Doc Rivers, el ¨²ltimo pecado capital de los Bucks
En su 26? temporada como entrenador de la NBA, Doc Rivers sigue siendo protagonista en proyectos frustrados y equipos hundidos que da?an una reputaci¨®n en la que el anillo de 2008 cada vez cuenta menos.
Doc Rivers lo tiene todo para ser uno de los mejores entrenadores de la historia en la teor¨ªa: campe¨®n de la NBA en 2008, fue Entrenador del A?o en el 2000, ha disputado playoffs en 20 de las 25 temporadas que ha pasado en los banquillos, ha completado 10 campa?as de 50 o m¨¢s victorias, 2 de m¨¢s de 60 y, adem¨¢s del campeonato, disput¨® otras Finales. Tambi¨¦n est¨¢ dentro de la lista de los 15 mejores entrenadores de todos los tiempos junto a nombres ilustres (de los m¨¢s grandes: Phil Jackson, Pat Riley, Red Auerbach...) y es el octavo t¨¦cnico con m¨¢s victorias de la historia en otra lista llena de a?oranza y de la que quedan apenas dos hombres en activo: el eterno Gregg Popovich y el ahora entrenador de los Bucks. Que, a pesar de todos esos ¨¦xitos, innumerables y que a cualquier otro le colocar¨ªan como a una figura esencial para entender el baloncesto, no es un buen entrenador. Algo que demuestran sus errores y horrores de los ¨²ltimos a?os y que dejan en nada sus ¨¦xitos, atribuidos m¨¢s a otros personajes de determinados contextos que al propio Rivers, que no para de coleccionar fracasos all¨¢ donde va.
Por ponerlo en perspectiva: en 25 a?os en la NBA, un cuarto de siglo, el entrenador s¨®lo ha llegado a las finales de Conferencia en tres ocasiones, todas ellas con los Celtics (2008, 2010 y 2012) y lleva 12 a?os alejado de dichas eliminatorias. Y, desde que abandon¨® los Magic para fichar por los verdes, especialmente a partir de la conformaci¨®n del primero gran big three del siglo XXI, ha liderado siempre proyectos que optaban al anillo y que pasaban de candidatos a favoritos. Algo que no le ha servido m¨¢s que para llevarse un anillo para el que hay muchas justificaciones ahora, en la clara racionalizaci¨®n a posteriori que maneja la opini¨®n p¨²blica, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras. El hacedor y el ide¨®logo del campeonato, que logr¨® manejar bien los egos para un objetivo com¨²n, es hoy una figura casi insignificante, que dirigi¨® un entramado defensivo del que era responsable Tom Thibodeau, que necesit¨® 26 partidos de playoffs para el t¨ªtulo tras lograr 66 victorias en regular season y que ten¨ªa grandes jugadores. Como todos los equipos campeones, por otra parte.
M¨¢s all¨¢ del ventajismo procedente de la narrativa constante y de la certeza de que no se juzga hoy al t¨¦cnico con los mismos ojos que entonces, es obvio y objetivo que Doc Rivers no es un buen entrenador. Y que le persigue una maldici¨®n que ya no es eso, sino un mantra que va unido a su forma de entrenar: en 20 participaciones en playoffs, ha llegado a liderar hasta 12 eliminatorias que posteriormente ha perdido, una losa enorme que le se?ala como lo que es, un mal gestor de momentos importantes y un t¨¦cnico que no sabe mantener focalizados a sus jugadores a la hora de la verdad. Las eliminaciones m¨¢s dolorosas han sido con 3-1: con los Magic ante los Pistons en 2003, con los Clippers ante los Rockets en 2015 y tambi¨¦n con los angelinos, esta vez ante los Nuggets en 2020.
Pero eso no ha sido lo peor: si bien la serie ante los Rockets, liderando por 20 puntos el sexto duelo en la Lob City, fue un aut¨¦ntico bochorno y una remontada que le puso en el ojo del hurac¨¢n, las dos ¨²ltimas eliminaciones han sido especialmente dolorosa. En ambas ocasiones ha sido con los Sixers: primero, contra los Hawks, contra los que fue 3-2 arriba y perdi¨® amplias ventajas en el sexto y s¨¦ptimo partido. Despu¨¦s, contra los Celtics, el eterno rival, contra los que ten¨ªa la misma ventaja y un partido muy apetitoso en Phialdelphia... Pero no hubo manera. Si el chivo expiatorio el curso anterior hab¨ªa sido Ben Simmons, lleg¨® el turno de un Rivers se?alado p¨²blicamente por Joel Embiid, que siempre ha echado a todo el mundo la culpa menos a s¨ª mismo. James Harden sali¨® a inicios del curso siguiente rumbo a los Clippers y Nick Nurse lleg¨® a la entidad mientras Rivers pon¨ªa rumbo a la clandestinidad y con dudas de si volver¨ªa a entrenar en la NBA. Pero los Bucks se hicieron con sus servicios a mitad de la temporada siguiente. Y hoy, todo el mundo se sigue haciendo la misma pregunta: ?por qu¨¦?
