El pu?o de hierro de Nikola Jokic

La magia de Miami Heat se qued¨® en Denver. Es, este de Erik Spoelstra, un equipo que juega en estos playoffs en una suerte de comuni¨®n alqu¨ªmica que no admite grises: o atenaza al rival con su morterada de variantes defensivas y saca la guada?a desde la l¨ªnea de tres o se hunde con estr¨¦pito. Sin apenas t¨¦rmino medio. Maneja pocas variantes de talento, pocas versiones m¨¢s all¨¢ de la del comando suicida. Cuando funciona, y vaya s¨ª est¨¢ funcionando en estos playoffs, los Heat convierten a los rivales en caricaturas y obtienen ventajas de m¨¢rgenes psicol¨®gicos en los que se ceban como alima?as. Cuando no funciona¡­ no queda nada. Una cuesta abajo infinita.

Y el d¨ªa que ten¨ªa que funcionar, no funcion¨®. Y no hay mucho m¨¢s que decir, seguramente. Los Nuggets ganaron (94-109) un partido que ten¨ªan que ganar. Respondieron a la primera a su hundimiento del domingo, recuperaron el factor cancha y se llevaron el punto bisagra: con las Finales 1-1, el ganador del game 3 es campe¨®n el 80% de las veces. Pero m¨¢s all¨¢ de las matem¨¢ticas, estaba por ver c¨®mo gestionaban los Nuggets la frustraci¨®n, esas dudas que consumen a cada equipo te¨®ricamente superior cada vez que se la pega contra estos Heat. El v¨¦rtigo de tener que sacar el mazo fuera de su pista, donde en regular season perdieron m¨¢s partidos de los que ganaron. Todas las respuestas fueron positivas. Este es un equipo preparado para ser campe¨®n, lo acabe siendo o no. Y ahora, despu¨¦s de devolver las Finales al cauce del primer partido, vuelven a ser favoritos. Tal vez, claramente favoritos. Ma?ana viernes, de hecho, pueden dejar la eliminatoria tiritando, casi casi sentenciada.

y es que este es, finalmente y por encima de todo, el equipo de Nikola Jokic. Un jugador ahora mismo superior, imposible de explicar. Y seguramente destinado a reinar.

La coraza de los Heat salt¨® por los aires en el tercer cuarto, en el que se pas¨® de un 49-55 a un 63-82 con un silencio ominoso carcomiendo el Kaseya Center, que acog¨ªa un partido de las Finales por primera vez desde 2014. El juego entr¨® en el ritmo y el estilo de los Nuggets, y ah¨ª no hay opci¨®n posible para los Heat, que viven de los cortocircuitos, las din¨¢micas fantasma. Con el motor en las marchas que convienen a los de las Rocosas, no hay discusi¨®n. Nikola Jokic anot¨® 12 puntos en ese desgarro que cambi¨® la noche, y veremos si las Finales. Y acab¨®, hay que leerlo varias veces para creerlo, con 32 puntos, 21 rebotes y 10 asistencias. El primer 30+20+10 en la lucha por el anillo. Y el quinto en playoffs... pero tres son suyos, dos en este 2023. Los otros, de Wilt Chamberlain y Kareem Abdul-Jabbar. Esta vez no habr¨¢ debate sobre si el mago de Sombor, un jugador ahora mismo iluminado, tir¨® mucho o poco, si fue m¨¢s facilitador o agresor: hizo de todo, todo el tiempo y todo bien. A su lado, Jamal Murray sali¨® del ensimismamiento de tres d¨ªas antes con un primer tiempo formidable, en el que meti¨® en harina a su equipo y respondi¨® a los golpes iniciales de los Heat, que de salida pegaron duro. El canadiense anot¨® 20 puntos fundamentales, hachazos de puro talento, antes del descanso. Y acab¨® con 34, 10 rebotes y 10 asistencias.

