Embiid absorbe el miedo y lo transforma en baloncesto

Los Sixers tienen consigo a una joya que se llama Joel Embiid y a la que no vamos a descubrir ahora. ?l no ha finalizado aquel llamado proceso, un apodo que acab¨® recibiendo ¨¦l, lo har¨¢ si gana la Liga, no es un diamante por pulir. Tiene sus demonios. Lleva a?os atormentado por no haber cumplido esas expectativas tan altas que le otorg¨® al proyecto de Philly. Pero es humano. Falla. Sufre. Tiene las mismas dudas que todo ser humano. Su historial de lesiones le ha dejado algunas de ellas. En el primer encuentro de esta serie con los Knicks se qued¨® rumiando una jugada en la que pudo haberse destrozado la rodilla. Pero as¨ª es este chico. Ven¨ªa tocado y no sabe parar. Ahora conocemos que ha estado padeciendo, al mismo tiempo, una enfermedad que le paraliza la cara de manera parcial. Ol¨¦ por ¨¦l, por esas ganas de ganar a pesar de los problemas. El p¨ªvot de Yaund¨¦ absorbe los miedos y los transforma en baloncesto.

Este jueves Embiid nos deleit¨® con 50 puntos. Se dice con pocas palabras, pero qu¨¦ complicado es conseguirlo y m¨¢s en una de las eliminatorias m¨¢s parejas de los playoffs. Sobre todo con tiros libres, sacando faltas (con lo que se le critica esa tendencia): 19/21 en la personal. Tambi¨¦n 8/12 en tiros de dos y 5/7 en tiros de tres. N¨²meros de un jugador que est¨¢ ¨²nicamente centrado en el trabajo. Como si no hubiera nada m¨¢s. Su equipo jug¨® a lo que ¨¦l dispon¨ªa y la estrategia sali¨® bien. Un 125-114 a unos Knicks que se dejan buenas sensaciones hasta cuando lo pasan mal. El p¨ªvot naturalizado estadounidense, con cuya selecci¨®n disputar¨¢ los Juegos de Par¨ªs, hab¨ªa protagonizado la previa de este encuentro con sus declaraciones sobre las actuaciones arbitrales, as¨ª como la franquicia lo hab¨ªa hecho elevando una queja formal a la oficina del comisionado por la misma raz¨®n, y esa tensi¨®n de los que se saben parejos continu¨® y nos deja la eliminatoria en el punto justo de maduraci¨®n para el cuarto. Los neoyorquinos a¨²n mantendr¨¢n la ventaja pese a caer aqu¨ª.

Los Knicks han sido los segundos del Este en la presente campa?a y enarbolan con orgullo la bandera de un equipo con mucha historia pero pocas victorias. Ellos son los que las quieren proporcionar. Thibodeau est¨¢ liderando a una generaci¨®n de jugadores que han ca¨ªdo, por traspasos en su mayor¨ªa, en La Gran Manzana. Los Sixers son un test de mucho nivel para una primera ronda, ellos lo eligieron jugando a ganar la ¨²ltima jornada de la fase regular. Caer en esta primera ronda ser¨ªa como fracasar tras tanto andar, y quiz¨¢ por eso le ponen tanto coraz¨®n a sus actuaciones. De este encuentro se llevan, por no negociar nada, una lesi¨®n, la de Mitchell Robinson con una torcedura en el tobillo izquierdo. Les pas¨® factura durante un tercer cuarto en el que Embiid meti¨® la quinta marcha y s¨®lo le pudieron seguir los habituales a su estela, necesitados de potencia interior y ellos sin dos p¨ªvots; tampoco Randle. En definitiva, la serie se abre.

A los problemas mencionados de los p¨ªvots de los Knicks se uni¨® que Hartenstein (14) se carg¨® de faltas para intentar sostener al toro que embiste. Con raz¨®n sac¨® Embiid tantos tiros libres. Es algo en lo que Thibodeau repar¨® en la rueda de prensa posterior, sabedor de que esas protestas cambian criterios arbitrales. Los de Nueva York llevaron los tiempos en la primera parte, sin despegarse, sin conceder, poniendo un peque?o margen a un equipo el local que esta vez s¨ª ten¨ªa al p¨²blico de su lado. Joel fue abriendo un camino. Nada de lo que ocurri¨® en pista se puede comparar, sin ninguna duda, a la locura vivida durante el tercer cuarto y con la que, sin ser casual, los 76ers despegaron para vencer. 9-0 de parcial gracias a Maxey y, tras eso, el tir¨®n de Embiid: tres triples en tres jugadas consecutivas. El juego entre esos dos era diab¨®lico. Pero lo bueno es que s¨®lo se fueron diez arriba. Hart hab¨ªa respondido con otros ocho puntos de su parte. El momento m¨¢s bonito. Fuego cruzado. Los Sixers se sacudieron cualquier presi¨®n y soltaron brazos: de tres tambi¨¦n metieron Lowry, Oubre, Payne, por ese orden, para finiquitar Embiid con otro un cuarto de 43 tantos. Ese acierto en el per¨ªmetro (15/31), sobre todo por el descontrol de esos momentos, se reflej¨® en el resultado como pocas otras cosas. Formas de avivar un incendio.

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