Edey y Clingan, dos gigantes con los que la NBA no sabe qu¨¦ hacer

Dentro de la final de la NCAA de este a?o entre los Huskies de Connecticut y los Boilermakers de Purdue hay varias historias a tener en cuenta. El doblete de los campeones es uno de ellos, en colectivo; si nos fijamos en lo individual tenemos que pasar por Zach Edey, jugador de la temporada en el concierto universitario y del partido con sus 37 puntos, y el p¨ªvot al que pusieron a bailar con ¨¦l, Donovan Clingan, en lo que fue una lucha de gigantes que despert¨® la atenci¨®n de propios y extra?os. Estos dos se encaminan a la NBA, sin embargo, con las dudas de ojeadores y directivos sobre el impacto que all¨ª podr¨¢n tener dadas sus caracter¨ªsticas deportivas.

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En las predicciones del pr¨®ximo draft Clingan ha ido ascendiendo y Edey, pese a gozar de m¨¢s fama, se mantiene en un segundo plano. ESPN da a Donovan en el tercer puesto y a Zach en el decimotercero. Es s¨®lo una aproximaci¨®n. Quedan las pruebas previas y las entrevistas con los responsables de las franquicias adem¨¢s de, claro, ver el encaje en esas plantillas.

Jonathan Givony analista de j¨®venes talentos en la cadena deportiva estadounidense, lo expres¨® certeramente al ser preguntado por ello en NBA Today: ¡°Zach Edey es uno de los jugadores m¨¢s dominantes de la historia de la universidad. Ha sido tambi¨¦n una figura polarizable para los ¡®scouters¡¯ de la NBA estos ¨²ltimos cuatro a?os¡±. La duda estaba y permanece. En la liga mayor de Estados Unidos se teme a los tipos tan altos (el de los Huskies, 2,18; el de los Boilermakers, 2,24).

De cara a lo que ocurra en el draft Clingan tiene el t¨ªtulo bajo el brazo y Edey el premio individual, si bien es cierto que poco cuenta. ESPN ha ido subi¨¦ndoles en las predicciones, en las que aparec¨ªan mucho m¨¢s abajo antes de empezar el curso. Son dos estandartes en la pintura, pero la historia revela que eso no se traduce en grandeza al pasar a profesional.

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Con la conclusi¨®n del torneo de la NCAA empezar¨¢n las apuestas de cara a la pr¨®xima temporada, en la que ambos se subir¨¢n el tren de la gran liga. Y, como pasara a otros hombres altos como Shawn Bradley o Gheorghe Muresan, ambos con nivel, o m¨¢s recientemente a Tacko Fall, a jugadores de m¨¢s de 220 cent¨ªmetros les cuesta dominar frente a p¨ªvots m¨¢s peque?os pero con m¨¢s rapidez para cambios y saltos. Es la raz¨®n por la que Tavares se volvi¨® a Europa y ah¨ª s¨ª domin¨®, por lo que duda en probar otra vez mientras negocia con el Madrid. Por ello la incertidumbre es elevada en los dos casos. La NBA es la pr¨®xima estaci¨®n y las predicciones son lo que son.

La NBA y el filtro de los especialistas en la pintura

En un draft que se espera flojo, por nivel, un dominador de la talla de Edey puede ser la vara de medir, la que explica este fen¨®meno. Tambi¨¦n el de que la NCAA no es la NBA. Por eso (y por los derechos NIL) un jugador como Armando Bacot, con r¨¦cords que le acreditan como un mito de los Tar Heels, prefiri¨® el a?o pasado quedarse otro en la universidad cuando el salto hacia delante parec¨ªa lo suyo. Por poner un ejemplo. Hace a?os, lig¨¢ndolo con un espa?ol, otro m¨¢s: Sebas Saiz bati¨® marcas en Ole Miss y a su llegada a Europa fue rechazado tras dos cesiones porque el poder¨ªo en los tableros no era tal en este continente, tras lo que prob¨® suerte en Asia. El caso contrario. En la Final Four de este a?o hay otro caso, adem¨¢s, que pone de manifiesto esa traslaci¨®n ambigua NCAA-NBA: D.J. Burns, de la Estatal de Carolina del Norte, es un p¨ªvot zurdo que pesa 125 kilos y al que muchos han comparado, por perfil, con Zach Randolph; t¨ªpico caso de jugador que lo tendr¨ªa dif¨ªcil para resistir el ritmo de la NBA pero que con otra planificaci¨®n, acorde a ¨¦l, pondr¨ªa de manifiesto su indudable calidad, porque tiene un buen toque, por delante de otras caracter¨ªsticas. En estas discusiones se pueden encuadrar tanto Edey como Clingan, portentos defensivos a los que -por contra- se les pueden ver las costuras en la NBA por c¨®mo ha evolucionado el deporte. Se quedan anquilosados debajo del aro y eso, sin los tres segundos defensivos, es una tara. Se dan poco a los cambios con exteriores; y, cuando se animan, el resultado es casi peor. Por ello pueden quedar reducidos a meros especialistas en la NBA, de relevos de pocos minutos, y para ello no empleas un pick tan alto.

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