Jaque al rey en Denver

De pronto, la revoluci¨®n. Minnesota Timberwolves llevaba veinte a?os sin jugar una semifinal del Oeste. Y este a?o, despu¨¦s de llegar a trompicones a playoffs el pasado, parec¨ªa uno de esos de make or break: salto adelante o salto al vac¨ªo. El megatraspaso por Rudy Gobert, pendiente de ser declarado una de las peores operaciones de la historia de la NBA. Karl-Anthony Towns, a un paso de salir al mercado con el sambenito de ser m¨¢s estrellita que estrella. Anthony Edwards demasiado joven y Mike Conley demasiado viejo. Esta podr¨ªa haber sido, por mucho que ahora cueste creerlo, una de esas temporadas que destruyen proyectos que no llegan a nacer del todo. Y vaya si cuesta porque ahora, a 7 de mayo, los Wolves son la gran noticia de la NBA, la n¨¦mesis de un campe¨®n contra las cuerdas: 80-106 y 0-2 camino de Mine¨¢polis. Jaque al rey.

Si el primer partido fue una batalla tremenda, una demostraci¨®n de que los Wolves (aunque hace unos meses muy pocos lo habr¨ªamos cre¨ªdo) son tan aspirantes al t¨ªtulo como cualquiera, el segundo fue una exhibici¨®n, una paliza, una demolici¨®n que puede ser, seg¨²n c¨®mo avancen las cosas en las pr¨®ximas semanas, recordada como un aldabonazo hist¨®rico. Un ya estoy aqu¨ª, la presentaci¨®n en sociedad en formato trueno de un equipo que ahora mismo exuda poder, tremendo. Y que jug¨® sin Rudy Gobert, el ancla del que parte una de las mejores defensas de la historia moderna de la NBA. El franc¨¦s dej¨® Denver, con la (l¨®gica) bendici¨®n de su equipo para asistir al parto de su hijo. A mediod¨ªa, hizo el intento de coger un vuelo y llegar al partido, pero el viento en Denver (m¨¢s de 1.100 vuelos cancelados ayer en el Aeropuerto Internacional) ech¨® un cable a unos Nuggets por primera vez necesitados, con la mosca detr¨¢s de la oreja despu¨¦s de ese patinazo del s¨¢bado que solo fue, en realidad, un aperitivo. La antesala de un desastre mucho m¨¢s profundo.

Pero nada: ni el viento, ni la altitud estrangulante de la Mile High, ni la necesidad del campe¨®n, ni la jerarqu¨ªa de un Nikola Jokic que ma?ana ser¨¢ nombrado (salvo sorpresa may¨²scula) MVP por tercera vez. Nada de nada de nada. El Ball Arena escuch¨® c¨¢nticos de, ¡°Let¡¯s go Wolves¡±, ¡°Wolves in four¡± y hasta de ¡°MVP¡± para Anthony Edwards. M¨¢s all¨¢ de ese pu?ado de exultantes aficionados visitantes, el resto era un silencio de funeral.

El campe¨®n pierde los nervios

Para los Nuggets, y por horrendo que sea el qu¨¦, un 0-2 camino del pabell¨®n de un equipo que ahora mismo parece m¨¢s joven, m¨¢s r¨¢pido y desde luego m¨¢s fuerte, lo peor fue seguramente el c¨®mo. La descomposici¨®n, el naufragio. Un hundimiento absoluto, una p¨¦rdida de compostura que dej¨® en el vestuario la corona de campe¨®n. El rey parece desnudo, apocado, desde luego muy nervioso. Enfangado en protestas a los ¨¢rbitros e incapaz de igualar el nivel f¨ªsico de los Wolves. Con Michael Malone desga?it¨¢ndose en la cara de los colegiados y Jamal Murray, horriblemente frustrado y completamente desdibujado, haci¨¦ndoles el gesto del dinero con la mano y despu¨¦s, un momento espantoso, lanzando a la pista una bolsa de agua caliente con el partido en juego. Una acci¨®n que podr¨ªa (deber¨ªa) costarle alg¨²n partido de sanci¨®n. Veremos qu¨¦ hace la NBA.

Los Nuggets vieron desde el principio que no bastaba con su anunciada necesidad, que los Wolves no iban a darse por enterados. Y parec¨ªan incapaces de procesar que, incluso sin Gobert, la tenaza de su rival iba a ser otra vez imposible de quebrar. La defensa de los Timberwolves volvi¨® a ser una oda a la fuerza y la sincronizaci¨®n, un perfecto ejercicio de zapa contra el que los Nuggets volvieron a parecer diab¨®licamente fr¨¢giles, peque?os. Al descanso llevaban 35 puntos (35-61), en ritmo del peor partido en ataque desde que Nikola Jokic salt¨® de suplente a p¨ªvot titular. Que se dice pronto. En su casa y cuando m¨¢s lo necesitaba, Denver Nuggets no encontr¨® nada, ning¨²n recurso. Jokic pareci¨® lento, abatido, superado f¨ªsicamente. Acab¨® con 16 en solo 13 tiros, 16 rebotes y 8 asistencias por 4 p¨¦rdidas. Murray, desquiciado por la defensa de Jaden McDaneils y Nickeil Alexander-Walker y lastrado por una lesi¨®n de gemelo que le ha quitado dos marchas a sus movimientos, perdi¨® los papeles y el tino: 8 puntos, 3/18 en tiros, 2 asistencias por 4 p¨¦rdidas.