El ¨²ltimo desastre de Doc Rivers
Nadie sabe responder a esa pregunta ni dar una explicaci¨®n ignota, que no entra en cabezas bien amuebladas ni en las que no lo est¨¢n tanto. Lo que s¨ª se supo es que el t¨¦cnico llevaba tiempo ejerciendo como asesor externo de la franquicia y que lleg¨®, parece ser y sin que nadie lo niegue, porque as¨ª lo quiso Giannis Antetokounmpo. Y ese ha sido el error de los Bucks, si es que pod¨ªan actuar de otra manera: permitir que el griego lo secuestre e intoxique todo. En la era de los jugadores empoderados, es muy f¨¢cil ver como proyectos se van al traste por el intervencionismo de seg¨²n qu¨¦ estrellas, que manejan a su antojo y se dedican a hacer cucamonas mientras ejercen su libertad de elecci¨®n, una que los equipos est¨¢n obligados a cumplir si no quieren que el susodicho se marche a otro lugar. Con eso juegan muchos grandes de la competici¨®n. Con ¨¦xito.
Antetokounmpo particip¨® entre bambalinas en la destituci¨®n de Mike Budenholzer y en la contrataci¨®n de Adrian Griffin, al que tambi¨¦n quiso fuera de la franquicia cuando el r¨¦cord del equipo era de 31-14. Y, c¨®mo no, hubo otro mal de todos los males, la llegada de Damian Lillard en detrimento de Jrue Holiday, piedra angular del anillo de 2021 y un jugador que acab¨® en los Celtics... ganando otro campeonato. Un movimiento cuestionable de la directiva, que desde las oficinas hicieron lo que les mandaba su hombre, que jugaba con la baza de que todav¨ªa no ha renovado. Algo que finalmente hizo de forma millonaria, para ahora filtrar informaciones que le sit¨²an fuera de los Bucks, equipo al que pertenece desde 2014. Y tambi¨¦n, claro, la ¨²nica camiseta que ha vestido en la mejor Liga del mundo. Una uni¨®n fraguada a fuego lento y blindada por promesas de amor eterno que ahora se pierden como l¨¢grimas en la lluvia. Porque siempre es m¨¢s f¨¢cil irte que quedarte en el mundo del amor. Y porque el dinero y la trascendencia son m¨¢s grandes que cualquier sentimiento. Asumiendo que ese sentimiento exista, claro.
Pas¨®, claro, lo que suele pasar en estos casos: que el equipo se fue a pique. Los Bucks finalizaron la temporada con 49 victorias, 9 menos que la temporada anterior; 17-19 con Rivers, que aumenta a 20-28 en el tiempo que lleva en Milwaukee, incluida la derrota en primera ronda, lesiones mediante, ante los Pacers de Tyrese Haliburton y compa?¨ªa por 4-1. Era la segunda ocasi¨®n consecutiva que ca¨ªan en dicha eliminatoria, pero no hubo cambios especiales esta vez porque todo el mundo estaba cansado de terremotos, incluido un Giannis que este verano se ha dedicado a pasar desapercibido y que se hable poco de ¨¦l, algo que ha conseguido con relativo ¨¦xito tras ser se?alado como el enemigo p¨²blico n¨²mero 1 y responsable entre bambalinas de los desmanes de la entidad. Pero ya se sabe: quiere irse del equipo en el que siempre prometi¨® quedarse. Y no es para menos: los Bucks van 1-5, suman las cinco derrotas de forma consecutiva y la llegada de Darvin Ham al cuerpo t¨¦cnico como asistente tras su tumultuoso paso por los Lakers (fue parte en el anillo de 2021) s¨®lo ha aumentado la burla en torno al entrenador principal. ¡°Un equipo de Doc Rivers es un equipo al que se puede vencer. No me importa un carajo cu¨¢nto talento tengan¡±, dijo el exjugador Baron Davis recientemente. Antes quiz¨¢ era as¨ª. Ahora, la realidad es que vencer a un equipo de dicho t¨¦cnico no es que sea dif¨ªcil. Es que es m¨¢s que posible.
Es innegable que los Bucks han cometido errores con los que han ido perdiendo paulatinamente la base de la plantilla con la que ganaron su primer t¨ªtulo en 50 a?os, ya sea por decisiones propias o errores de Giannis. Y que eso ha provocado que se pierda la cultura defensiva que les aup¨® al trono. Tambi¨¦n que se han dejado problemas sin resolver, incluido el estado f¨ªsico de un Khris Middleton que no ha vuelto a ser el mismo desde que se lesion¨® y al que no han encontrado salida. Y que Damian Lillard es una estrella y un anotador hist¨®rico que no cuadra en el organigrama de un equipo campe¨®n por sus constantes problemas defensivos y su cantidad de tiempo con el bal¨®n en las manos. Pero lo que tampoco se puede discutir es que a Doc Rivers, un buen t¨ªo que le cae bien a todo el mundo (una cosa no quita la otra), pero al que hace mucho tiempo que se le acab¨® el aura, una que le tildaba como alguien indulgente y poco vanidoso. Cualidades que probablemente siga teniendo. El problema es que condujeron tambi¨¦n a que se pensara (pens¨¢ramos) que era un buen entrenador. Algo que es ya imposible de justificar. Por lo que sea.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del d¨ªa, la agenda con la ¨²ltima hora de los eventos deportivos m¨¢s importantes, las im¨¢genes m¨¢s destacadas, la opini¨®n de las mejores firmas de AS, reportajes, v¨ªdeos, y algo de humor de vez en cuando.