El partido de la nostalgia: sin Doncic, Wembanyama, Popovich...

El derbi texano entre Spurs y Mavericks habr¨ªa sido uno de los partidos m¨¢s esperados a principios de temporada. Pero ya no estamos ah¨ª: Luka Doncic no est¨¢ donde estaba y Victor Wembanyama ha dicho adi¨®s al curso baloncest¨ªstico. El esloveno fue traspasado a los Lakers en el que ya es considerado uno de los movimientos m¨¢s grandes de la historia y uno de los errores m¨¢s sonados de siempre en cualquier deporte. El de Nico Harrison, el de Patrick Dumont y la familia Adelson. Uno que ha tenido unas pobres justificaciones que no han conformado a nadie y que han dejado todav¨ªa en peor lugar a un equipo que va a la deriva desde entonces y parece empe?ado en que la campa?a se acabe lo antes posible para que el ruido se transforme en silencio y la lejan¨ªa, que a veces cura heridas, permita la tranquilidad. Especialmente de los jugadores, que son los que menos culpa tienen del tema. Por su parte, el p¨ªvot franc¨¦s, de 21 a?os y 2,21 metros (sigue siendo incre¨ªble poner esa cifra), sufre una trombosis venosa profunda en su hombro derecho y ha dicho adi¨®s en la que iba a ser la temporada de la confirmaci¨®n, pero en la que se ha quedado por el camino al no llegar a los 65 partidos necesarios para optar a los premios individuales.

Por ausencias, los equipos llegaban tambi¨¦n sin Gregg Popovich ni Kyrie Irving. El veterano entrenador (cumpli¨® 76 a?os en enero) sufri¨® un derrame cerebral a principios de curso que le dej¨® fuera de juego. Y, aunque ha progresado favorablemente, estar¨¢ fuera el resto de una temporada que los Spurs empezaron bien pero en la que ya no se juegan nada. Est¨¢ por ver si el t¨¦cnico recuperar¨¢ el a?o que viene las riendas a sabiendas de que la entidad le dejar¨¢ entrenar hasta que ¨¦l quiera. Pero, de momento, se dedic¨® a despedirse de la plantilla en el que se dice que fue un emotivo discurso. Para l¨¢grimas, eso s¨ª, las que terminaron de derramar los aficionados de los Mavericks cuando perdieron a Kyrie, que se lesion¨® ante su p¨²blico, lanz¨® los tiros libres en medio de los aplausos y dijo adi¨®s a la campa?a mientras el respetable se resignaba a un final que nadie quer¨ªa ni se esperaba. El de un equipo que pis¨® las Finales hace unos meses, pero que anda ahora sin pena ni gloria, sin ganas de defender el d¨¦cimo puesto y esperando a que pasen los d¨ªas y los partidos para poner rumbo a la clandestinidad. A unas vacaciones que nunca nadie ha deseado tanto. Y con raz¨®n.

As¨ª llegaban al AT&T Center dos equipos que rezumaban lamentaciones. Los Spurs, sin nada que jugarse. Ni los Mavericks, que en su ¨²ltimo partido ante los Suns se quedaron con tan s¨®lo 5 jugadores disponibles a seis minutos del final con 8 bajas, 2 restricciones de minutos y otro par de lesionados durante el duelo. Surrealista. Al final, el premio de consolaci¨®n fue para la franquicia de Dallas (129-133), que ten¨ªa en el banquillo m¨¢s gente vestida de calle que de traje de faena. Y eso que los locales lo intentaron: Keldon Johnson anot¨® 28 puntos, Harrison Barnes se fue a 29 y Devin Vassell logr¨® 24, mientras que De¡¯Aaron Fox, el fichaje que lograron procedente de los Kings, se qued¨® desdibujado con 14 puntos y 8 asistencias. Una muestra de que ¨¦ste equipo mira al futuro, pero que para eso necesita a su mes¨ªas, raz¨®n de ser de la llegada de Fox o de que est¨¦ en la plantilla un Chris Paul que ejerce ahora de mentor de todos los dem¨¢s. El legendario base, ya en otro rol alejado de esos anillos que nunca llegaron, sum¨® 6 tantos y 9 asistencias, aunque parece perdido en tierra de nadie. Nada de esto bast¨®, claro, para que los Spurs consiguieran la victoria. Ya se sabe.

Fue una alegr¨ªa para los Mavericks dentro de tanta (tant¨ªsima) pena. El equipo de Jason Kidd (otro de los se?alados tras su actitud en el traspaso de Doncic) cont¨® con varios protagonistas: hubo seis jugadores por encima de la decena de puntos, con 26 de Klay Thompson, 23 de Naji Marshall, 22 (con 11 rebotes) de Kessler Edwards, 12 de Max Christie (que fue uno de los que lleg¨® por Doncic) y 28 de un espectacular Spencer Dinwiddie, que adem¨¢s se fue a un 9 de 16 en tiros de campo, 4 de 8 en triples y 6 de 6 en tiros libres. El partido fue un toma y daca constante: hubo 25 cambios de liderato en el marcador y 13 empates, ning¨²n cuarto se resolvi¨® por m¨¢s de 6 puntos y ninguna ventaja super¨® la decena. El tercer periodo fue un festival de anotaci¨®n (38-41), las defensas brillaron por su ausencia y todo fue una oda a la ofensiva, los puntos, los triples y las canastas. Y ah¨ª emergieron los Mavericks, en la m¨¢s absoluta de las anarqu¨ªas. Es en lo que se ha convertido un equipo lleno de costuras y ausencias, as¨ª como con dificultades para volver a reconstruirse de cara al futuro con lo que ten¨ªa... y lo que tiene ahora. Que es, claro, mucho menos. Pero esa historia tendr¨¢ que ser contada en otra ocasi¨®n. Ahora, una peque?a alegr¨ªa en el encuentro que nadie quer¨ªa disputar. Al menos, no de esta manera.

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