El partido del siglo
Doncic regresa a Dallas, el lugar del que nunca se quiso ir, con la temporada de los Lakers en juego y un partido cuyo resultado es lo de menos. El reencuentro del morbo, la batalla del siglo.

El 2 de febrero de 2025, hubo un movimiento que sacudi¨® los cimientos de la NBA. Luka Doncic, el mayor activo de la mejor Liga del mundo, abandonaba sorpresivamente los Mavericks en un traspaso en el que se un¨ªa a la franquicia m¨¢s grande de la competici¨®n norteamericana: Los Angeles Lakers. Algo que dej¨® boquiabierto, ojipl¨¢tico a propios y extra?os, ya fueran analistas o aficionados. Y que supone ya, tras poco m¨¢s de dos meses transcurridos desde entonces, un antes y un despu¨¦s en el baloncesto mundial. Ni siquiera en un contexto que vive de la narrativa, en el que se tiende a la hip¨¦rbole, era exagerado decir que se trataba del mayor traspaso de la historia. Nunca nadie, en forma y fondo, recordaba nada igual en una decisi¨®n controvertida por parte de un equipo y que beneficiaba claramente a otro, que adem¨¢s era el m¨¢s odiado de todos, la entidad por antonomasia del deporte, esa a la que apoyas o detestas. Una uni¨®n que destroz¨® los caminos de la l¨®gica y la coherencia, que lo cambi¨® todo y que ha tenido y seguir¨¢ teniendo una serie de repercusiones que nunca ser¨¢n lo suficiente como para sentenciar el ansia, el hecho de quedar saciado. Porque si nunca es suficiente, ahora lo es menos todav¨ªa.
El traspaso, avanzado por un Shams Charania (ESPN) que nunca ha trabajado tanto como en el ¨²ltimo deadline, se cerr¨® a a tres bandas, ya que incluy¨® a los Jazz. Anthony Davis era el principal protagonista obviando a Doncic y tambi¨¦n el da?o colateral por excelencia, afrontando un exilio inmerecido, pero del que no pudo decir nada. El jugador interior, que para ayudar al canje tuvo que eliminar su trade kicker del 15%, se fue a Dallas junto a Max Christie. Los Lakers, adem¨¢s de a Luka, recibieron a Maxi Kleber y Markieff Morris, un jugador residual pero que particip¨® en el ¨²ltimo anillo de los angelinos, en 2020. Y los Jazz se llevaron al sophomore Jalen Hood-Schifino (que posteriormente fue cortado) y dos elecciones de segunda ronda del draft 2025, una de los Clippers y otra de los Mavericks. Todo el embrollo se complet¨® con una elecci¨®n de primera ronda de draft para 2029 que fue de Lakers a Mavericks. Un acuerdo que se pact¨® entre bambalinas, sin filtraciones, que se llevaba d¨ªas fraguando y para el que los Lakers no dieron ni a Austin Reaves ni a Dalton Knetch, implicado luego en un viaje de ida y vuelta a Charlotte con el sainete que involucr¨® a Mark Williams, que no pas¨® el reconocimiento m¨¦dico.
Nunca se hab¨ªa visto nada igual. Fue el traspaso de todos los traspasos, algo in¨¦dito que cambiaba las tornas. Un movimiento deportivo y cultural que ten¨ªa tambi¨¦n un fondo mucho m¨¢s profundo, preocupante en plena era de los jugadores empoderados, que no est¨¢n tan empoderados como parec¨ªa. Una idea que se instaur¨® por obra y gracia de LeBron James y que correspond¨ªa m¨¢s a las estrellas que al resto de los mortales, pero que se ha puesto en alta cuesti¨®n tras lo ocurrido. La reacci¨®n s¨ªsmica a lo ocurrido fue brutal, con muchos jugadores hablando de lo que pod¨ªa provocar algo semejante. De nuevo, eran meras piezas en un tablero de ajedrez enorme manejado por directivos y propietarios m¨¢s que por ellos, con el nuevo convenio ya coleando y haciendo m¨¢s ricas a los que m¨¢s dinero ganaban mientras que la clase media empezaba a diluirse y una buena parte de la antigua burgues¨ªa iba a buscar suerte al Viejo Continente. Sin embargo, el enriquecimiento no se tradujo en seguridad, ya que Doncic jam¨¢s se quiso ir de Dallas y los aficionados de los Mavericks jam¨¢s quisieron que Doncic se fuera. Algo que dio igual a los que mandan, que se encargaron de tomar una decisi¨®n que les ha dado igual que todo el mundo cuestione.
