La Lob City de Chris Paul: el cielo y el infierno de los mejores Clippers de la historia
El base, junto a Blake Griffin y Deandre Jordan, lider¨® a unos Clippers que salieron del pozo, superaron a los Lakers, dominaron los cielos y finalmente chocaron contra sus propios fantasmas.
Los Clippers fueron, antes de la etapa actual, el peor equipo de la historia. No hab¨ªa manera de salvar a esa franquicia que empez¨® en Buffalo y tuvo tres presencias consecutivas en playoffs (de 1974 a 1976) y se traslad¨® posteriormente a San Diego para recalar en Los ?ngeles y escribir algunas de las peores p¨¢ginas de su larga historia. De 1976 a 2006, los Clippers s¨®lo participaron tres veces en playoffs. En 53 a?os, han llegado en 18 ocasiones, pero 11 han sido en los ¨²ltimos 13. Adem¨¢s, la entidad ha sumado 32 temporadas por debajo de las 40 victorias, 20 sin llegar a las 30 y ocho con menos de 20. En los 33 a?os del mandato del taca?o Donald Sterling, los Clippers fueron en el hazmerre¨ªr de la NBA, pisando los playoffs en tan solo siete ocasiones y sumando algunos de los peores r¨¦cords de la historia de la NBA: 17-65 en cuatro ocasiones (1981-82, 1987-88, 1994-95 y 1997-98), 15-67 en la 1999-00, 12-70 en la 1986-87 (el tercero peor de la historia, con un 14,6% de victorias), o 9-41 en la 1998-99, el a?o del lockout.
El desastre fue antol¨®gico para una entidad que no sab¨ªa cu¨¢l era su lugar, estaba siempre a la sombra de los Lakers en la ciudad de la luz y encadenaba un fracaso tras otro sin que nada ni nadie pudiera frenarlo. La 2005-06, con el contradictorio Mike Dunleavy de entrenador (un hombre con un talento enorme dedicado casi por entero al mal) y Sam Cassell o Elton Brand en pista, sumaron 47 victorias y llegaron a semifinales de Conferencia por primera vez en 30 a?os. Fue s¨®lo un espejismo antes de que todo se volviera a ir a pique. En el traslado a Hollywood se definieron como ¡°el equipo del pueblo¡±, vendiendo entradas entre 4 y 15 d¨®lares mientras los Lakers acumulaban la narrativa de los duelos con los Celtics y se hac¨ªan due?os de la far¨¢ndula y la parafernalia. ¡°Yo dir¨ªa que en los ¨²ltimos 20 a?os hemos hecho algunas cosas m¨¢s que ellos para que el equipo del pueblo seamos nosotros¡±, dir¨ªa jocosamente Pat Riley, entrenador del Showtime, por aquel entonces.
Por eso, cuando el 15 de diciembre de 2011 Chris Paul recalaba en los Clippers, la situaci¨®n cog¨ªa otro prisma totalmente distinto. El base hab¨ªa sido traspasado unos d¨ªas antes a los Lakers en una operaci¨®n a tres bandas en la que recalaba en los Lakers, Pau Gasol en Houston Rockets y Lamar Odom, Kevin Martin y Luis Scola en los Hornets. Estos ¨²ltimos pertenec¨ªan entonces a la NBA, por lo que el comisionado David Stern vet¨® el traspaso alegando ¡°razones baloncest¨ªsticas¡±, una decisi¨®n tomada tras la protesta de varios propietarios, que alegaban que los angelinos se ahorraban 20 millones en el intercambio y salvaban el impuesto de lujo. La realidad es que ver en el mismo equipo a Paul y Kobe Bryant asust¨® a m¨¢s de uno. Pero la competici¨®n norteamericana ten¨ªa derecho a vetar un movimiento que no se pudo dar. Al final, Pau sigui¨® en los Lakers, Odom sal¨ªa por la puerta de atr¨¢s para no volver a ser el mismo que hab¨ªa conquistado el premio a Mejor Sexto Hombre el curso anterior y sonaba para el All Star. Y Chris Paul llegaba a los Clippers a cambio de Chris Kaman, Eric Gordon, Al-Farouq Aminu y rondas del draft.
