La G League desaf¨ªa al baloncesto europeo
La liga de desarrollo de la NBA ha incrementado su salario y condiciones en los ¨²ltimos a?os y los jugadores prefieren estar en la competici¨®n americana.
La G League ya es una realidad. La NBA ha invertido durante los ¨²ltimos a?os en su competici¨®n de desarrollo para que esta se convierta en el lugar perfecto para que los jugadores sigan y no se salgan del circuito americano. Esto supone un reto a Europa y, en menor medida, a la ACB, ya que los profesionales prefieren aprovechar toda oportunidad, aunque sea m¨ªnima, para debutar o volver a tener minutos en la mejor competici¨®n de baloncesto del mundo.
La mejora en condiciones y salarios que ha implementado Adam Silver, comisionado de la NBA, y la llegada de Shareef Abdur-Rahim, exjugador de Atlanta Hawks, n¨²mero 3 del Draft de 1996 y medallista ol¨ªmpico en S¨ªdney 2000, que tiene el cargo de presidente de la competici¨®n desde enero 2019, ha sido fundamental para este cambio estructural.
La Liga de Desarrollo, anteriormente conocida como D-League, ha sido apartada durante d¨¦cadas, condenada a un ostracismo impropio de los jugadores que han pasado por ella. Desde el cambio radical tanto en patrocinador como en objetivos (2019), el porcentaje que ha dado el salto a la NBA ha sido mayor. En la noche inaugural de la presente temporada, el 47% de jugadores de los jugadores de la m¨¢xima competici¨®n hab¨ªan pasado por la G League.
Los salarios han crecido en relaci¨®n al desarrollo estructural de la competici¨®n. Las condiciones, jugar solamente de cinco a seis meses (de octubre a marzo) y las constantes posibilidades de dar el salto, han jugado un papel fundamental. Esto es un peligro y, en consecuencia, una amenaza real para el baloncesto europeo y espa?ol. Existen distintos tipos de sueldos dentro de esta liga.
El contrato est¨¢ndar, el m¨¢s b¨¢sico. El m¨ªnimo es de 40.500 d¨®lares (tres mil m¨¢s que el a?o pasado) para todos los jugadores elegidos en el draft de la G League, celebrado antes de cada Showcase Cup (copa que se juega antes del inicio de la temporada regular). Los jugadores que firman este convenio pueden ser llamados por la NBA en cualquier momento, est¨¦n en el equipo que est¨¦n. Los jugadores que no tengan los siguientes contratos mencionados, firman con la G League, por lo que cualquier equipo de la NBA puede reclamar sus servicios.
El segundo es el Select Contract, dedicado para atraer talento joven. Un nuevo camino que se inici¨® con la creaci¨®n del equipo de Ignite hace tres temporadas y la llegada de Jalen Green, actual jugador de Houston Rockets, que fue el primer jugador que firm¨® por este novedoso equipo (500.000 d¨®lares por una sola temporada. El m¨ªnimo es de 125.000 d¨®lares). Este equipo ha dado grandes talentos en los ¨²ltimos a?os como el mencionado Green, Jonathan Kuminga, Dyson Daniels y Jaden Hardy. Su l¨ªder actual, ¡®Scoot¡¯ Henderson, est¨¢ proyectado para ser n¨²mero dos del pr¨®ximo draft.
Por ¨²ltimo, el contrato dual (two-way). Estos van desde 500.002 d¨®lares. Cada equipo NBA puede tener dos jugadores con este contrato. El l¨ªmite para es que, como m¨¢ximo, sea tu cuarta temporada en la NBA. Bajo este contrato, pueden jugar hasta 50 partidos de temporada regular pero no los playoffs. Los salarios han crecido m¨¢s de 5.000 d¨®lares desde que se form¨® una agencia de jugadores de la propia G League en julio de 2020.
