James Harden: venganza o rid¨ªculo
El escolta asegura que est¨¢ en su mejor forma f¨ªsica ¡°de los ¨²ltimos cinco o siete a?os¡± mientras Lue pone a los nuevos Clippers en sus manos.
A James Harden (35 a?os, en la NBA desde 2009) todav¨ªa le queda, como m¨ªnimo, ¨¢nimo para decir de vez en cuando esas cosas que dice ¨¦l sin importarle mucho si casan con la realidad de sus momentos, de forma y de carrera, o con la de su equipo, en este caso unos Clippers a los que parece f¨¢cil situar entre los candidatos obvios (despu¨¦s, en las canchas, ya se ver¨¢) a dar un paso atr¨¢s.
El caso es que a Harden (35 a?os, firmado un nuevo contrato con los Clippers por dos temporadas y 70 millones de d¨®lares con player option para la segunda) le preguntaron, en las comparecencias habituales ante los medios en los primeros d¨ªas de entrenamiento de cara a la nueva temporada, que c¨®mo estaba articulando su estilo de juego para adaptarse a una NBA que no para de transformarse. Su respuesta fue marca de la casa: ¡°Soy uno de los pocos jugadores a los que la NBA se tiene que adaptar. La NBA se tiene que adaptar a m¨ª, no al contrario¡±. Est¨¢ a punto de cumplirse un a?o de su presentaci¨®n con los Clippers, cuando dio otra respuesta memorable hablando de su forma de jugar: ¡°Yo no soy un jugador de sistemas, yo soy el sistema¡±. Un sistema que, la temporada pasada, no funcion¨®.
De hecho, s¨ª ha habido (eso hay que reconoc¨¦rselo, cada cual que decida si para bien o para mal) ajustes de la NBA para adaptarse a (entre otros, claro) Harden: en 2021 se implementaron, en medio de un permanente debate en el entorno de la Liga, medidas para minimizar la caza de tiros libres, el h¨¢bito de los jugadores de ataque de encontrar permanentemente formas de ir a la l¨ªnea de tiros libres a base de aprovecharse de un libreto que hab¨ªa virado demasiado hacia el lado del juego ofensivo y ten¨ªa a los defensores pregunt¨¢ndose qu¨¦ demonios pod¨ªan hacer. Harden, que en todo caso ha sido uno de los grandes anotadores de la historia y un MVP de la NBA, s¨ª not¨® esos ajustes, sumados al paso de los a?os y la acumulaci¨®n de kil¨®metros de unas piernas que, como el resto de su f¨ªsico, no ha cuidado con el esmero, por decirlo suavemente, de otras grandes estrellas.
En 2018 fue MVP con 30,4 puntos por partido, 8,8 asistencias y 5,4 rebotes. En las dos siguientes temporadas promedi¨® 36,1 y 34,3 puntos, una barbaridad. Y, desde entonces (verano de 2020) no ha pasado de 25 en un curso completo. Entre 2020 y 2021, sus tiros libres lanzados por partido bajaron de 11,8 a 7,3. El pasado curso andaba por 4,8. En todo caso, es de largo el jugador (de toda la historia) que m¨¢s faltas personales ha sacado por fuera de la l¨ªnea de tres: 628 por las 264 del segundo, Stephen Curry.
Ese viraje estad¨ªstico que comenz¨® en 2020, cuando acab¨® la ventana de competici¨®n de aquellos Rockets en los que ¨¦l era el Rey Sol y Daryl Morey un arquitecto con el que Harden acab¨® de la peor forma posible en Philadelphia, no tiene tanto que ver con los cambios en la forma de arbitrar, o con los problemas que ya tienen sus piernas para generar las ventajas por explosividad (primer paso, step back¡) gracias a las que antes era letal, como con sus esfuerzos por encajar en el molde de un equipo campe¨®n. Esto que resulta tan debatible, lo dice, claro, el propio James Harden: ¡°Durante los ¨²ltimos cuatro a?os, no se ha querido poner el foco en los minutos que he dejado de jugar, la carga del juego que he pasado a compartir, los sacrificios que he aceptado con la intenci¨®n de ser campe¨®n. Es muy dif¨ªcil ganar un anillo, muy complicado. Tienes que tener mucho, mucho talento; tienes que estar sano y todo tiene que cuadrar en el momento oportuno. No me lamento de nada de lo que he hecho en mi carrera y me encanta estar ahora como estoy. Puedo jugar, divertirme y hacer de l¨ªder¡±.