Ah¨ª emergieron los nombres de los culpables, pero tambi¨¦n de los privilegiados. De los que lo hicieron todo y les da igual todo. Patrick Dumont y la familia Adelson se hicieron con la mayor¨ªa de las acciones de los Mavericks a finales de 2023, desplazando a Mark Cuban del puesto de mandam¨¢s, algo que el directivo, que jam¨¢s habr¨ªa permitido el traspaso, ahora lamenta. Tanto ¨¦l, una figura imprescindible para entender la NBA moderna, como Dirk Nowitzki, de un peso enorme dentro de la franquicia al ser su mejor jugador hist¨®rico, se han posicionado tambi¨¦n en contra de la salida de Doncic. Y el alem¨¢n, campe¨®n en 2011, fue incluso a ver el debut del esloveno en el Crypto Arena, una imagen que dej¨® en muy mal lugar a los Mavericks. Otra vez, todo dio igual: la marioneta de los propietarios, personificada en Nico Harrison, se encarg¨® de hacer varias comparecencias y filtrar a la prensa las malezas de la estrella. Que si beb¨ªa cerveza, que si fumaba cachimba, que si estaba gordo... Nada convenci¨® a nadie en una p¨¦sica gesti¨®n de imagen y comunicaci¨®n en la que particip¨® incomprensiblemente Jason Kidd, que se posicion¨® tambi¨¦n en contra del que fue su pupilo y ha pasado, igual que Harrison, de h¨¦roe a villano en apenas unos meses. Cosas que pasan en una NBA acostumbrada a lo incre¨ªble. Pero no a semejante nivel.
Un partido, una ovaci¨®n y dos mundos
El peso emocional que se vivir¨¢ en el partido ser¨¢ de una magnitud b¨¢rbara. Habr¨¢ que estar pendientes de todo: el duelo se jugar¨¢ a las 01:30 hora espa?ola (Movistar Plus, dial 7) en el American Airlines Center, con capacidad para 19.200 espectadores que a buen seguro llenar¨¢n las gradas para ovacionar a su antiguo h¨¦roe. Y tendr¨¢ una importancia mucho mayor que el primer choque entre ambos equipos tras el traspaso, que tuvo lugar el 25 de febrero. Era apenas el quinto partido de Doncic con la camiseta de los Lakers y fue tambi¨¦n el primero en el que consigui¨® un triple-doble. Atenazado por los nervios, estuvo mal en el lanzamiento (6 de 17, con 1 de 7 en triples), pero se fue a 19 puntos, 15 rebotes, 12 asistencias, 3 robos y 2 tapones en algo m¨¢s de 35 minutos. La novedad ahora es que Anthony Davis, que recibi¨® un t¨ªmido v¨ªdeo tributo en su regreso al Crypto Arena, s¨ª que estar¨¢ disponible para los de Jason Kidd, que podr¨¢n medir su te¨®rico poder inferior frente al incre¨ªble juego exterior de unos Lakers que juntan un tr¨ªo de pasadores hist¨®ricamente bueno con LeBron James, Austin Reaves y el propio Doncic. Algo in¨¦dito de ver, con tres manejadores que hacen tambi¨¦n de finalizadores y que permiten una cantidad de espacios para sus compa?eros dif¨ªcil de explicar. Hay que verlo para creerlo.
El resto, veremos. Se presupone (lo contrario ser¨ªa vergonzoso) el v¨ªdeo tributo por excelencia. Y ya veremos si LeBron, igual que en el debut de Doncic, le deja salir el ¨²ltimo en la presentaci¨®n. Por el resto, ya sabemos que la afici¨®n estar¨¢ entregada con el esloveno. En los ¨²ltimos meses han organizado entierros metaf¨®ricos en las puertas del estadio, han mostrado sus protestas y, por el camino, los Mavericks han perdido una ingente cantidad de seguidores en redes sociales, 700.000 en Instagram s¨®lo en la primera semana. Tambi¨¦n han expulsado a parte del p¨²blico de la pista por las protestas generalizadas hacia Nico Harrison y a los due?os, relacionados con el turbio negocio de las casas de apuestas. Ese peque?o grupo ser¨¢ el enemigo p¨²blico n¨²mero 1 que veremos si saluda a Doncic (no tiene pinta) o intercambia gestos con la estrella en caso de provocaci¨®n mutua, algo muy t¨ªpico en la NBA. Eso ser¨¢ la otra parte, la del morbo. Antes de eso, seguro que hay una tremenda ovaci¨®n para el esloveno, que nunca se ha visto en una situaci¨®n semejante y que ser¨¢ a?orado por mucho tiempo. Con 26 a?os, su carrera en los Mavs es para tener la camiseta retirada. Y as¨ª le tratar¨¢ el p¨²blico: como no le ha tratado la directiva. Como se merece.