La posibilidad de que un jugador tenga contrato dual cada vez es m¨¢s grande. Ello significa que, a pesar de estar la mayor parte del tiempo a caballo entre la NBA y la G League, percibes cerca del medio mill¨®n de d¨®lares en unos meses. Existen casos recientes de jugadores importantes a nivel nacional y continental que, con la esperanza de hacerse un hueco en la liga americana, han optado por este camino.
Tyler Dorsey, ex de Olympiacos y Maccabi Tel Aviv entre otros, uno de los jugadores m¨¢s dominantes en la Euroliga en el ¨²ltimo lustro y una de las estrellas de la selecci¨®n griega, decidi¨® dar el salto a Dallas con un contrato dual. Su participaci¨®n en los Mavericks ha sido escasa, pr¨¢cticamente nula. Tan solo tres partidos desde que lleg¨®. M¨¢s de 20 en la G League, donde ha promediado cerca de 22 puntos por partido. Despu¨¦s, el jugador griego se uni¨® al Fenerbah?e para completar el tramo final de la temporada en la Euroliga.
Una competici¨®n que se le queda peque?a, pero que es su pasaporte a la NBA, y no lo va a soltar. Un caso similar es el de Chima Moneke, que, despu¨¦s de realizar una gran campa?a con BAXI Manresa, quiso probar suerte volando hacia Sacramento. El resultado fue similar al de Dorsey. Tuvo que llegar un equipo con un gran proyecto de Euroliga como M¨®naco para que se replantease seguir en una competici¨®n por debajo de su nivel.
Un caso diferente, por edad y proyecci¨®n, es el del mexicano Gael Bonilla. El alero de 19 a?os de la cantera del Bar?a hizo las maletas rumbo a su M¨¦xico natal para jugar en Capitanes de Ciudad de M¨¦xico. El club azulgrana expres¨® en un comunicado que esperan volver a juntar sus caminos, pero la tentaci¨®n de la NBA siempre est¨¢ ah¨ª.
Cada vez son m¨¢s los equipos de la ACB que se fijan en la G League para completar sus plantillas. Jared Harper (Valencia Basket), Markus Howard (Baskonia), Petr Cornelie (Real Madrid), Daulton Hommes (Baskonia), BJ Johnson (Real Betis), Henry Ellenson (Joventut) son varios ejemplos de los ¨²ltimos a?os. Son casos at¨ªpicos de jugadores que quieren demostrar de lo que son capaces en una de las competiciones m¨¢s duras a nivel internacional y no quedarse exprimiendo las ¨²ltimas gotas de optimismo de estar en la NBA sin explotar su talento.
Decenas de jugadores parecen no tener hueco en la liga americana y, por sus virtudes (talento, edad o experiencia), est¨¢n en el momento perfecto para revalorizarse o poner el broche final a su carrera. Kris Dunn (28 a?os, seis temporadas en la NBA), Luka Samanic (22, cantera del Bar?a), Gabe York (29, estuvo en AEK y Estrasburgo) o Jahlil Okafor (27, n¨²mero tres del Draft de 2015) son nombres que, por el contexto, pueden aportar a diferentes equipos tanto de Espa?a como de la Euroliga.
El rumor de la posible y finalmente fallida llegada de Kemba Walker a Armani Mil¨¢n hace unos meses es un ejemplo que confirma que Europa sigue siendo la segunda opci¨®n, el segundo plato a la hora de gestionar c¨®mo volver a ser importante en el panorama del baloncesto. Solo se tiene en mente en casos extremos, cuando la situaci¨®n obliga a tomar esa decisi¨®n.
Pero cada vez son menos los jugadores que, sin tener oportunidades all¨ª, deciden dar el salto a Europa para mostrar su talento. La NBA acapara la atenci¨®n de cualquiera, y poder agarrarse a una esperanza, por m¨ªnima que sea, es motivo de seguir luchando por una oportunidad que a veces parece imposible. La G League amenaza el baloncesto nacional y, por consiguiente, desaf¨ªa el panorama europeo.