Una pareja en la historia de la NBA

Jokic y Murray son los primeros compa?eros con un triple-doble de al menos 30 puntos cada uno en el mismo partido. En toda la historia y en todos los partidos que ha habido en la NBA. Ellos, claro, lo han hecho adem¨¢s en uno de Finales. Tambi¨¦n son los primeros del mismo bando con al menos 30 puntos y 10 asistencias por cabeza en playoffs desde Clyde Drexler y Terry Porter en los Blazers 1992, los que perdieron contra Michael Jordan en el segundo anillo de los Bulls.

Con una finura guerrera, Jokic y Murray descargaron una lluvia incesante que cal¨® hasta los huesos a unos Heat cuyo plan primero se encasquill¨®, despu¨¦s zozobr¨® y finalmente salt¨® por los aires con un estruendo cuya onda expansiva ser¨¢ dif¨ªcil que no llegue al partido de ma?ana. El trabajo que tiene por delante Spoelstra es colosal, y tendr¨¢ que empezar por reagrupar a un ej¨¦rcito abatido, zarandeado. Su idea fue buena, la presentaci¨®n prometedora. Pero fallaron demasiadas cosas, se permiti¨® demasiada l¨®gica y se fueron al limbo demasiados triples (11/35). Cuando Jokic reparte 9 asistencias o m¨¢s, los Nuggets ganan. Si los Heat no llegan al 35% en triples, las pasan canutas. Esta vez coincidieron las dos cosas y a los de Florida ya les llega el agua al cuello. Esto es un 2-1 que parece algo m¨¢s que eso, una especie de dos y medio a uno, si se entiende lo que quiero decir.

Jokic y Murray, su noche para la historia, ejercieron de salvavidas de su equipo, una presencia constante. Hicieron lo que tienen que hacer las s¨²per estrellas en una noche de cuchillos largos. Compensaron los errores de concentraci¨®n (otra vez) de Kentavious Caldwell-Pope y dejaron en anecd¨®tico otro partido tenebroso de Michael Porter Jr, negado en el tiro y desesperante en defensa. El talento de los jugadores franquicia, el ancla y el arquero, compr¨® tiempo para que Aaron Gordon encontrara sus posiciones debajo del aro, contra aleros m¨¢s peque?os, y desbroz¨® el campo por el que luego se lanz¨® a tumba abierta el rookie Christian Braun (22 a?os), que meti¨® energ¨ªa y una sonrisa de oreja a oreja en pleno funeral de un rival hundido, sin respuestas. Sin guada?a y sin polvo zombie, sin remontada en el ¨²ltimo cuarto. Cuando el 63-82 pas¨® a ser un inquietante (aunque no tanto) 70-82 con casi todo el ¨²ltimo cuarto por jugar, Murray y Jokic pegaron el portazo definitivo (72-94, visto y no visto). Hoy no, por todos los demonios. Hoy no.

El rebote marc¨® una diferencia sangrante (33-58), un extra de posesiones para los Nuggets con la que los Heat se quedan sin calculadora. Despu¨¦s de perder solo una bola en el primer tiempo, y de jugar muy f¨ªsico y con ideas claras pero poco acierto, no hubo asidero esta vez. Ni triples de los undrafted (mal Vincent y Strus, tard¨ªo Robinson), ni zonas crispantes ni juegos psicol¨®gicos. Jokic y Murray se manejaron con una superioridad divina, gobernaron todos los puntos cardinales del partido.

En la guerra de estrellas, Bam Adebayo (22+17+3) hizo lo que pudo. Le falt¨® precisi¨®n, pero parece un abuso exigirle mucho m¨¢s viendo lo que tiene encima con Jokic. Jimmy Butler, con menos excusas salvo ese pie que seguramente est¨¢ peor de lo que dice, estuvo por debajo de lo que necesita su equipo, lejos de esa versi¨®n de superh¨¦roe obrero que hace tiempo que no vemos. Acab¨® con 28 puntos, pero tuvo poco fuelle cuando el partido marchaba embridado. Y se le quedaron cortos otra vez muchos tiros, demasiados desde buenas posiciones en la zona. Un asunto ominoso, si es que los Heat quieren agarrase a esta Final 2023 que vuelve a apuntar inequ¨ªvocamente hacia Denver. Y m¨¢s si Spoelstra no se inventa algo, lo que sea, para el partido de ma?ana. Casi un jaque mate.