Mientras Harden se reivindica en cuanto tiene ocasi¨®n, los Clippers se ponen en sus manos para la nueva temporada, la del traslado al lujoso Intuit Dome con, a priori, un proyecto de techo m¨¢s bajo que el de anteriores temporadas (gasto descontrolado, rosters fara¨®nicos, desastres enlazados). Los Clippers, despu¨¦s de unos a?os de inversi¨®n ciega, han bajado el pie del acelerador en cuanto a impuesto de lujo. Han perdido a Paul George porque no vieron nunca claro darle un contrato m¨¢ximo, y tienen a Kawhi Leonard con sus (misteriosos) problemas de rodilla, en un punto de preparaci¨®n que nadie conoce porque, b¨¢sicamente, esa es una informaci¨®n cotidiana para cualquier jugador pero un secreto de estado cuando se trata de Kawhi. As¨ª que, quiz¨¢ porque a la fuerza ahorcan, los angelinos han decidido que este es el a?o de Harden. Tambi¨¦n Ty Lue, el entrenador: ¡°Este es su equipo, es el equipo de James Harden¡±. As¨ª que, por eliminaci¨®n, no es el equipo de Kawhi Leonard. Lue asegura que Harden est¨¢ en mejor forma que nunca porque Kris Dunn se est¨¢ matando para defenderle por toda la pista en cada entrenamiento. Y el propio Harden insiste en que hac¨ªa ¡°cinco o siete a?os¡± que no estaba en tan buen punto f¨ªsico. En ello, adem¨¢s de una promesa de futuro que veremos si se cumple cuando la temporada llegue a su tercio final, va el reconocimiento de que no se cuid¨® bien en veranos anteriores, algunos sonoramente enfrascado en sus batallas para conseguir saltar, a su gusto, de un equipo a otro.
Harden es diez veces all star, seguidas¡ pero la ¨²ltima en 2022. Y no ha sido campe¨®n de la NBA aunque ha jugado con Kevin Durant (en dos equipos), Russell Westbrook (en dos equipos), Kawhi Leonard, Paul George, Joel Embiid, Kyrie Irving, Chris Paul, Dwight Howard, Carmelo Anthony¡ De los Thunder a un tramo excepcional en los Rockets y despu¨¦s Nets, Sixers y Clippers. Nada, ni desde el Oeste ni desde el Este. Ni en el equipo que lo drafte¨® ni en el que le dio las llaves de su proyecto ni, ahora, en el de su ciudad natal. Sus playoffs, y los ha jugado en todos los a?os de su carrera (otro dato tremendo), han estado llenos de problemas f¨ªsicos, noches desgraciadas, fallos en el peor momento¡ En parte no ha ganado porque sus Rockets se toparon con el mejor equipo de la historia, los Warriors de Stephen Curry y compa?¨ªa. En parte, porque el estilo que fue convirtiendo en una forma cada vez m¨¢s industrial de producir (tiros libres, tiros libres¡), en busca de una eficiencia que fue qued¨¢ndose en mucho menos est¨¦tica, no funcionaba cuando hab¨ªa que ganar eliminatorias grandes; Porque sus piernas cascaban despu¨¦s de temporadas enteras amasando la bola y dirigiendo todos los ataques; O porque sus equipos, la revoluci¨®n del triple y el five out, cinco jugadores abiertos lanzando sin parar, se quedaban con las mu?ecas congeladas junto en el d¨ªa D.
El caso es que James Harden nunca ha sido campe¨®n de la NBA. Y, especialmente en los ¨²ltimos a?os, muchos aficionados han comprado la imagen de una estrella caprichosa, que salta de megaproyecto en megaproyecto, no es feliz en ninguno y firma con la boca cheques que sus resultados no pagan. Un jugador que ha hecho gala de su vida nocturna, del que han sido p¨²blicas demasiadas andanzas que deber¨ªan ser privadas y al que ya, en 2024, parecen quedarle lejos los d¨ªas en los que era una fuerza pr¨¢cticamente imparable en las canchas de la NBA. Su Clippers en versi¨®n falso big 4 (Westbrook, Harden, George, Kawhi) fueron la ¨²ltima prueba con un tramo final de temporada muy pobre y una lesi¨®n final, y crucial, de Kawhi. Ahora, los recados van a por George, b¨¢sicamente porque ya no est¨¢: Harden ha dicho que era dif¨ªcil jugar con todos juntos, tanto gallo en pista, y Kawhi ha hecho una despedida que no parece la de un compa?ero de fatigas durante cinco temporadas: ¡°No se me va a hacer dif¨ªcil jugar sin ¨¦l, yo no busco a nadie que est¨¦ conmigo en la pista para que sea mi salvador¡±. Pues nada, hasta la vista Paul George.
En 2024, Harden tendr¨¢ otra vez la bola, orquestar¨¢ ataques en los que amasar¨¢ la posesi¨®n y tratar¨¢ de crear ventajas para tiradores abiertos. En todo eso fue uno de los mejores a la hora de aprovechar la propia evoluci¨®n de la NBA, un estilo que sus Rockets empujaron hacia lo que acab¨® siendo, estaba siendo, esa revoluci¨®n del triple. Harden seguir¨¢ teniendo noches, semanas, en las que todo har¨¢ click, de las de el que tuvo, retuvo. Pero cuesta horrores creer que lo que no ha funcionado en los ¨²ltimos tiempos va a hacerlo ahora, por mucho que ¨¦l presuma de puesta a punto y se frote las manos porque sus n¨²meros se van a volver a disparar. Es dif¨ªcil saber si eso, y la rodilla maltrecha de Kawhi, basta para que los Clippers estrenen felices el Intuit Dome. Pero parece muy complicado pensar que as¨ª llegar¨¢n felices a la primavera, la hora definitiva de los playoffs.
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