Los Lakers destruyen a los Lakers: ¡°No est¨¢ en mi ADN jugar por jugar¡±
Nueva derrota y nuevo bochorno de unos Lakers que siguen sumando desastres. LeBron, en su retorno a Miami, manda un recado a la gerencia angelina.
¡°Soy un ganador. Y quiero ganar y darme la oportunidad de ganar y seguir compitiendo por el campeonato... Jugar baloncesto a este nivel solo para ser jugador de baloncesto no est¨¢ en mi ADN¡±. Son palabras de LeBron James tras una nueva derrota de los Lakers, esta vez ante los Heat y en Miami. Y la connotaci¨®n de las mismas es muy alta: la estrella se ha hartado de estar en un equipo que es una m¨¢quina de perder partidos. No quiere que las cosas sigan as¨ª. La desesperaci¨®n le ha conquistado y la situaci¨®n angelina para un jugador que ha dicho textualmente que quiere seguir optando a campeonatos ha terminado de sacarle de quicio. Es una leyenda, un hombre legendario, un baloncestista casado con la historia. Y ve como tiene el peor plan de jubilaci¨®n posible en una entidad a la que, directamente, le da igual todo.
La derrota de los Lakers no tuvo nada de especial, salvo que fue una nueva derrota. Jimmy Butler anot¨® 27 puntos (con 4 rebotes, 5 asistencias y 6 robos) y Bam Adebayo se fue a 23, con 14 rechaces, y todo el quinteto titular de los Heat super¨® la decena de puntos. Esta vez no hubo un periodo de baj¨®n angelino y las ventajas que iban tomando los locales fueron paulatinas, constantes. Como si los Lakers quisieran experimentar nuevas formas de perder y no se conformaran con una sola. Eso no lo puede negar nadie: la innovaci¨®n en la derrota en ¨²nica. Ya sea dej¨¢ndose remontar, intent¨¢ndolo sin conseguirlo, con un rid¨ªculo manifiesto en un periodo concreto o en un final igualado, los Lakers han ca¨ªdo en muchos choques. Pero se les ha olvidado eso de que en el punto medio est¨¢ la virtud. Quiz¨¢ se hayan olvidado de lo que es eso.
Y m¨¢s: los Lakers atraparon m¨¢s rebotes (44 a 37), repartieron m¨¢s asistencias (25 a 20), tiraron mejor de tres y tuvieron m¨¢s opciones. Pero ni as¨ª pudieron ganar: los 24 balones perdidos son un simple bochorno incre¨ªble, absoluto, objetivo. Y el hundimiento paulatino y la falta de reacci¨®n dos cosas que ni siquiera LeBron James puede solucionar: 27 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias por 6 p¨¦rdidas para el Rey, que desde que volvi¨® de la lesi¨®n lleva 17 partidos promediando 30 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias a pocas horas cumplir 38 a?os, mientras los angelinos van con un +69 cuando ¨¦l est¨¢ en pista (unos 36 minutos por noche) y un -53 cuando se sienta en el banquillo.
As¨ª est¨¢s los Lakers: con la inacci¨®n como bandera y el rid¨ªculo como pan de cada d¨ªa. Y con LeBron, ya s¨ª de forma clara y contundente, muy enfadado. La estrella ya no se conforma con jugar, perder y mandar ambivalentes mensajes a l franquicia. Ni de decir eso de que no hay tiradores en el equipo. Ya ha sido cristalino con su mensaje, dirigido a Jeannie Buss, dirigido a Rob Pelinka. A la gerencia, a la estructura de esa franquicia que fue en su d¨ªa la mejor de la historia pero que lucha hoy por autodestruirse. Los Lakers quieren dejar de ser los Lakers y LeBron, curtido en mil batallas, no quiere formar parte de ello. Est¨¢ verdaderamente harto. Y con toda la raz¨®n.