Llega Harden, se hunden los Clippers
Desde el fichaje de Harden, los angelinos van 0-3 y borran cualquier buena sensaci¨®n que pudieran dar en el inicio de curso. P¨¦sima defensa, un imposible reparto de tiros...
En otra ¨¦poca, no muy lejana por tiempo pero s¨ª por sensaciones, un cambio de equipo de James Harden habr¨ªa causado un aut¨¦ntico terremoto. Parece que fue ayer, pero en la mente tiene tintes prehist¨®ricos pensar algo as¨ª. Un baloncestista generacional, con n¨²meros para los anales, innumerables r¨¦cords y un talento ofensivo hist¨®rico que tiene una carrera fant¨¢stica en la que falta un anillo que no parece que vaya a conquistar. Un hombre en el que siempre han confluido sus mayores virtudes con sus peores defectos y que encadena cuatro equipos en las tres ¨²ltimas temporadas, que secuestra franquicias y ejerce ese empoderamiento del jugador que en realidad pertenece casi en exclusiva a las estrellas. Un deportista capaz de hacerlo todo en pista, pero perjudicado por sus ausencias, sus h¨¢bitos nocturnos y sus deseos, que ha querido cumplir a toda costa. Alguien ¨²nico para bien o para mal que vive un triste crep¨²sculo, un ocaso oscuro que ha trasladado ahora a los Clippers, los ¨²nicos que han apostado a ciegas por algo que es dif¨ªcil que de r¨¦ditos. Por mucho talento que haya.
La plantilla de Play Station que ha formado Steve Ballmer, exdirector ejecutivo de Microsoft antes de adquirir la entidad que tan mal gestion¨® un taca?o que sali¨® por la puerta de atr¨¢s como Donald Sterling, no se sostiene en lo deportivo. Los esfuerzos del propietario est¨¢n centrados en el traslado de la entidad al Intuit Dome, el nuevo estadio con el que busca escapar del Crypto Arena, antes Staples Center, y de la sombra de los Lakers, que juegan en la misma pista. Eso es lo principal, algo que importa mucho m¨¢s que sostener un proyecto que empez¨® en 2019, con la llegada de Kawhi Leonard y Paul George, pero que ha hecho aguas de forma total y absoluta por patinazos en playoffs, a veces motivados por la bajada de nivel de sus estrellas y otras por las lesiones constantes que arrastran desde hace m¨¢s demasiado tiempo.
Ahora, el primero tiene 32 a?os y el segundo 33. Lejos quedan las finales de Conferencia disputadas en 2021 (4-2 ante los Suns), las primeras de la historia de la franquicia, que abandon¨® ese grupo que jam¨¢s las hab¨ªa pisado y que tiene a Hornets y Pelicans ya como ¨²nicos integrantes. Al proyecto, permanentemente herido, se uni¨® Russell Westbrook el curso pasado y James Harden en el presente, con 35 y 34 a?os respectivamente. Dos juguetes rotos que coincidieron en el pasado en los Thunder, en una idea que se pens¨® para asaltar los cielos y que qued¨® en el triste recuerdo de la derrota en las Finales de 2012, el primero anillo de la carrera de LeBron James. La Barba, con mucha salida nocturna en dicha serie, fue el chivo expiatorio de la derrota, se hizo con el poder de facto de los Rockets, se estrell¨® con la dinast¨ªa de los Warriors y se hart¨® tras algo m¨¢s de ocho temporadas y multitud de deseos cumplidos, b¨¢sicamente todos los que pidi¨®. Desde entonces, ha ido pululando de un equipo a otro, ha pasado por Nets y Sixers, y aterriz¨® en los Clippers tambi¨¦n porque ¨¦l quer¨ªa y para unirse a tres estrellas m¨¢s, otras de las muchas con las que ha jugado durante su carrera profesional: Kevin Durant, Dwight Howard, Chris Paul, Joel Embiid...
Pensar que Harden, en 2023, te va a resolver algo, es ser optimista. Y tener la esperanza de que va a cuadrar bien con otras tres figuras generacionales, que acumulan mucho tiempo de bal¨®n y necesitan un n¨²mero determinado de tiros por noche, ya es ciencia ficci¨®n. Y s¨ª, sacar conclusiones precipitadas es arriesgado: pero la sensaci¨®n que dan sus primeros pasos en su nuevo equipo, otro m¨¢s, son p¨¦simas: 0-3 desde su llegada, con derrotas ante Knicks, Nets y los Mavericks de Luka Doncic. 111, 100 y 144 puntos recibidos respectivamente; 97, 93 y 126 anotados. Una defensa que se ha ca¨ªdo, un reparto de tiros m¨¢s que cuestionable, muchas dudas sobre d¨®nde podr¨ªa encajar el jugador y sobre qu¨¦ tiempo de bal¨®n darle y muy pocas soluciones en el horizonte. Las cosas, simplemente, no funcionan.
