¢s derrotas, m¨¢s opciones de acabar muy arriba en el draft), con un cambio dr¨¢stico en 2019 para intentar suavizar el tanking: los cuatro peores tienen las mismas opciones de n¨²mero 1 y nadie tiene m¨¢s de un 14% de opciones de elegir primero ni m¨¢s de un 52,1% de asegurar un top 4. Se trata, bien entendido, de un sistema ¨®ptimo si se considera que reparte el talento joven entre los equipos que m¨¢s lo necesitan, algo que equilibra la competitividad de la liga. Pero, en la pr¨¢ctica¡
Temple, en The Athletic, es radical, y propone que los tres peores no tengan acceso a los mejores y sean enviados al final de la loter¨ªa (elecciones 12, 13 y 14) mientras los otros once van al sorteo con las mismas opciones. Hay propuestas similares para intentar que haya menos aliciente en perder demasiado y que, a la vez, no deje de llegar el talento a los mejores equipos. Otra idea b¨¢sica para reducir los descansos masificados y los partidos intrascendentes es bajar el n¨²mero de partidos, de los 82 actuales a otra f¨®rmula (66, 70¡). Eso generar¨ªa menos noches con poco o nada en juego, dar¨ªa m¨¢s tiempo de descanso a los jugadores y parar¨ªa algunas ausencias, permitir¨ªa un calendario m¨¢s c¨®modo y m¨¢s entrenamiento (y, por lo tanto, equipos m¨¢s concentrados y preparados)¡ Pero la NBA es fiel a su historia, por un lado, y el dinero pesa mucho, por otro. Jugadores y franquicias se reparten las enormes ganancias que genera ahora la competici¨®n a partir de lo que producen los partidos. Si hay menos, la tarta se reduce para las dos partes. Por lo tanto¡
Las llamadas a reducir al m¨ªnimo o incluso eliminar del todo la loter¨ªa ponderada tampoco han llegado por ahora a ning¨²n lado. Los equipos quieren tener elecciones altas para reconstruir cuando toca hacerlo, y adem¨¢s un sistema m¨¢s libre y menos condicionado dar¨ªa m¨¢s valor (todav¨ªa) a m¨¢s rondas de draft y eso se notar¨ªa en un mercado de fichajes (se pondr¨ªan menos en el ajo) que (rumores, noticias, operaciones¡) genera much¨ªsima actividad para la NBA, en horas de televisi¨®n e interacciones en redes sociales. As¨ª que, aunque la liga siempre asegura que est¨¢ pendiente de estos asuntos y de c¨®mo puede mejorar las cosas, parece que nada va a cambiar. No, desde luego, de forma dram¨¢tica y en el corto plazo. Aunque marzo sigue trayendo, en general, cualquier cosa menos locura¡
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