De repente, los angelinos tomaron un nuevo cariz. Llevaban cinco temporadas consecutivas alejados de los playoffs, una t¨®nica m¨¢s que t¨ªpica para una franquicia tradicionalmente perdedora. En los seis cursos siguientes se alcanz¨® de forma ininterrumpida la fase final, todas ellas con Paul de l¨ªder todopoderoso. Vinnie del Negro, exjugador y entrenador entonces, vilipendiado de forma perpetua, fue el que llev¨® a los Clippers a esas dos primeras apariciones: 40-26 en el primer curso, a?o del lockout, y semifinales de Conferencia para ser barridos por los Spurs. Y 56-26 al a?o siguiente, con una derrota en primera ronda ante los Grizzlies del Grit and Grind (4-2) que mancharon m¨¢s todav¨ªa el legado de un t¨¦cnico que no ha vuelto a tener trabajo en la NBA, pero que dio los primeros pasos para convertir a una franquicia tocada por la varita de las desgracias en un referente dentro de la mejor Liga del mundo. En ambas temporadas y en las cuatro siguientes, los Clippers se clasificaron por delante de los Lakers, ese eterno rival con el que nunca tuvieron nada que hacer. Kobe Bryant apuraba sus ¨²ltimos a?os como estrella y el hermano malo se empezaba a convertir en el bueno. Los vientos de promesa soplaban m¨¢s fuerte que nunca. Pero a las promesas tambi¨¦n se las lleva el viento.
Tiempos de cambio
En 2013 llegaba a la franquicia Doc Rivers, un entrenador que lleg¨® en el 2000 a un puesto de entrenador en los Magic, que ten¨ªa fama de llevarse bien con los jugadores y que labr¨® su reputaci¨®n en el anillo conquistado en 2008 con los Celtics de Kevin Garnett y compa?¨ªa. Tras el incongruente paso de Vinnie del Negro, se esperaba dotar a la entidad de una personalidad en el banquillo que ayudara a dar el salto definitivo a un hipot¨¦tico anillo. Al lado de Chris Paul estaba un emergente Blake Griffin, consolidado como uno de los mejores ala-p¨ªvots de una competici¨®n en la que esa posici¨®n estaba en decadencia con la entrada en a?os de Tim Duncan, el mencionado Garnett, Dirk Nowitzki o Pau Gasol, a los que les quedaban destellos de brillantez pero estaban ya lejos de sus mejores d¨ªas. DeAndre Jordan ocupaba la posici¨®n de p¨ªvot, atrapaba rebotes e intimidaba en la zona. Se forj¨® entonces la Lob City, definida as¨ª por la asociaci¨®n que Chris Paul ten¨ªa con ambos hombres. El pick and roll con finalizaciones cercanas al aro y los constantes alley oops fueron el santo y se?a de un equipo que se convirti¨® en el m¨¢s atractivo de la NBA entonces.
Y todo ello en un contexto enorme de cambios. Adam Silver sustitu¨ªa a David Stern como comisionado de la mejor Liga del mundo tras 30 a?os en el puesto en los que hab¨ªa permitido a la NBA presumir del juego m¨¢s cautivador del planeta, con relaciones comerciales y un aperturismo que pas¨® de ser leve a inequ¨ªvoco durante el siglo XXI. Silver, con un discurso magn¨¦tico, fue el encargado de resolver con una destreza envidiable el primer problema que se le puso por delante, uno que tuvo una trascendencia enorme a nivel cultural dentro de cualquier competici¨®n norteamericana: el esc¨¢ndalo por los insultos racistas protagonizado por Donald Sterling acab¨® con la etapa del mandam¨¢s justo cuando los Clippers empezaban a ver la luz. El propietario, considerado uno de los peores de la historia del deporte, se vio obligado a vender la franquicia a Steve Ballmer, cofundador de Microsoft. Y dijo adi¨®s a a?os, lustros, d¨¦cadas, de desmanes. Errores y horrores.
Del cielo al infierno
Los Clippers lograron, de 2013 a 2017, cinco temporadas consecutivas por encima de las 50 victorias. En su primer a?o, Doc Rivers catapult¨® a la entidad a 57, tope todav¨ªa de la franquicia que no se ha conseguido superar en la irregular era de Kawhi Leonard al frente de una plantilla que promet¨ªa mucho y se ha quedado por el camino. Primeros del Pac¨ªfico (otra vez por delante de los Lakers), los angelinos se deshicieron de los ¨²ltimos Warriors previos a la dinast¨ªa en primera ronda (4-3) y llegaron a semifinales, donde sucumbieron ante los Thunder (4-2) en una temporada que tambi¨¦n cerr¨® un ciclo: los Spurs de Tim Duncan (y Kawhi) se llevaron el anillo ante los Heat de LeBron, que ese verano volvi¨® a Ohio para liderar a los Cavaliers al anillo prometido un a?o despu¨¦s. Los Warriors, mientras tanto, se hicieron con tres de los siguientes cuatro campeonatos y pisaron cinco Finales consecutivas. Era una nueva era en la que ya no participar¨ªan los h¨¦roes de la primera d¨¦cada del siglo XXI (Kobe, Duncan, Garnett...). Y con LeBron, ese ser imperecedero, como denominador com¨²n de un prime que nunca acaba, con la estrella todav¨ªa en activo como si el paso del tiempo no fuera con ¨¦l.