Entre Murray y Jokic solo 24 puntos, 8 canastas en juego, ni un triple, solo 10 asistencias por 8 p¨¦rdidas y un -32 combinado en pista. En un d¨ªa en el que los Nuggets necesitaban ganar. Probablemente, no son los Jokic y Murray de 2023. Pero, sin duda, se han topado con el peor rival para darse cuenta, veremos si demasiado tarde. Solo se ha remontado un 0-2 cinco veces en toda la historia (41 casos: 36-5), dos desde 2005: los Celtics a los Bulls en 2017 y los Clippers a los Mavs de Luka Doncic en 2021. Es muy dif¨ªcil, pero se puede. Y, desde luego, es l¨®gico pensar (todav¨ªa) que si alguien puede, ese es el campe¨®n. El problema es lo que hay enfrente: una pared de m¨²sculo a la que todo eso le da igual, a la que no le importan esas narrativas ni las cuentas de las dem¨¢s. Que sale a la pista y gana: 6-0 en lo que va de playoffs, 4-0 a domicilio.

Los Wolves sacaron desde el principio a los Nuggets de cualquier cosa que se pareciera a su plan de partido. No dejan tirar a Michael Porter jr, tienen a Murray encerrado en un calabozo de brazos inacabables y a Jokic fuera de sitio cuando parec¨ªa un jugador vacunado contra la incomodidad. Siempre un segundo m¨¢s tarde, obligado a pensar demasiado y expuesto permanentemente en defensa, el serbio apila un -28 y promedia m¨¢s de cinco p¨¦rdidas despu¨¦s de estos dos catastr¨®ficos partidos. Y Murray est¨¢ en un 37% en tiros totales y un 29% en triples en lo que va de playoffs. De ellos dos depende, a partir del viernes, la respuesta de un campe¨®n contra las cuerdas, muy corto de rotaci¨®n y cuya una resistencia, muy por detr¨¢s en la pelea f¨ªsica, fueron casi desde el salto inicial los tiros de Aaron Gordon. Exactamente lo que quer¨ªan los Wolves.

El viernes, los Wolves jugar¨¢n para hacer historia en su casa. Con Gobert de vuelta y una inercia que ahora mismo los convierte en intocables. Un equipo supremo al que le va a tocar resistir, como m¨ªnimo, un ¨²ltimo intento a la desesperada del campe¨®n. Con el trabajo hecho en el primer partido y sin su p¨ªvot titular, los Wolves podr¨ªan haberse tomado este partido como una noche en la que no tocaba ganar, haber puesto ya todos los huevos en la cesta del tercero. Pero, todo lo contrario, eligieron dar el gran pu?etazo en la mesa de una NBA que no terminar de creerse lo que ha pasado en 48 horas que han podido ser el inicio de un cambio de jerarqu¨ªa en el Oeste. Un golpe de estado que parece una realidad inevitable... salvo que quede dentro de los Nuggets m¨¢s de lo que pareci¨® en este segundo partido.

Karl-Anthony Towns, en una madurez maravillosa, jug¨® muchos minutos de p¨ªvot y entendi¨® que el partido necesitaba su anotaci¨®n, sus tiros: 27 puntos (11 en el primer cuarto y 20 al descanso: m¨¢s que Jokic, Murray y Porter juntos), 12 rebotes y otro fenomenal despliegue defensivo. Edwards anot¨® otros 27 con 7 asistencias y la sensaci¨®n de que podr¨ªa haber hecho m¨¢s si su equipo (no fue el caso) lo hubiera necesitado. Conley y Kyle Anderson controlaron todas las peque?as cosas y la defensa se hizo fuerte en torno a esa guardia pretoriana que forman McDaniels y dos suplentes de lujo, Alexander-Walker y Naz Reid, que apilaron 28 puntos, 11 rebotes y 7 tapones en un ejercicio de autoridad que ha cambiado el mapa de la temporada 2023-24 de la NBA.

El campe¨®n viaja a Minnesota con el agua al cuello, con un pie en la tumba. M¨¢s que magullado, herido casi de muerte por el 0-2 y desenfocado por su fe¨ªsima imagen del segundo partido. Le queda vida, desde luego. El problema es que estos Timberwolves no quieren saber nada de todo eso. Solo salen a la pista, defienden en formato jaur¨ªa, atacan con una precisi¨®n y una paciencia que no se les adivinaba hace unos meses y ganan. Ganan, ganan y ganan. Tambi¨¦n en Denver, tambi¨¦n sin Gobert y en un d¨ªa que ol¨ªa a revancha del rey pero acab¨® en revoluci¨®n consumada. Jaque a Jokic y sus Nuggets.

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