La nueva vida de Temetrius Jamel

El foco de la NBA se hab¨ªa apartado completamente de Memphis, de los Grizzlies y de Temetrius Jamel Morant. Ja, un jugador cuya carrera pas¨® a depender de un futuro que se desenfoc¨® en una terrible primera mitad de 2023. Dos suspensiones por sus comportamientos fuera de la pista y sus v¨ªdeos en Instagram con pistolas (y alcohol); Una de ocho partidos en marzo y la que acaba de cumplir, de 25 y que le cay¨® en mayo por reincidir: comportamiento que iba en detrimento de la Liga. Entre l¨ªo y l¨ªo, los Grizzlies se descosieron golpeados por las lesiones, heridos por sus propias macarradas (el final y salida de Dillon Brooks, entre ellas) y hundidos por la derrota en primera ronda de playoffs, aplanados por el martillo de los Lakers. Un proyecto joven de primer¨ªsima categor¨ªa (dos a?os seguidos en segunda posici¨®n del Oeste con 56 y 51 victorias) quedaba en suspenso¡­ en el mejor caso. Hasta ahora.

Porque ahora vamos a saber qu¨¦ pasa de verdad con estos Grizzlies que durante la sanci¨®n de Morant, y abatidos por un mill¨®n de lesiones, solo han ganado seis partidos (6-19) y han sido el equipo que menos ha anotado de toda la NBA. A siete partidos y medio del d¨¦cimo puesto, el ¨²ltimo de play in, es una temporada (casi) perdida y un proyecto en el div¨¢n del psicoanalista... salvo reacci¨®n casi milagrosa. El que crea en ella y se aferre a que queda tiempo, puede impulsarse en el primer partido de Morant (24 a?os todav¨ªa) en 235 d¨ªas: 113-115 en pista de los duros Pelicans, que hab¨ªan enderezado el rumbo tras su desastre en la fase final del In Season Tournament.

Eran cuatro victorias seguidas para los de Luisiana (16-12 ahora) y cinco derrotas para unos Grizzlies (7-19) que siguen en el hoyo, pero sonr¨ªen. Y que van a recuperar en breve a Marcus Smart, lesionado desde el 14 de noviembre. Seguir¨¢ sin estar Steven Adams y habr¨¢ que ver cu¨¢ndo puede jugar Brandon Clarke. Mientras, los Grizzlies ser¨¢n un equipo con problemas de solidez en las zonas. Pero van a jugar juntos, ya pueden tocar madera, Morant, Smart, Desmond Bane y Jaren Jackson Jr. El partido 26 era en realidad el partido 1. Vida nueva, veremos hasta d¨®nde.

Abucheado en las presentaciones y en sus primeras jugadas de vuelta en una cancha NBA, Morant perdi¨® balones y fall¨® casi todos sus tiros lejos del aro. No han sido nunca sus mayores virtudes y no lo pod¨ªan ser tampoco esta vez, en su primer partido desde el 28 de abril. Y despu¨¦s de tantos problemas que veremos si han quedado atr¨¢s. Ojal¨¢. Pero, eso desde luego sigue ah¨ª, sigue siendo el mismo jugador imparable en penetraci¨®n, el mismo l¨ªder que sujeta y propulsa a su equipo y siente que en cualquier jugada y situaci¨®n puede impulsarse hasta salir a flote. Esa fe le hizo acabar con 34 puntos despu¨¦s de anotar solo siete en la primera parte (13 en el tercer cuarto, 14 en el segundo), las tres ¨²ltimas canastas de su equipo y, sobre todo, la definitiva sobre la bocina con una penetraci¨®n de las suyas, de las de Ja Morant. Un pu?ado de segundos en los que decidi¨® el partido y en los que fue como si nunca se hubiera ido.

Morant defini¨® despu¨¦s la jugada de forma simple: call 12. D¨¢dsela al n¨²mero 12. Con uno de sus reversos en formato rel¨¢mpago, dej¨® atr¨¢s a Herb Jones. Uno de los mejores defensores de la NBA se pas¨® casi toda la segunda parte vendido contra esa marcha extra que convirti¨® a Morant, cuando su universo giraba solo en torno al baloncesto (o cuando lo parec¨ªa, al menos), en dos veces all star, Rookie del A?o y Jugador M¨¢s Mejorado. Con Jackson Jr (24 puntos, 6 rebotes, 3 tapones) y Bane (21 puntos, 5 asistencias) como acompa?antes (igual que tantas veces) Morant se permiti¨® un final de Hollywood, un toque de historia de redenci¨®n a la que ahora debe agarrarse porque esta sanci¨®n ten¨ªa aroma a ¨²ltima oportunidad. Al menos, los Grizzlies (con 8 puntos y 3 rebotes de Santi Aldama) se permitieron una sonrisa, que ya es mucho tal y como ha ido esta temporada¡­ y la segunda parte de la pasada.

Los Pelicans, que eran algo m¨¢s que el sujeto pasivo en la representaci¨®n de la nueva gran historia de Ja Morant, perdieron un partido que, m¨¢s all¨¢ de la pirot¨¦cnica del regreso de la estrella ca¨ªda, nunca deber¨ªan haber perdido. Llegaron a ganar por 24 puntos en la primera parte, despu¨¦s de un aceler¨®n brutal en el que convirtieron un 30-31 en un 56-33. Pero, les ha pasado m¨¢s veces, se ofuscaron en ataque e intentaron ganar solo defendiendo. O, lo que es peor, defendiendo solo de una manera.

Su ventaja se les fue escurriendo entre los dos hasta que Morant adelant¨® a los Grizzlies a falta de 82 segundos (por primera vez desde el primer cuarto) y sentenci¨® despu¨¦s con su canasta de pel¨ªcula. Justo antes, los Pelicans no pidieron tiempo muerto y gastaron su bala de plata en un triple fallado por CJ McCollum. Que, eso s¨ª, llevaba en ese momento un 6/8 y acab¨® con 18 puntos y 6 asistencias. Brandon Ingram, con 34 y 6. Jonas Valanciunas, con 22 y 14 rebotes. Y Zion Williamson, con unos problemas de faltas que pusieron de los nervios al p¨²blico con solo 25 minutos en pista (13 puntos). Durante m¨¢s de medio partido, parec¨ªa que los Pelicans iban a recibir a Morant con bofet¨®n. Pero el base, un jugador de conexiones el¨¦ctricas y muchas veces poco comprensibles (y por eso, especial), reescribi¨® el guion de la noche: ¡°Soy un perro (I¡¯m a dog). He estabo trabajando sin parar, no he podido jugar en ocho meses as¨ª que he tenido mucho tiempo para conocerme a m¨ª mismo. He pasado por muchos d¨ªas duros, pero el baloncesto es mi vida. Es mi terapia¡±. Fue un primer paso con foto triunfal y canasta viral. Ahora queda lo m¨¢s dif¨ªcil: seguir.

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