Una l¨®gica aplastante
Harden promedia 14,3 puntos, 5,3 rebotes y 4,7 asistencias desde que debut¨® con su nueva camiseta. Lanza s¨®lo 8 veces a canasta, menos de la mitad de la media de su carrera (16,5) y menos que nunca desde su temporada rookie. Y eso no es lo ¨²nico, ya que tambi¨¦n condiciona el juego de los dem¨¢s: Kawhi ha pasado de los 23 tantos y de intentar m¨¢s de 18 lanzamientos, con m¨¢s del 47% en triples (con 5 de 5 en la primera jornada ante los Blazers) a 20,3, 15,7 y un 31,3%. Y es el mejor parado del tr¨ªo que era tal hasta la llegada de La Barba. Paul George estaba jugando fant¨¢sticamente: 28,8, por encima del 50% en tiros de campo y desde el exterior. Su nivel ha ca¨ªdo totalmente en los tres ¨²ltimos encuentros: 14, 27,9% y 17,4% respectivamente, acumulando un 4 de 23 en triples desde entonces. Lo de Westbrook tambi¨¦n preocupa: 15,2+7,8+7 antes, por encima del 50% y rozando el 39% (n¨²meros muy buenos en el lanzamiento para tratarse de ¨¦l); 14,7+5,3+4,7 ahora, cayendo al 22% desde fuera.
La perspectiva es desoladora para el base y ya se habl¨® de la posibilidad de que saliera desde el banquillo, algo que ya hizo con los Lakers y que ya dijo que no quer¨ªa repetir. Necesita mucho tiempo de bal¨®n, igual que Harden, acostumbrado a tenerlo permanentemente en sus manos y a lanzar o distribuir a su antojo (fue l¨ªder en asistencias el curso pasado, cuando se fue a 10,7 pases por noche). Esto hace bastante dif¨ªcil que ambos est¨¦n al mismo tiempo en pista, teniendo en cuenta adem¨¢s que Kawhi y Paul George saben jugar sin bal¨®n, pero les gusta tenerlo en sus manos para ir de fuera hacia dentro, postear o crear sus propias jugadas. Ninguno de los cuatro ha desarrollado mucho el catch and shoot durante su carrera, algo que les hace pr¨¢cticamente incompatibles. La distribuci¨®n de tiros les impide ser lo que siempre han sido (estrellas principales en sus equipos) y en el aspecto defensivo Westbrook no da la talla... Y Harden menos todav¨ªa.
No acaba ah¨ª la cosa. Los Clippers estaban, antes de la llegada de Harden, quintos en rating ofensivo, cuartos en rating defensivo y terceros de la NBA en net rating, n¨²meros muy prometedores con, adem¨¢s, George y Kawhi a un gran nivel y con la sensaci¨®n de que hab¨ªan dejado atr¨¢s unos problemas f¨ªsicos que, para ellos, pueden saltar en cualquier momento. Desde la llegada de Harden, los angelinos han retrocedido para quedarse en el puesto 25, en el 28 y en el 27, respectivamente. Una ca¨ªda en picado, totalmente coincidente con la aparici¨®n de un hombre cuya llegada responde, en teor¨ªa, al benepl¨¢cito de las dos estrellas originales de la franquicia, dos que no sabes si presionan a la entidad para que lleguen determinados jugadores o simplemente dicen s¨ª a pr¨¢cticamente todo.
Los cuatro jinetes del apocalipsis ser¨¢n agentes libres en cuanto termine el curso, y cada uno por separado, Harden a la cabeza, tendr¨¢n que jugar lo mejor posible para que alguien les reclame el pr¨®ximo verano, si es que no hay movimientos sorpresivos en el mercado de febrero. Y veremos si alguien quiere a un Harden que cada vez que pisa una nueva franquicia las cosas se empiezan a torcer primero, y mejoran luego con su salida. Algo que no habla muy bien de un baloncestista de su calidad, alguien lleno de narrativa pero que podr¨ªa haber escrito su propia historia de diferente manera, de una en la que pudiera salir mejor parado que siendo esa especie de controlador de situaciones que siempre acaban mal y con ¨¦l como culpable. As¨ª es James Harden, un hombre con mil historias que ha dejado de hacer historia y ver¨¢ por eso perjudicado su sitio en la historia. Se lo ha ganado a pulso, claro. Es lo que tiene.
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