Y luego est¨¢ la parte deportiva, claro. En ese sentido, estamos hablando de dos mundos. Los Mavericks, que antes del traspaso de Doncic sufrieron la lesi¨®n del esloveno el d¨ªa de Navidad (ese fue su ¨²ltimo partido con su exequipo, que tiene tela) se han empe?ado en hacerlo mal, pero ni por esas han conseguido salir del play in, lo que parece hasta cierto punto ir¨®nico si tenemos en cuenta que han tenido una marejada infame de lesiones y que su reputaci¨®n se ha visto da?ada tambi¨¦n por el gran papel de Quentin Grimes en los Sixers, otro traspasado que parece que est¨¢ en el mejor momento de su carrera s¨®lo por molestar al equipo texano. As¨ª, los Mavs est¨¢n condenados a alargar un poquito m¨¢s su temporada y su sufrimiento en esa especie de previa que la NBA, con Adam Silver a la cabeza, se invent¨® en cuarentena y que ha llegado para quedarse. Ser¨¢ un partido m¨¢s, porque ni siquiera tendr¨¢n ventaja de campo. Y caso de ganarlo, tendr¨¢n una bola extra para intentar unos supuestos playoffs. Desde luego, no est¨¢n en esas: la sensaci¨®n es que todo el mundo en el entorno de la franquicia quiere que la temporada se acabe lo antes posible para que el ruido amaine y las aguas vuelvan a su cauce. M¨¢s todav¨ªa sin el lesionado Kyrie Irving. Es obvio que quieren que el sufrimiento se acabe. Y, a los jugadores en concreto, nadie les puede culpar de ello.
Los Lakers se juegan mucho m¨¢s en este partido. Vienen en back to back de jugar en Oklahoma, tienen una batalla ante los Rockets en el cobijo que les proporciona el Crypto Arena y despiden la temporada en un partido que, en teor¨ªa, deber¨ªa ser sencillo ante los Blazers. Se juegan la ventaja de campo en primera ronda, evitar el play in y tener un cruce que no pueden elegir en el galimat¨ªas que es la Conferencia Oeste, llena de atascos en la clasificaci¨®n, con victorias que no sirven tanto y derrotas que penalizan mucho. En un momento f¨ªsico que parece bueno, LeBron sabe que al lado de Doncic puede ganar un nuevo anillo (que no sean favoritos no significa que no sean candidatos) y que los angelinos han tenido momentos realmente brillantes durante la temporada. Ahora, toca refrendar lo conseguido y llegar lo m¨¢s frescos posibles a los playoffs. Pero antes, el d¨ªa D y la hora H. Una batalla hist¨®rica con todos los ojos puestos en el que probablemente sea el encuentro m¨¢s importante de la carrera de Luka Doncic hasta la fecha. Un jugador generacional, una estrella absoluta. El mayor activo de la NBA vuelve al sitio del que nunca se quiso ir, aunque sea con otra camiseta. Y afrontar¨¢ 48 minutos (y muchas horas) de exposici¨®n m¨¢xima en una situaci¨®n de un peso emocional l¨ªmite. Un enfrentamiento para los anales. Un reencuentro lleno de historias que contar. Una narrativa cautivadora. El partido del siglo.
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AS? LLEGAN
PLANTILLAS
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21 | P | 208 | 26 |
16 | AP | 195 | 29 |
7 | P | 208 | 33 |
20 | A | 200 | 24 |
23 | P | 210 | 24 |
10 | B | 185 | 25 |
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28 | AP | 203 | 27 |
23 | A | 205 | 40 |
11 | P | 213 | 24 |
77 | B | 198 | 26 |
15 | E | 195 | 26 |
17 | AP | 200 | 31 |
30 | B | 195 | 26 |
9 | B | 190 | 20 |
55 | P | 210 | 25 |
4 | E | 198 | 23 |
27 | P | 213 | 31 |
20 | B | 195 | 28 |
88 | AP | 205 | 35 |
2 | A | 203 | 26 |
7 | B | 187 | 28 |
10 | P | 213 | 24 |