La gran oportunidad de los Clippers lleg¨® en 2015. Finalizaron la temporada con 56 victorias y se plantaron en semifinales de Conferencia tras vencer a los vigentes campeones, los Spurs, en siete maratonianos partidos que resolvi¨® Chris Paul con un tiro ganador en el definitivo para regocijo de Steve Ballmer, que lo celebr¨® como loco en primera fila. Pero ante los Rockets se acab¨® la historia de un equipo que pudo ser mucho m¨¢s de lo que fue: a poco m¨¢s de 2 minutos para el final del tercer cuarto mandaban 89-70. A m¨¢s de 7 para el final del partido lo hac¨ªan por 100-88. El duelo acab¨® 107-119 a favor de los texanos, que acabaron con un parcial de 18-49, una verg¨¹enza absoluta que tampoco resolvi¨® el s¨¦ptimo encuentro (113-100) y que fue una nueva lacra en el interminable libro de fracasos de Doc Rivers, el entrenador que m¨¢s remontadas de estas caracter¨ªsticas ha sufrido en playoffs. En los dos a?os siguientes hubo dos derrotas consecutivas en primera ronda a pesar de sumar 53 y 51 victorias. La oportunidad estuvo ah¨ª. Y la perdieron.
Los Clippers abandonaron el grupo de equipos que jam¨¢s hab¨ªan pisado unas finales de Conferencia en 2021, con Kawhi Leonard y Paul George de l¨ªderes, y dejaron a Pelicans y Hornets solos en esa lista. Esos 19 puntos de ventaja ante un equipo que estaba realmente fallecido y la posterior eliminaci¨®n demostraron que a esa plantilla le faltaba consistencia y dejaron en entredicho la carrera de Chris Paul, que se fue precisamente a los Rockets para disputar por fin unas finales del Oeste (4-3 ante los Warriors, con lesi¨®n incluida del base, que se perdi¨® el sexto y s¨¦ptimo encuentro) y luego fue a los Suns para llegar a las Finales, que los de Arizona perdieron ante los Bucks de Giannis Antetokounmpo a pesar de empezar 2-0 arriba. El playmaker vivir¨¢ su ¨²ltima aventura en el cobijo que da la enorme ala de Gregg Popovich y al lado de Victor Wembanyama. Lejos ya de esas oportunidades de campeonato que tantas veces perdi¨®, fuera su culpa o no. Una de ellas, muy dolorosa, con unos Clippers que eran suyos.
Ni siquiera en su etapa m¨¢s gloriosa los Clippers se acercaron al anillo. En esos a?os, Paul estuvo seis veces en el Mejor Quinteto Defensivo y tres en el Mejor Quinteto de la NBA, adem¨¢s de liderar la Liga en asistencias en dos ocasiones y en robos otras tres, pisando el All Star en cinco de las seis temporadas que estuvo en Los ?ngeles. Blake Griffin sum¨® tres All Stars y fue tercero en las votaciones a MVP en 2014. DeAndre Jordan fue, en ese periodo, l¨ªder en porcentaje en tiros de campo en cinco ocasiones y dos en rebotes. Jamal Crawford fue dos veces Mejor Sexto Hombre. Por esas plantillas pasaron, m¨¢s o menos tiempo, viejos conocidos como JJ Redick, Jordan Farmar, Chauncey Billups, Austin Rivers, Matt Barnes, Glen Davis, Jared Dudley, Antawn Jamison, Eric Bledsoe, Ronny Turiaf, Caron Butler, Haedo Turkoglu o Lamar Odom. Veteranos, j¨®venes, triplistas y hombres de rol con los que dar otro enfoque a un equipo que se qued¨® por el camino a pesar de contar con uno de los jugadores m¨¢s cautivadores del planeta. La Lob City qued¨® por encima de los Lakers, vol¨® por encima del bien y del mal, protagoniz¨® higlights para el recuerdo, juego en el poste bajo y mates inolvidables. Pero se qued¨® por el camino. Surc¨® los cielos para acabar en el infierno. Los mejores Clippers de la historia tambi¨¦n perdieron. Y ni siquiera Chris Paul pudo hacer nada para evitar un final que, como todo en la vida, era irremediable. Y lo fue.
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